3. Nuevos aires

Narra Alexandra:

Después de esa comida deliciosa converso un poco con Carmen, ya que ella insiste en que la llame por su nombre, su esposo, el señor Hugo después de comer se retiro a continuar su trabajo. Conocí un poco a Carmen, me comentó que no tienen hijos, ya que tenia uno con problemas de salud que termino dejando ese mundo. Algo que los dejo devastados y a quien no, se supone que uno entierra a sus padres, no a los hijos.

Después de hablar con ella durante lo que parecen horas me muestra cual será mi habitación, también, me pone al tanto sobre los inquilinos fijos que tiene, la mayoría son estudiantes universitarios o adultos que trabajan todo el día y que vienen solo a dormir, al menos de lunes a viernes. Me comenta que los domingos aquí son muy movidos, ya que ella siente a todos sus inquilinos como sus hijos y almuerzan juntos como una familia, al menos los que se quedan, ya que algunos viajan a ver a sus familias cuando pueden. Observo la mirada de Carmen y me hace sonreír, cuenta con tanto amor sobre los domingos familiares, como les dice ella, que hasta me dieron ganas de estar presenta en uno de estos.

Cuando llego a la que será mi nueva habitación comienzo a ordenar la poca ropa que traje en un mueble que esta en el cuarto debajo del televisor que hay. Al terminar ordenó mis libros encima del mueble y me siento en la cama para encender mi nuevo teléfono, aunque pienso mientras lo hago, ¿Para qué lo compré? No tengo con quien hablar, ya que si le marco a Lara ella puede avisarle a Caleb y eso arruinaría mis planes de estar sola por un tiempo. Igualmente lo enciendo y busco abogados en Santiago, aparecen bastantes, pero no quiero ir a cualquiera, por lo que dejo esa búsqueda para después, debo comenzar a buscar un trabajo con el que pueda mantenerme mientras viva aquí. El dinero no se me hará eterno.

Me doy un baño, por suerte el cuarto que estoy pagando tiene su propio baño, eso me da más privacidad y como dijo el esposo de Carmen, Hugo, todo esta impecable. Estando lista salgo del cuarto para ir por la señora Carmen, ya que ella me dijo que ante cualquier duda o pregunta la buscara, eso estoy haciendo. La encuentro conversando con un joven que tiene la cara magullada, al acercarme escucho que ella lo esta regañando igual que una madre a su hijo, no quiero interrumpir, pero ella me ve y detiene su regaño al chico.

—Querida, te presento a mi pequeño mas inquieto, Leo, como ves cree que en su patineta puede ir a alta velocidad sin mirar para cruzar una calle —habla molesta mientras analiza el rasguño bien feo que tiene el joven

—Hola, acostúmbrate, con el tiempo se convierte en madre de nosotros, ¡es la mejor del mundo! —exclama el joven besando su mejilla

—Y ya con eso me compra este pillo —La miro porque no entiendo la palabra, ella sonríe y el chico me explica que se refiere a astuto o pícaro, asiento demostrando que comprendo lo que quiere decir y se nota que el chico lo es. Palabras nuevas agregadas a mi vocabulario —. ¿Cariño, necesitas algo? —me pregunta al darse cuenta que la estaba buscando al llegar aquí

—Si, quería ver si puede decirme donde puedo salir a dar una vuelta y ver si encuentro un lugar donde buscar trabajo momentáneo, algo que pueda hacer mientras ordeno los papeles que se necesitan para estar aquí en Chile —le digo sonrojada

—¡Claro! Tu dime que sabes hacer que aquí te encuentro algo para trabajar. Conozco mucha gente y eso ayuda mucho para estos casos, Leo, ve a curarte esas heridas de la rodilla, brazo y mejilla. En la cena las quiero limpias.

—Si, mami. —responde el chico tomando su patineta y yendo a su cuarto.

Al quedarnos solas vamos a la cocina y nos sentamos, ella como siempre atenta me entrega una limonada exquisita, me aclaro la garganta para comenzar a hablar.

—Vera, no tengo un titulo universitario, pero he hecho algunos cursos de estilista, uñas, pestañas, cosas de belleza. No se si aquí piden algún tipo de certificado, la verdad es que cualquier trabajo me viene bien. —comento con sinceridad y pena.

—Comprendo, eso no tiene que darte pena, por el contrario, debes sentirte orgullosa por tu espíritu de superación. No todas lo tienen, algunas buscan lo más fácil para hacer dinero y eso debe avergonzarlas, aunque no estoy en contra de su forma de ganarse la vida, no me agrada. Cada loco con su tema, como dicen. Bueno tengo una amiga que tiene su peluquería aquí cerquita y de seguro te da algo de trabajo, ya verás que sí. Vamos —toma su cartera y la sigo, no conozco nada de aquí, así que si el trabajo esta cerca mejor todavía, así no me pierdo.

Caminamos un poco, creo que unos 7 minutos, aproximadamente, llegamos a una calle que esta llena de salones de belleza, mucha gente trabajando en lo mismo, miro todo completamente sorprendida. Me encanta el ambiente que se respira, entramos a un salón y nos recibe una señora de la edad de Carmen, deben tener unos 50 años y poco más, se saludan muy afectivamente y hablan entre ellas. Luego ambas me observan, me sonrojo, para variar, Carmen me pide que me acerque y lo hago.

—Me dice mi amiga que tienes algo de experiencia, estoy necesitando una ayudante de peluquería, al menos puedes partir así y ay cuando demuestres lo que sabes vas subiendo de nivel. ¿Qué opinas? —me pregunta sonriendo

—Totalmente de acuerdo on usted, muchas gracias por la oportunidad que me esta dando, no dejaré mal a Carmen, verá que soy muy esforzada y le demostraré que no se va arrepentir de haberme contratado.

No dejo de hablar de lo feliz que estoy, es mi primer trabajo, ya que Caleb no me dejó hacerlo, decía que no era necesario y que solo me dedicará a atenderlo y hacerlo feliz, ¡ja! Ahora me doy cuenta que solo quería tenerme en casa para poder hacer de las suyas sin toparnos.

Cambio de chip, vuelvo a la felicidad de este momento y comienzo hoy mismo a trabajar, antes de irse armen, me pregunta si recuerdo el camino a casa, mientras que su amiga, que no recuerdo el nombre, le grita

—Carmen, por dios, solo tiene que caminar derecho, es imposible perderse. No seas mamá pollo.

No entiendo a que se refiere con ese dicho, tengo mucho por aprender para vivir aquí por algún tiempo. Solo tengo que centrarme en mi trabajo y cuando tenga tiempo libre y dinero, buscar un abogado para tramitar el divorcio y mi indemnización por el tiempo perdido a su lado.

Pueden preguntarse as que me refiero con “tiempo perdido” muy simple, me refiero a que deje todo p0or él, literalmente todo. Me dediqué en cuerpo y alma a Caleb durante cinco años de matrimonio, ya que cuando éramos novios (los pocos meses que lo fuimos), no me absorbía tanto Caleb. Ya estando casados todo cambio, si bien no fue violento o grosero, no le gustaba que saliera, que trabaje, que tenga amigos, solo Lara, aunque entre ellos no era muy buena su relación. Dejo de pensar en mi pasado y empiezo a hacer lo que me dice mi nueva jefa, la que todavía no me dice o si me dijo olvidé su nombre.

La tarde se pasa rápido, veo como trabaja ella y otra chica más, las clientas que tienen son conocidas ya que hablan como si fueran amigas de toda la vida. Mi jefa me da indicaciones y hago todo lo que me dice sin cuestionar, tengo que ganarme el puesto de trabajo, no basta con que Carmen me recomendara.

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