Alessandro Ferrara.Leo presiona el acelerador y rebasa los autos que tenemos enfrente mientras hace una llamada al resto del equipo que se encuentra no muy lejos de nosotros.No pienso dejar que la alcancen, ni por asomo, necesito saber quién carajos es y por qué la siguen.Me jode que a alguien se le pase por la mente querer lastimarla, porque a ella nadie puede tocarle un solo cabello, porque sus lágrimas están reservadas para mí.—Se dieron cuenta que los estamos siguiendo —me informa Leo. Me doy cuenta porque ha dejado de perseguir su taxi y ha comenzado a acelerar aún más, por unas calles menos transitadas. —Si dejas que se te escape, las vas a pagar caro —hablo con rudeza.Siento como la velocidad se incrementa, no solo para alcanzar al otro conductor sino para interceptarlo y trancar su paso.Leo abre la compuerta que hay entre los asientos y saca el armamento pesado antes de abrir la puerta, apuntando directamente a la camioneta.Espero un momento, pero nadie sale, aunque n
Brooke Turner.Llego a casa de mi madre y prácticamente me lanzo del taxi cuando los veo allí, jugando fuera en el jardín delantero. Lo llamo por su nombre e instintivamente él gira su rostro regordete hacia mí. Sus pequeñas piernas se mueven rápido para llegar hasta donde está su mami, para su edad, mi pequeño es muy inteligente, cosa que me ha demostrado muchas veces. Su pecho choca con el mío cuando nos fundimos en un abrazo que llena de calor mi corazón. Lo aprieto, sintiéndome tranquila ahora que lo tengo entre mis brazos.Lo he extrañado tanto, que no me había dado cuenta del vacío que sentía en el pecho hasta que estuve a su lado. —Mami no te vayas más, no me dejes solo —me súplica en ese tono de voz que me puede. Sus palabras hacen que me quiebre y el llanto que contuve, se hace presente.Lo más difícil de mi nueva vida, cómo madre soltera, es esto. Saber que debo salir día a día a trabajar por nuestro futuro y dejarlo solo tanto tiempo lejos de mí, me duele, no quiero qu
Alessandro Ferrara.Estoy tirado en el suelo, después de recibir el golpe que debía ser para el hijo de la mujer que me engañó y que cree que soy tan idiota para seguir cayendo en sus engaños. Leo llega hasta donde estoy e intenta ayudarme, pero yo reviso al niño, que me mira asustado y ver esa expresión en su rostro, despierta en mí el instinto sobreprotector.Se ve tan frágil y asustado que me preocupa.Intento moverme y no puedo, la pierna me duele porque allí recibí el impacto mientras lo protegía con mi cuerpo. Las personas nos rodean y el pequeño se aleja mientras mi guardaespaldas y jefe de seguridad me ayuda a levantarme, dándome cuenta de que no puedo apoyar la pierna.«¡Joder! Lo que me faltaba» pienso con rabia.Ahora debo perder el tiempo yendo al hospital y teniendo la maldita pierna mala por no se cuánto tiempo solo por culpa de su negligencia como madre y su descuido. Veo al tipo que venía manejando el auto y la rabia que siento se incrementa. Este maldito venía revi
Brooke Turner.No me queda más que esperar noticias en la sala de espera porque por más que he intentado ingresar a dónde lo tienen nadie me deja. La culpa está encajada en mi ser porque este descuido me pasará factura, jamás pensé que algo así pasaría en solo unos segundos, porque eso fueron, segundos en los que me distraje y es algo que jamás voy a olvidar, de hecho, sé que es algo que él no dejará que olvide. Las horas pasan y jamás pensé que esto tardara tanto y ya ni paciencia se está agotando. Después de hacer un par de llamadas a mi madre, decido que ya es momento de esperar sin hacer nada, porque es inaudito no recibir ningún tipo de información.Me levanto del duro asiento donde me encontraba sentada hacer un par de horas y camino directo al mostrador, dónde están un par de enfermeras, ambas con cara de pocos amigos. Ni siquiera levantan la mirada para verme, a pesar de que saben que estoy allí y decido aclarar mi garganta para llamar su atención.Me ignoran. «Pero cuánt
Alessandro Ferrara.Estoy en un vuelo que por desgracia no me llevará directamente a Italia, ya que por la distancia hay que hacer una escala y la jodida pierna me molesta en este incómodo avión.Claro, no podía usar el avión privado porque todo fue muy apresurado y estaba en Italia y era de extrema urgencia que volviera allí.No entiendo la manía de mi padre de que todo se hace cuándo y cómo él dice, pero claro, él es el jefe y es típico en las familias Italianas hacer lo que el jefe dice, aunque no es algo común en mí.La familia también me respeta de la misma forma que lo hace con mi padre. Nadie se atreve a contradecirme, sólo él, puesto que soy el heredero de absolutamente todo lo que cae encima del apellido Ferrara. Las horas pasan y estoy cada vez más cerca de casa, tenía meses sin venir, meses trabajando en norteamérica en los negocios de la familia, bajo la fachada de la joyería y del empresario exitoso, se encuentra toda una red de lavado de dinero y de múltiples negocios
Brooke Turner.Han pasado tres días desde que me dijeron que Alessandro Ferrara se fue de viaje y yo no he sabido nada de él, sé que no debería importarme en lo absoluto, pero cómo no preocuparme por el hombre que arriesgó su vida por la de mi hijo. Últimamente ha estado demasiado en mi cabeza y es que me puse a pensar en que no entiendo cómo este hombre llegó tan de repente a mi vida y ahora por distintos motivos me siento atada a él.Estos días no han sido sencillos, me he llevado a mi pequeño Anggelo a la oficina y no ha parado de preguntar por su padre, ya que aún no comprende toda la situación.He intentado llamar a Ernesto para que se acerque a ver a su hijo, porque me rompe el corazón que el niño llame a su padre y él ni siquiera sé digne a aparecer, ya que en toda esta situación, él es el más inocente.—Mami, ¿Papi ya viene? —me pregunta con la mirada esperanzada. Ernesto siempre ha estado pendiente de sus cosas, me cuesta mi maternidad y tuvo la voluntad de querer pelear la
Alessandro Ferrara Antonella Marcucci está vestida como si fuese Brooke Turner, con la ropa que compré hace años para ella porque la hacían feliz y que se supone que había quemado completamente, pero aparentemente algo se ha salvado y no entiendo cómo. El vestido que Brooke usó en nuestro compromiso yace frente a mí en el cuerpo de su mejor amiga. Esto si que es caer bajo, incluso para mi padre. Trago grueso, tratando de disimular todas las emociones que siento en este momento porque juro que lo único que quiero es sacar mi arma y vaciarla en ella. Está parada frente a mí y no sé si sentir rabia, asco o lástima por la mujer que estará a mi lado por el resto de mis días. Y es que aún no puedo creer que mi padre la haya escogido a ella. Se supone que estaba en Norteamérica, se supone que estaba con el idiota de Ernesto, que su trabajo era vigilarlo después de haberse largado con Brooke, pero a ella le dio por desaparecer también, traicionandome al ponerse del lado de ellos. Ahora,
Brooke Turner.Paranoica. Así es como estoy desde que recibí esas fotografías. Por más que trato de mantener la calma, de dejarlo de lado, sigo viendo todo eso frente a mí y sintiendo el mismo terror recorrer mis venas. Y aunque sospecho que detrás de ellas está Ernesto, es inevitable sentirme intranquila.Es de inteligentes reconocer los riesgos y este es uno que no puedo obviar, porque puede perjudicarnos a mí y a mi hijo. Y quizás si solo fuera yo, pero de pensar que algo pueda sucederle a mi pequeño, se me hielan los huesos. El fin de semana llega y decido salir al parque con mi pequeño. Lo hago porque necesito algo de paz, de tranquilidad y tiempo de calidad con él, pero tengo que admitir que a cada tanto estoy volteando y viendo por encima de mi hombro, atenta a todo lo que me rodea y buscando alguna situación, por mínima que sea, que pueda entenderse como sospechosa. Porque la sensación de estar siendo observada sigue latente, no se me quita por más que trato de separar mis m