El despertador suena y de pronto, al abrir los ojos todo el drama del día anterior me aplasta por completo, los ojos de Jonás aparecen para torturarme y esa sonrisa que me derrite por lo perfecta que es y además con esos… hoyuelos en las mejillas que aunque trato de ignorar siempre me llevan al mismo lugar. A él. Me da miedo y a la vez me quiero arriesgar porque lo que sentí al saber que se quitó la camisa para complacerme y el arrebato que experimenté en ese momento me corroboran que no es lo mismo que he sentido antes, cuando he besado otros chicos, cuando me he enrollado con ese chico en el último año de secundaria.
Jonás es algo completamente distinto, es una locura completa que me lleva a marcarlo para que todo el mundo sepa que es mío ¡oh Dios, me siento una de esas dominatrices que ponen collares a sus chicos! Creo que continúo dormida porque solo en sue&ntild
Llegamos a la Universidad y me siento un poco más relajada que de costumbre, voy tomándome mi café y al ingresar al edificio me encuentro con unos ojos color chocolate que sonríen solos: George. No puedo evitar sonreírle ya que me parece mono y agradable, continúo con el café en el camino para terminar de despertar aunque con la vista de este chico, bueno no tan chico debería ser suficiente.—¡Hola Leila! ¿Qué tal estas? – se dirige a mi guardando las distancias tan caballero como siempre —Disculpa la pregunta, pero ¿qué le pasó a tu rostro? – indaga sorprendido de los moratones.—¡Hola guapo! – Saludo —¡Un altercado, larga historia! – despliego una sonrisa encantadora, no doy más detalles y aprieta los labios.No me pasa desapercibido
¡Voy a matar al maldito Parker!Sin embargo, doy por sentado que la Muñeca sabe perfectamente como aplacar mi furia, pero es solo en este momento porque acabo de descubrir que me follé a su amiga Dakota. Debería castigarla para que no proteja al imbécil de George, pero debo andar con cautela ya que al parecer no sabe aún que lo he hecho, sé que tarde o temprano esa chica lo va a sacar a colación y seré echado como a un verdadero perro porque las chicas así de inocentes detestan las mentiras y las traiciones. Ese conocimiento me hace merecedor del premio al tipo más estúpido del mundo, resoplo mentalmente y la dejo para recoger la mochila “color rosa del piso y echármela al hombro, giro y está farfullando algo acerca de la cafetería con una pierna flexionada hacia atrás, la cual ignoro porque quedo absorto en como el maldito vestido se le amolda al
Me levanto antes de que las lágrimas abandonen mis ojos, eso me pasa por meterme en líos que no me convienen: Jonás Serrano no me conviene, ni a nadie. No miro atrás cuando grita mi nombre, no hago caso porque siempre caigo en sus redes. Me gusta demasiado y me reprendo por ello. Abro la puerta y ni siquiera la cierro, bajo los primeros cuatro escalones, pero tropiezo como siempre y unos brazos me atrapan la cintura para evitar caer de bruces contra el pavimento de la acera. —¿Por qué coño nunca obedeces? – Murmura con los dientes apretados en mi oído pegando su pecho a mi espalda —¿Qué te cuesta darme tiempo? – Bufa —Yo no soy igual que todos los chicos Leila, solo he tenido una novia en mi vida y… no funcionó – Regina llega a mi mente. —¡Sin embargo te acuestas con ella cuando puedes! ¿Cierto? – me gira entre sus brazos y su rostro es de pura confusión. —Te vi con Regina el otro día
—¡Vaya, vaya, vaya! ¿Miren quien se encuentra por aquí? – ella lo mira con odio ¿o es rencor?—¡Lárgate de aquí Dakota! – dice Jonás en un gruñido, su abrazo se intensifica y siento que se tensa.—¿Por qué, tienes miedo que se entere de la verdad? – dice ella insolente, pero antes de que diga algo, Jonás interviene.—¡No vayas por ahí morena, deja las cosas como están y sigue adelante! – ahora si estoy perdida.—¡Pues no! – Dice dando un paso adelante y la sonrisa de Jonás se vuelve casi demoníaca —Ella tiene que saber qué clase de hijo de puta eres – se carcajea, evidentemente riendo de ella —¡apártate de él Leila, te va a destrozar co
—¡Leila! – dice en un gemido seguido de un sollozo.—¡Dakota! – digo sin mirar atrás. Arrastrando tras de mí a mí no-novio-ligón.No sé cómo llevar esta situación, pero no pienso perderme el hecho de que le gusto, me duele el pecho y necesito llorar, llorar mucho. Él se deja hacer, parece que le divierte la situación.—Muñeca, todos nos miran – dice resoplando una sonrisa, gruño enojada —¿acabas de gruñir? – su voz es suave, pero suena divertido ¡voy a golpearlo!—¿De qué coño te ríes? – levanta las manos ante mi cara de pocos amigos.—¡Tranquila, perdona! – Trata de esconder la sonrisa y avanzo hacia él con los ojos ent
La Dra., advierte mi desestabilidad y anota en su tableta algunas cosas a toda velocidad, no puedo dejar de pensar en todo lo que ha ocurrido. El éxtasis, Jonás preocupándose por mi, pero dejando claro que no somos nada, mi corazón rompiéndose, su inestabilidad, mis padres… todo viene a mi cabeza, Regina, las seis chicas, Marshall y sobre todo… Dakota, ella se acostó con él y me lo ocultó deliberada mente. Todo esto me preocupa y me confunde a partes iguales, soy un manojo de emociones descontroladas y eso… me hace infeliz.Channel tiene la cabeza ladeada junto a una expresión clara de interrogación ante mi diatriba ¡oh por favor, que no lo haya dicho en voz alta! Ella nota mi expresión de terror ante lo que acaba de suceder y sonríe con ternura.— ¡Yo… yo no, ay Dios! – cubro mi cara y las lágr
Espero que Leila salga de la consulta, me encuentro recostado a la pared que se está justo al lado de la puerta de la oficina de Channel, ella también fue mi terapeuta por más de año y medio, justo cuando me encontraba en medio de la desgracia que era mi vida, con toda la mierda que se me vino encima. Le agradezco su ayuda, de otro modo habría vuelto a la cárcel y después de haber pasado seis meses allí; hoy no estoy dispuesto a regresar, llevo un año sobrio y sin golpear a nadie. Sigo enojado porque no me merecía lo que me hicieron y a pesar de que en ese momento hice lo que debía hacer, mandando al hospital a George y destruyendo la casa de los padres de Nannette, no he conseguido la paz que necesito, aun sueño con ella, con sus manos ensangrentadas, pidiendo mi ayuda, pero yo estaba tan borracho que ni siquiera pude ponerme en pie. De hecho aún no abro el puto sobre que me dejó para
—¿Diga? – Contesto y escucho la retahíla al otro lado de la línea —¡Andy, bonita cálmate! – me fij en la cara de Leila y ruedo los ojos. Pongo el aparato en alta voz.—¡Está bien, disculpe jefe! – la Muñeca mira de reojo y veo que se ruboriza. Sonrío.—¡Bien Nena! ¿Qué sucede? – pregunto adoptando un tono profesional.—Tengo a Brennan sosteniendo a un sujeto que grita obscenidades en el rellano del club llamándolo – suspiro, no tengo idea de que loco será.—¡Voy para allá! – me encuentro cerca.Bajo al estacionamiento y me ubico frente a la entrada, salgo del auto bordeándolo y abro la puerta del coupé para que mi preciosa acompañante salga,