Las primeras chicas fueron sorteadas hasta llegar a los mil quinientos euros, para Vanessa esa era una enorme ofensa ¡¿Desde cuándo debían ponerle precio a la vida de algún ser humano? La chica mantenía un semblante neutro, uno que camuflaba a la perfección el disgusto que esta situación le causaba. La joven recordó las órdenes que había recibido por parte de la señora Heather, así que se alejó del lugar en el que se encontraba Paolo y, aunque el chico no quisiera, lo dejó atrás. Ella debía recorrer el sitio y acercarse preferiblemente a los ganadores de aquellas subastas, lo hacía con el fin de sutilmente poner rastreadores en cada uno de ellos, de esa forma la mayoría de sus cuevas serían descubiertas.
—La última dama de esta noche es Eleonor, cómo pueden apreciar es una de las más bellas de esta noche, tiene 20 años y está en busca de algún «Cálido hogar» que la acoja, iniciamos las ofertas desde mil euros ¿Quién se apunta? — anunció el subastador, incluso él daba asco. ¿
—Deja de temblar, ya pareces maraquero— bufó Vanessa en un tono de burla al mismo tiempo que disminuía la velocidad del auto para cruzar uno de esos reductores. Ella estaba intentando no reír gracias a la escena que Paolo le ofrecía; pues las piernas de Paolo se tocaban la una con la otra, sus manos estaban llenas de sudor el cual limpiaba casi de manera compulsiva y su torpeza al hablar era tan evidente que le indicaban a Vanessa que estaba completamente atemorizado de ver a su hermano. —¿Cómo te sentirías en mi lugar? — preguntó posando su mirada en la menor, la cual, sin despegar la mirada del camino, sonrió. —Tienes razón. Cuando vi a Marcelo, bueno, lo escuché por primera vez ¡Pensé que me había enloquecido! — exclamó dramáticamente. —Mas debía buscar qué era el responsable de esos extraños sonidos, La vieja bruja estaba en casa de Marcelo, se me hizo realmente extraño así que la seguí— suspiró —gracias a esa vieja pude ver cómo lo amenazaba y supe dónde estaba—
—Tendremos que comparar harina mañana ¿Cierto? — Cuestionó Kennedy tragando grueso. Dando unos pasos detrás de Marcelo. —Y limpiar el desastre que ocasionaron— añadió con un semblante serio. —¿Qué hace Marcelo allá? — arrugó su nariz —Si está allí ¡¿Quién me está tocando el hombro?! — preguntó Danna dando un enorme salto haciendo que los demás se percataran de la presencia de Paolo. Las miradas de este par de hermanos se encontraron con una enorme sonrisa. Marcelo después de unos segundos comenzó a correr en dirección de Paolo para darle un apretujado abrazo, pero Paolo, corría en la dirección opuesta escapando de su hermano para evitar arruinar su traje y quedar lleno de harina, los presentes veían divertidos la escena. —¡Ven aquí! ¿Acaso no extrañaste a tu hermano? — preguntó Marcelo con una traviesa sonrisa mientras se aproximaba a alcanzar a Paolo. Luego de unos pocos minutos, Paolo terminó enredándose con la alfombra de la sala, haciendo que ambo
—¿Por qué razón vienen a esta hora? ¿Me van a secuestrar acaso? — preguntó ella bostezando. Los gemelos sonriendo de manera pícara asintieron al mismo tiempo —me rehúso— respondió la chica cerrando la puerta en la cara de ellos. —¡Tenemos una sorpresa! — exclamó Marcelo en un último intento de lograr llamar la atención de la menor, la cual estaba ansiosa por continuar su sueño. Sin embargo, cuando escuchó la palabra: «sorpresa», decidió darles un chance más para convencerla postergando un poco su sueño reparador. Claro estaba que no dejaría pasar la oportunidad para obtener algún tipo de beneficio. —Si lo recuerda, señor Martini, mañana debemos trabajar. No me puedo dar el lujo de llegar desvelada al trabajo, a no ser que usted y la señora Bianca quieran verme dormir toda la jornada— intervino la menor con una sonrisa recostada al otro lado de la puerta. —No se preocupe por eso, señorita Rossi. Podrá tomarse el día libre si nos acompaña a mi hermano y a mí a
—¿No llegaste a corresponderle a Alessia por el simple hecho de que a mí me gustaba? — preguntó el menor golpeando su frente con la palma de la mano. —Eso es algo que deberíamos haberlo hablado en su debido tiempo— se quejó con un tono de voz bastante desconcertado.—Eso no es importante ya, mejor olvídenlo. Al parecer la bonita Alessia está muy feliz con él— expuso la chica con una sonrisa enseñándoles a los gemelos una fotografía de la joven con un chico. Alessia había sido una buena amiga y un gran apoyo para Vanessa en el tiempo en el que ella estuvo aquí, incluso mantenían en contacto para informarse de las cosas que acontecían en su vida.—¡¿Quién es él?!— preguntaron ambos al mismo tiempo. La menor simplemente guardó silencio sin prestarles atención a las preguntas de ell
LLAMADAHeatherEs bueno que llames, tenemos un par de líos aquí.Vanessa¿Líos? Nosotros encontramos pruebas y estamosfrente a un hospital abandonado.HeatherBianca sospecha que no estás en prisión. Ha estadopidiendo información desde la secretaría de juzgado,no tenemos forma de mantenerla lejos por más tiempo.Vanessa¿Me está diciendo que debo volver a prisión?HeatherSí, es hora de terminar con Vanessa Martini, debemoshacerle creer que está muerta. En cuento al hospital,envía la dirección e iré ya mismo.FIN DE LLAMADA—Debemos esperar a la señora
Un par de minutos más tarde, Vanessa estaba intentando aún, eliminar de sus fosas nasales y de sus recuerdos aquel fétido aroma que había en el sótano. Lo que había visto era realmente inhumano y de seguro había miles de partes en el lugar. ¿Cómo era posible que decidieran asesinar a las pequeñas criaturas en el vientre de su madre? ¿No era que el vientre materno debía ser una parte segura para los humanos que se formaban en su interior? ¿Cómo podría explicarse que ellos intentan escapar de los artilugios que usaban para desmembrarlos aún con vida?—Banana, toma esto— susurró Marcelo extendiendo un perfume en dirección de la menor, él acariciaba lentamente la espalda de la chica mientras ella rociaba casi por completo el contenido del perfume. —¿Fue realmente tan malo lo que viste allá abajo? — cuestio
Al día siguiente, la era hora de encontrarse con Bianca estaba llegando, mas la joven estaba decidida a que no iría a su encuentro, sino que esperaría a Bianca que estaba ansiosa por hablar con Vanessa ¿qué podría necesitar? Mientras Vanessa estaba en la oficina de Paolo disfrutando una tranquila mañana sin su jefe, la puerta de la oficina se abrió revelando a Bianca.—Ya está aquí— anunció la señora cerrando la puerta detrás de ella, Vanessa asintió sin despegar la mirada de Bianca hasta que tomó asiento.—¿Qué era lo que tenía que decirme? — preguntó mientras la TV de la oficina estaba encendida en la sección de las noticias.—Usted hace bastante logró hacer que arrestaran a la torpe de Vanessa ¿No es así? — ella asintió mientras pensaba: «Torpe usted qu
—¡Ya! No digas ridiculeces, Paolo. Este no es el momento para estar hablando de algo así— expuso cruzando sus brazos. A pesar de su expresión de enojo, Vanessa no podía ocultar su sonrojo por más tiempo.—Si este no es el momento, ¿cuándo sería? — cuestionó dando unos pasos para quedar cerca a la joven, quien ya no podía ocultar sus mejillas color rosa.—Hoy no, mañana tampoco, ni el siguiente día— expuso rodando los ojos. —¿Sabes qué? Tengo que ir por una de las carpetas que dejé en la cafetería— añadió saliendo de la oficina.—¡Pero qué carácter! — sonrió Paolo de lado observando la puerta —Y así me gusta.• ────── ✾ ────── •Después de que la jornada laboral de Vanessa terminara, la chica ya se encontraba ju