RebekahDecir que estoy abrumada sería quedarse corto. Estoy nerviosa, asustada, emocionada, de todo un poco. Hoy es el día, hoy me convertía en la esposa de Thiago Jones. Tengo a Gina, a mamá, a la abuela y a Alba encima de mí, no lo aguanto me están quitando el aire, pero no puedo con ellas. Son las tres de la tarde, la boda es a las cinco y me estoy empezando a arreglar. La fiesta sería en el salón de eventos del hotel de la jefa de Carrick, la señorita Hamilton esa, por lo que estamos en una de las habitaciones del gran lugar.Cuando todos se enteraron de mi embarazo casi hicieron una fiesta, la verdad que lo encontré exagerado pero algunos compraron algunos que otros detallitos para el bebé. Desde ese instante no me dejan hacer nada por mi propia cuenta, que le puedo hacer daño al bebé, que coma, que duerma, que esto, que lo otro. Ya me tienen loca y eso que falta un montón de tiempo para que dé a luz, ya que apenas cumplí las tres semanas. Y no, no me he hecho una ecografía, qui
RebekahMe sentí mal en su momento, dejar a Thiago casi plantado en el altar se vio feo pero era eso o devolver el estómago en plena boda. Luego de que expulsara todo, Gina retocó un poco mi maquillaje y me dio enjuague bucal.Ahora estoy casada y recibiendo felicitaciones de personas que ni siquiera conozco. Mamá se acerca del brazo de Jackson, junto con la abuela y los chicos.—Hermana, tú sí que sabes cómo darle algo de diversión a una boda. —Dice Dylan. Lo fulmino con la mirada, este pendejo.—Que gracioso Dyl. —Él y Thiago se ríen.—Te deseo mucha dicha en tu matrimonio, cariño, pero sobre todo felicidad.—Gracias abuela. ¿Vinieron Regina y las chicas? —Sí, las invité para que vieran que no tengo nada en contra de ellas y para que también vieran como salí adelante, tanto que ya estoy formando mi propia familia.—No, Beky, no aceptaron la invitación. —Me encojo de hombros. Ni modo, si no querían.—Más comida sobra entonces. —Dice mamá antes de darme un abrazo y otro a Thiago. —Fel
Tres semanas después...RebekahLa verdad que no sé de donde Thiago ha sacado tanto dinero, según él es ahorro pero al parecer era una fortuna. Primero la boda, el vestido de novia, quiere comprar nuestra casa, me quería comprar un auto y la fabulosa luna de miel que me ha dado. Me llevó a conocer Italia, Francia y por último mi anhelada Inglaterra. Una semana en cada país disfrutando de los hermosos lugares y monumentos que existen en ellos, y a eso le sumamos el buen hotel y las maravillosas noches de amor que mi esposo me daba.Ahora estoy respirando el dulce aroma de nuestro apartamento, ya está bueno de vacaciones, es hora de volver a la vida normal. Es hora de elegir casas, de buscar un garaje para mi colección de lujo a la cual no he visto aún, estoy ansiosa por conocer mis nuevos autos de alta gama. Acaricio mi aún plano vientre y mis tripas gruñen, a este paso voy a engordar cien kilos.—Thiago.—Sí, mi hijo tiene hambre, ya lo sé. En un rato hago algo para comer– me río, me
Un año y meses después...ThiagoUn veintiséis de abril nació Gia Sofía, mi más grande perdición junto a su madre. Nombrada así en honor a mi hermana. Adelantada por una cuantas semanas llegó al mundo en el asiento trasero de mi querido auto, Rebekah la expulsó con un solo grito, literalmente. Ahora es mi tesoro más preciado. Mamá dice que la mimo mucho y que la tengo malcriada, pero es que no puedo luchar contra su carita inocente, sus mejillas regordetas y su sonrisa radiante cuando me ve. Estoy enamorado de mi hija, lo admito.Es toda una guerrera de ocho meses, fuerte como su padre, y hermosa como su madre, idéntica a Rebekah con excepción de los ojos que son azules. Recuerdo que cuando estaba recién nacida dormía toda la noche, pero a las cinco de la mañana en punto reclamaba su leche con un llanto a todo pulmón. Mi bebé era una niña mimada, sí señor.— ¡Thiago! —Escucho el grito horrorizado de mi esposa. — ¡Agarra a tu terremoto!Me río, ¿qué habrá hecho ese huracán? Porque eso
No me puedo quejar de la vida, soy profesional, tengo trabajo, una casa, un auto, sí señor, todo lo que me propuse una vez hoy lo puedo ver con mis ojos. Siempre me esforcé por conseguir lo que quería. Mujeres incluidas. ¿Familia? Eso llegará por añadidura, por ahora disfruto de mi soltería por todo lo alto. ¿Sí soy viejo? Nah, 36 años, la mejor etapa de los hombres para mí. Madurez, estabilidad e inteligencia.Pero, siempre hay un pero. Cuando estuve con ella, sentí cosas que nunca sentí con ninguna otra mujer. Y se me escapó de las manos como el agua. Por idiota, por no darme cuenta antes de las cosas.Soy Chad y esta es mi historia.…¿Niña mimada? Puede pero no. No podía pedir más, tengo un apartamento, un lindo auto rojo, un trabajo, soy profesional, una mejor amiga y vivo la vida al máximo hasta que llegue el hombre de mi vida.Mientras llega el indicado, me divierto con los equivocados. Eso leí por ahí y lo tomé como mi lema personal. Eso no quiere decir que no desee una famili
GinaUn año y cinco meses antes...Salgo del baño envuelta en una toalla, veo a Danny recostado en mi cama recorriendo todo mi cuerpo con deseo. Le doy la espalda y hago una mueca. Creo que es hora de que se vaya.—Danny...— ¿Quieres un mañanero? —Hace bailar sus cejas y yo arqueo una mía.—Mira, debemos terminar esto que ni siquiera sé que es. —Digo mientras peino mi pelo. Él me mira incrédulo y se pone a mi lado.— ¿Qué?, pero, ¿por qué?—Mira Danny, eres tú no soy yo. Has adoptado una actitud muy posesiva en esta semana que llevamos... —pongo cara pensativa buscando una palabra para describir esto—.— ¿Intentándolo?, ¿conociéndonos? —Sugiere.—Follando, eso. Solo es sexo y tú estás confundiendo todo, además de que somos compañeros de trabajo y sería incómodo trabajar juntos si llegamos a más, ¿entiendes? —Camino hasta mi guardarropa para vestirme, miro la hora. Las diez de la mañana, tengo que ir con Rebekah.— ¿Estás loca Gina?—No. Bueno sí. —Me encojo de hombros—. Veo su rostro
ChadLlego al restaurante pasadas las cinco. Veo mucho jaleo en el lugar y un destello rojo pasar rápidamente frente a mí, la sigo con la mirada y la clavo en su trasero que se mueve en una perfecta sincronización. ¡Joder!, que pedazo de masas. En un rápido movimiento Gina se da la vuelta para mirarme con seriedad.—Deja de mirarme el culo. —Se cruza de brazos y sus pequeños pechos se realzan un poco —. Deja de mirarme las tetas.— ¿Qué te miro entonces? —Preguntó divertido.Los ojos imbécil, has llegado tarde. Debiste llegar antes de las cinco, no después, porque si no has visto esta noche tenemos casa llena. —Dice mientras yo paso a su lado hacia la oficina de mi amigo. —Oye no me ignores, te estoy hablando.—Y ya te escuché. —Le cierro la puerta en la cara y escucho un gruñido de frustración.Abro la puerta lentamente y la veo alejándose con su falda ajustada marcando la tanga que tiene. ¿Qué cómo sé que es una tanga? Porque se marca en la tela las líneas de la prenda, y puedo ver
GinaMe he quedado en shock, nada sale de mi boca y el silencio solo es roto por las respiraciones agitadas de ambos. ¡Ay por los dioses del Olimpo!, esto es tan excitante, muerdo mi labio y siento a Chad olfatear mi cuello y me estremezco, mi piel se eriza y mis piernas tiemblan.—La piel pertenece a quien la eriza. —Dice en mi oído y muerde mi oreja haciendo que suelte un jadeo. —Hueles muy bien. —Entierra su cara en mi cuello y su mano comienza a acariciar mi muslo derecho—.Está jugando con fuego, me está tentando y este juego lo podemos jugar los dos. Acerco mi cuerpo al de él, mi trasero se pega a su ingle y puedo sentir perfectamente su erección. Me restriego contra Chad, gruñe y muerde mi cuello. ¡Bien!, hasta aquí. Me doy la vuelta y ataco sus labios con frenesí, él me corresponde, introduce su lengua en mi boca buscando la mía mientras que sus manos tratan de tocar todo lo que pueden. Me sujeta con firmeza y me pega al escritorio, sus manos suben hasta el inicio de mi camis