Felices fiesta, que se la pasen de maravilla. Les saludo con cariño.
Días después. Madison esperaba en un importante restaurante, en el cual tenía una cita con uno de los socios de la compañía con la que estaban negociando la compra del complejo en el que ella participaba. Miró su reloj y frunció el ceño con extrañeza al darse cuenta que no llegaba aquel empresario. — ¿Va a ordenar algo? —el mesero cuestionó. —Traeme una limonada, por favor —solicitó. Minutos después de que el mesero le llevó lo que pidió, un hombre ingresó y caminó a ella a grandes zancadas, plantándose frente a ella.. —Señorita Davis —pronunció y de inmediato la recorrió con su mirada, sintiendo como se le secaba la boca al ver lo bien que lucía con una blusa de seda en tono marfil, luciendo un discreto escote.. Al escuchar aquella voz, Madison abrió los ojos de par en par y se estremeció. — ¿Qué estás haciendo aquí señor James? ¿En dónde se encuentra el doctor Smith? —indagó en tono duro. James ladeó los labios y sonrió. — ¿Acaso crees que iba a permitir que alguien más acu
James dejó caer el vaso de whisky que sostenían entre sus dedos al observar aquella entrevista, su cuerpo se estremeció al darse cuenta que una vez más, Alison lo había descubierto, de pronto algo llamó su atención.— ¡Señora Walton! —exclamó con sorpresa. — ¿Estás casada? —colocó ambas manos sobre su pecho—, no puedes ser de nadie más, tienes que ser mía —refirió con la voz trémula.De inmediato corrió hacia el vestidor de su habitación y se movilizó a abrir la caja fuerte.—Este dinero es también mío —expresó, además de tomar las joyas que había dentro—, me he esforzado mucho trabajando en la empresa de tu padre, como para que te creas mi dueña y señora —gruñó.Con rapidez sacó la mayor ropa de su closet y la llevó a su maleta. Estaba por salir cuando se topó con Alison.—Buenas tardes, amor, ¿piensas salir de viaje? —preguntó y caminó con elegantes pasos hacia la sala.James presionó su dentadura y la miró con hostilidad.—Me voy, estoy harto de que te sientas mi dueño —bufó.La he
—Escúchame bien, Alexander va camino a la casa—, Hanna advirtió—, está como alma que se lo lleva el diablo, debido a que…Madison se sobresaltó al escuchar que la puerta de su habitación se azotó con gran fuerza, su cuerpo se estremeció al observar la gélida mirada de Alexander. Sin decir más cortó aquella llamada.— ¿Por qué entras así? —cuestionó sorprendida.— ¿Quiero que me digas en la cara desde hace cuanto tiempo te estás revolcando con este hombre? —mostró la imagen que circulaba en redes sociales. — ¿Fue él quien te regaló aquel costoso ramo de flores? —inquirió lleno de furia.El corazón de Madison se agitó.—Tranquilízate por favor —suplicó al ver lo alterado que se encontraba—, hablemos como personas civilizadas —solicitó, temiendo por su salud, ya que el médico le había indicado que requería tranquilidad.— ¿Cómo me pides que me tranquilice, después de que te descubrieron besándote con ese hombre y encima de todo estás en boca de todo el mundo —bramó.—Sabes que lo que di
El helicóptero que trasladaba a Alexander, se estacionó en el helipuerto del hospital, ahí lo esperaba un equipo de médicos con la camilla, la cual fue dirigida con rapidez al área de terapia intensiva, con el doctor Seville a su lado. Luego de aplicar otros medicamentos, su frecuencia cardiaca y el ritmo de su respiración, comenzaron a estabilizarse; sin embargo, la fiebre no cedía.—Vamos Alexander, tú puedes —el médico le habló—, eres un hombre fuerte que ha demostrado que puede sobrevivir a pesar de todo diagnóstico médico.Los párpados de Alexander comenzaron a moverse, intentando abrir los ojos, hasta que lo logró.—No dejes que me muera aún —suplicó con dificultad—, deseo ver crecer a mis hijos, aunque sea un par de años. —Lo miró a los ojos—, promete que harás todo lo que esté en tus manos para ayudarme. —Un par de lágrimas corrieron por sus mejillas. El médico pasó saliva con dificultad, al escucharlo.—Te doy mi palabra que haremos todo lo posible por alargarte la vida, lo
Después de haber pasado la noche en vela, Madison solicitó a Ralph que fuera a descansar, mientras ella esperaba noticias. Tomó su móvil y le marcó a su cuñada Hanna.—Buenos días —saludó Madison, intentando escucharse tranquila.—Hola —Hanna contestó aclarándose la voz.— ¿Cómo están los niños? —preguntó con preocupación.—Despertaron en medio de la noche, preguntando por ti —respondió algo adormilada—, en este momento están durmiendo —dio un largo bostezo. —Lamento que te desvelaran.—No te preocupes, soy su tía favorita —expresó bajito—, nos tienen muy preocupados, ¿cómo están las cosas entre Alexander y tú?Presionó con fuerza sus párpados y contuvo el aire para no soltarse a llorar.—A ti no te puedo mentir —expresó con sinceridad—, Alexander está furioso conmigo, salió de la casa por la tarde, me dijo que necesitaba tiempo y se lo estoy dando —resopló.— ¡Ay no! —exclamó Hanna—, Alexander es un hombre muy rencoroso, espero que puedas darle una explicación y que él la comprenda,
Madison ingresó a temprana hora al hospital, el sonido de sus stilettos de tacón resonaron por los pasillos que pasaba. Se dirigió a la máquina expendedora de café y luego hacia la sala del cubículo, esperando a que el doctor Seville, saliera de la revisión con Alexander. Luego de esperar cerca de una hora, se puso de pie al verlo salir de la habitación de él. —Buenos días —saludó el hombre. —Hola, doctor ¿Cómo se encuentra Alexander? —preguntó. —Mucho mejor, tanto que lo vamos a dar de alta —manifestó sonriente. —Me da mucho gusto —resopló sintiendo un gran alivio. — ¿Por qué no has entrado a verlo? —preguntó frunciendo el ceño. La joven inclinó su rostro. —Está molesto conmigo —explicó—, no deseo alterarlo, por eso he preferido quedarme aquí en la sala de espera. El doctor Seville rodó los ojos. —Ya se le pasara —refirió sin darle importancia—, tengo que decirte algo importante —expresó. — ¿Qué ocurre? —Tengo un colega en la ciudad de Toronto, está probando un tratamient
Tres días después.— ¿A dónde nos dirigimos? —cuestionó Madison a Hanna, quien llegó de improviso, sacó una maleta de su closet y empacó ropa de su amiga, para después subirla con los pequeños a su auto.—Es una sorpresa —refirió la joven de forma misteriosa y continuó su trayecto. Luego de cuarenta minutos ingresó a un hangar privado en donde se encontraba un lujoso jet.Madison miró con intriga a Hanna quien descendió corriendo para abrir el maletero, y sacar el equipaje de su amiga y luego una maleta mucho más grande que la anterior.—Lleve esto al avión —ordenó al joven que se acercó.— ¿Vamos a volar en eso? —lo señaló.Hanna carcajeó al ver su cara apanicada.—No, tú volarás en eso —expresó con emoción, le dio un beso en la mejilla y corrió hasta el auto, encendiéndolo de inmediato.Madison giró su rostro para ver cómo agitaba su mano para despedirse llevándose a sus pequeños.—Bienvenida señora Walton —mencionó la sobrecargo—, acompáñeme por favor.Las piernas de la chica tembl
Después de haber descansado un par de horas en la suite presidencial, ambos se ducharon y comenzaron a arreglarse para salir a cenar. Al leer los mensajes que le dejó Hanna en su móvil, se dirigió a la maleta que ella había colocado de manera intencional.Al abrirla sus ojos se sorprendieron al encontrar un hermoso vestido largo en color rojo, —Vaya que hiciste tu tarea muy bien. —Sus dedos recorrieron la exquisita tela aquella delicada prenda, observó un neceser dentro y lo tomó sabiendo que debía haber gran cantidad de cosas para maquillarse.***Alexander esperaba en la sala de la suite presidencial en la que se hospedaban, recargó su cabeza en el respaldo y de pronto comenzó a cabecear, debido al tiempo transcurrido.—Estoy lista —Madison expresó con una cálida sonrisa.Alexander sacudió su rostro al escucharla, sus ojos se abrieron de par en par al observarla de abajo hacia arriba, luciendo un sensual vestido estilo Jessica Rabbit, con una gran abertura de lado mostrando su atre