Orión Un golpe en la puerta me hizo levantar la mirada, y cuando dije "Adelante", mis padres entraron. Mi madre y mi padre tenían una expresión de preocupación en sus rostros mientras tomaban asiento. —¿Qué está ocurriendo? —Preguntó mi padre. Les hice un gesto con la mano para que tomaran asiento. Sobre el escritorio, había dos carpetas que acababan de llegar mientras hablaba con la manada. Mi madre ahogó un grito y cubrió su boca con la mano, llevándose la otra al corazón al ver las fotos de la chica colgada en el árbol. —Este fue el mensaje que dejó el infiltrado —expliqué, sintiendo la tensión en el ambiente. Mi padre estaba visiblemente confundido. —¿La conocías? —preguntó con curiosidad. Abrí la segunda carpeta y mostré los documentos y fotografías encontrados en el auto que nos había seguido hace un tiempo. —Al parecer, me estaban observando. Ella está aquí —señalé a la chica de la foto con la que parecía estar coqueteando—. Es la misma chica que estaba en el bosque. Mi
OctaviaEl sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos dorados y anaranjados, mientras las últimas luces del día se reflejaban en el espejo retrovisor del automóvil. El interior del coche estaba inundado de una cálida luz de atardecer, que creaba destellos en los rostros de mi familia mientras viajábamos juntos. El aire acondicionado zumbaba suavemente, llenando el espacio con un fresco y ligero aroma a pino.Mis dedos jugaban con el extremo de mi sudadera mientras escuchaba la charla de mi padre. Su mirada se reflejaba en el espejo retrovisor, llena de emoción y anticipación. Hacía más de una hora que habíamos salido de casa, y la curiosidad había estado creciendo en mí como un hormigueo constante en el fondo de mi mente.La voz de Sam interrumpió mis pensamientos, cargada de hastío y frustración.—¿Podrías decirnos de una vez a dónde nos llevas? —preguntó con impaciencia, una expresión de cansancio en su rostro. Desde que salimos, habíamos estado tratando de
Orión Había terminado de registrar toda la casa de la manada. Mis sentidos de lobo estaban alertas mientras olfateaba cada rincón, escudriñando con la vista y escuchando atentamente. Tenía la confianza de que los intrusos no habían llegado tan dentro del territorio como para llegar a la ciudad, pero tenía que estar seguro. Los enlaces con la mayoría de las personas de la manada llegaban, informando que no habían encontrado nada en sus hogares y algunos espacios públicos. Un suspiro de alivio escapó de mis labios, y una sensación de calma se apoderó de mí. Estaba en mi oficina, sentado en mi escritorio, revisando nuevamente las carpetas confiscadas del auto y la información que tenía sobre el cuerpo de la chica en el bosque. La sensación de inquietud persistía, y mi mirada se centró en las fotografías de la chica, la víctima de esta horrible tragedia. Se llamaba Gala. Había estado en el baile de graduación, por lo tanto, era conocida de Octavia. Cerré los ojos un momento, imaginan
OriónCambié a mi forma humana y me acerqué al prisionero que yacía arrodillado frente a Robin. Temblaba de pies a cabeza, su piel estaba cubierta de sangre y apenas podía distinguirse su color original. La tensión en el aire era palpable, y mis ojos ardían con determinación.—Si respondes, te garantizo una muerte rápida —le dije con la voz baja y amenazante —sino lo haces, te torturaremos de la forma más dolorosa y lenta que exista... ¿Quién te envió?—El... El... El Alfa... De las... Sombras oscuras —balbuceó apenas, sus palabras temblorosas y entrecortadas.—¿Por qué? —Pregunté entre dientes, sabiendo que la respuesta sería aterradora.—Di... Distracción.La palabra resonó en el aire, dejando un frío helado en mi piel y un nudo en mi estómago. Mi mente se llenó de imágenes de mi compañera, Octavia, y la posibilidad de que estuviera en peligro me llenó de terror.—¿Cuál era su objetivo principal? —Mi voz temblaba con una mezcla de ira y ansiedad.—Lu... Luna...—¿Dónde?—No... No...
OctaviaSentí el golpe antes de ver el movimiento. Un momento estaba de pie detrás de papá, y al siguiente, estaba en el suelo. El impacto me sacudió, el dolor en mi mejilla era agudo y punzante.Mi piel estaba erizada, y mi corazón latía con fuerza en mi pecho. El miedo se apoderó de mis sentidos, y mi mente se nubló por un instante. La adrenalina corría por mis venas, y una sensación de vulnerabilidad me invadió.Cuando levanté la vista, mi atacante estaba sobre papá, sus manos envueltas en su cuello. La desesperación se apoderó de mí, y no tuve tiempo para pensar. Actué por instinto, con una mezcla de miedo y valentía. Salté del suelo y alcancé uno de los palos que estaban junto a la fogata.Con cada latido de mi corazón, sentía la tensión en el aire. La madera del palo era áspera bajo mis manos, y el peso en mis dedos añadía una sensación de urgencia. Con toda la fuerza que pude reunir, golpeé al hombre con el palo. Un crujido resonó en el aire cuando el golpe lo alcanzó, y cayó a
Octavia Esta vez, la transformación ocurrió más rápido y fue menos dolorosa. Las patas de Darcy golpeaban con fuerza el suelo, y los árboles se desdibujaban a medida que avanzábamos. En poco tiempo, nos encontramos con Sam, mamá y el agresor. La escena me dejó helada. Sam estaba delante de mamá, protegiéndola. Ambas estaban al borde de un barranco que terminaba a varios metros abajo en un río. Una caída desde esa altura era la muerte garantizada, y el hombre las tenía acorraladas. Darcy gruñó, y el tipo se dio la vuelta. —Vaya, vaya, mira lo que tenemos aquí. Una zorra blanca a la que me voy a follar hasta el cansancio —dijo con una sonrisa sádica. Dio un salto en mi dirección, comenzando su propia transformación. Sus patas golpearon el suelo y corrió hacia mí. "Corre," le grité a Sam. "¿Vi?" Al reconocerme, abrió los ojos como platos. "Lleva a mamá al auto y salgan de aquí ya," le grité. El lobo me golpeó, y gemí de dolor. Me levanté y salté con la intención de morderle el cue
OriónLlegué a la ubicación que el número desconocido me había dado. Al entrar en el bosque, olí la sangre, y mi cuerpo se tensó de inmediato. La sensación de ese olor metálico y rancio se apoderó de mis sentidos, como una advertencia de que algo terrible había ocurrido. Mis fosas nasales se llenaron con el olor de la sangre derramada, y mi piel se erizó en respuesta."No, no puede ser de ella", ladró Ciro, también percibiendo la inquietante fragancia. Su voz era un eco de mi propia preocupación.Cuando encontré las tiendas de acampar, vi dos cuerpos tendidos en el suelo, y mi corazón se apretó en el pecho.Me acerqué lentamente, sintiendo la gravedad de la situación. Uno de los hombres estaba lleno de cortes superficiales, que habían dejado rastros de sangre en su piel. Los cortes no eran profundos, pero la cantidad de sangre perdida era evidente. La vista me hizo estremecer, y mis músculos se tensaron aún más.Del otro lado de las tiendas, había un cuerpo sin cabeza. La visión de es
OctaviaLoba. Yo era una loba. Llevé una mano a mi pecho y sentí el latido de mi corazón. A pesar de estar en forma humana, podía sentir el llamado de la luna, una conexión profunda con mi verdadera naturaleza. Sam también era una loba, aunque aún no había podido transformarse. Las dudas y preguntas llenaban mi mente mientras miraba a mi alrededor en la penumbra del auto.Me incorporé y vi a Sam durmiendo en el asiento del copiloto del auto que Lucas conducía. Aunque no podía verla con claridad, sabía que su rostro reflejaba el agotamiento y la confusión que ambas compartíamos. Estábamos en una situación que nunca habíamos imaginado, y enfrentar la realidad de perder a nuestros padres y ser lobas era abrumador.Lucas manejaba con seguridad. Cada curva del camino estaba marcada por la sombra de los árboles, como si nos adentráramos en lo desconocido. Cada vez que el sol se asomaba entre las nubes, sentía un hormigueo en mi piel, una llamada que me recordaba mi herencia y mi destino.—O