OwenVíspera de Navidad, mucho por hacer, abro los ojos porque siento un peso en mi pecho, dos pares de ojos azules y muy intensos me miran sonrientes.—Papi, mañana es Navidad —me dice Chase y su sonrisa se ensancha—. Y viene Santa.— ¿De verdad? —Me hago el sorprendido y ellos asienten enérgicamente—. ¿Y se han portado bien este año?—Muuuy bien —Heather me da una falsa sonrisa de inocencia, yo sé que bien no se ha portado del todo. —Y tenemos que il a complal el álbol.—Pues ¿qué estamos esperando? —Me levanto de la cama y ellos se van corriendo hacia el pasillo. Ambos están vestidos para salir y me preguntó qué hora es. Busco mi móvil para ver la hora, ¡joder! Han madrugado, apenas son las siete de la mañana y ¡es domingo! Voy a la ducha de la habitación de mi ahora novia, no puedo evitar sonreír ante eso. Con Chase nos estamos quedando aquí, traje ropa desde el jueves y desde entonces duermo abrazado al cálido y tentador cuerpo de mi rubia.Luego de espabilarme con un bien baño,
LexiEstoy sentada al lado de Owen, acurrucada bajo su brazo viendo a nuestros hijos que han intercambiado los juguetes. Sí, Heather le incautó el auto a control remoto a Chase y él tomó una de sus muñecas y la está vistiendo.— ¿Debería preocuparme que Chase esté jugando con una Barbie? —Pregunta Owen.—Solo tiene tres años, para él todos los juguetes son iguales. Y si tienes que preocuparte debería ser por los dos, ya que Heidi tiene el auto.—Tienes razón —murmura y levanto la mirada para verlo con un rostro pensante—.— ¿Pasa algo? —Lo obligo a mirarme.—Es que he notado comportamientos en él que son diferentes —asiento mirando al pequeño y me encojo de hombros—.—Que sea gay no debe de preocuparte, mejor ruega al cielo para que no sea un asaltante, violador o asesino. — Sí, es cierto lo que dices —me abrazo más a él y le doy un beso en la mejilla—.—Deja que crezca, Owen, él decidirá que o quien quiere ser.Nos quedamos un rato en silencio. Papá se fue con Rita, tenían algo que
LexiMe quito a la mujer de encima y la miro como si estuviera loca.—Creo que te estás confundiendo —le digo de mala gana, porque sí es ella, el parecido es mucho. De ahí la conocía, porque se parece a mí, pensé que me parecía a papá pero verla a ella y es como ver a mi hermana que no tengo.—Claro que no, que grande estás —trata de tocar mi cara y le agarro la mano con fuerza—.—Dije que te estás confundiendo, yo no tengo madre —le digo entre dientes y le doy una mirada severa—.—La tienes y esa soy yo —me dice de la misma manera que empleo en ella y nos retamos con la mirada—. Ella no es buena, para nada, el papel inicial fue para ver si caía.—Solo tengo un padre y no necesito más, la mujer que prestó su vientre desapareció cuando nací —ella hace una mueca y rueda los ojos—.—Veo que Erick te contó su versión de la historia, debes escuchar la mía.—No me importa, ahora largo de mi casa —trato de cerrar la puerta pero ella la detiene con su mano—.—Al parecer a Erick se le olvidó d
OwenEspero a Lexi dentro del auto, iremos a la casa de una de sus amigas por una reunión de no sé qué cosa, lo único que sé es que mis hijos están allá con Maddy para el cumpleaños de una niña y que nosotros llegaríamos tarde por cuestiones de trabajo. No entiendo para qué quiere Alexia que vaya, pero no le dije que no, me gusta estar cerca de ella y que me incluya en su círculo de amigos es bueno, ¿no? Un mensaje de mi madre diciéndome que su crucero ya va a zarpar me distrae, bien, dos semanas de paz. Para estas fechas se va junto con sus amigas a recibir el año nuevo en alta mar, se pasa todo el año ahorrando para eso y yo le pago lo restante.Levanto la mirada del móvil y un auto que me resulta familiar está aparcado a unos metros delante de mí. ¿Dónde lo he visto? Creo que en las carreras. Estoy tan ensimismado en saber quién está adentro que no escucho a Lexi cuando entra hasta que muerde mi mandíbula.— ¡Te estoy saludando, tonto! —Me dice y me giro a verla, antes de que se ac
LexiAbro los ojos y estudio mi entorno, estoy en la habitación de Owen, en su casa. Me estiro lo que puedo ya que tengo su cuerpo enredado con el mío. Su cabeza está a la altura de mi hombro, su brazo rodea mi cintura con su mano descansando en uno de mis senos y su pierna entre las mías. Sonrío por la imagen, parece un niño pequeño, un niño pequeño muy sexy. Me levanto con cuidado y él gruñe pero no se despierta, solo abraza mi almohada y se queda boca abajo. Busco mis cosas y luego recuerdo que la dejamos en la sala anoche, hemos tenido una madrugada movidita. Voy al baño para darme una ducha caliente, al terminar busco entre las cosas de Owen un bóxer limpio al igual que una camiseta. Dejo mi pelo húmedo suelto y salgo de la habitación en dirección a las escaleras pero unas voces riendo y hablando en susurros me hacen detener. Pego mi oído en la puerta y escucho la voz de Heather.—Mi mami estaba desnuda y mi papi también y estaban dulmiendo ablazados. Pelo no le digas que yo los
Lexi— ¡Alexia! —Chilla la puta de pelo rojo y siento la sangre calentándose en mis venas. Si habla de nuevo la mato. —Alexia —la voz de Owen se escucha muy rara como si estuviera borracho—. ¿Tú no eres mi Alexia? —Pregunta confundido mirando a Sindy—.—Deberías irte —ya está, la voy a matar.—Sí, deberías irte, estoy con mi chica —está drogado—. Lo drogó. Gruño y en cuatro zancadas me acerco a ella, la tomo de su muy brillante y sedoso pelo para bajarla de MI hombre y descubro que no está empalmado, estaba fingiendo.— ¡Suéltame! —Grita mientras la arrastro desnuda por la habitación y luego el pasillo para bajar hasta la puerta de entrada—. ¡Estoy desnuda, suéltame!— ¡Cállate! —La zarandeo y ella grita porque estoy tirando de su pelo demasiado fuerte—. ¿Creíste que saldría corriendo sin darte pelea antes? Pues no querida, yo no soy de las que se sorbe los mocos y lloran por todas las esquinas, yo primero te arranco los pelos —abro la puerta y la saco para la calle—. — ¡No! —Grita
OwenTermino de ponerme la camiseta y respiro hondo. No creí que saldría de aquí tan rápido, pero al parecer mi cuerpo resistió la abstinencia, gracias al boxeo estoy en forma y eso benefició mucho. Pero de verdad que fue horrible: vómitos, diarrea, temblores, fiebres, dificultad para respirar, como dije, horrible. Fueron los tres días más largos de mi vida y agradezco que Lexi estuvo siempre a mi lado, apoyándome y cuidándome, sin importar que le haya vomitado la bata del trabajo dos veces. Luego los dos días siguientes, incluido hoy, los pasé muy bien, de ahí que mi chica me haya conseguido el alta un domingo en la tarde.Tomo en mis manos el bulto con ropa que me trajo mamá y justo en ese momento entra Alexia, me giro para verla mejor, siempre hermosa, viste con un jean, unas botas negras y un suéter color rosa pálido.—Hola —susurra sonriente—. Te tengo una sorpresa —se aparta de la puerta y al segundo entran dos enanos de pelo rubio corriendo hacia mí—.—Papi —atrapo primero a He
OwenAterrizamos en Miami a las doce del mediodía hora local, el sol nos recibe brillante y hay viento lo que hace el clima de lo más agradable, muy diferente a Nueva York donde hace un frío terrible y las calles están repletas de nieve. Ya hemos salido del aeropuerto, he alquilado un auto para ir al Diamond Hotel of Miami, tengo a Heather en mis brazos (Sí, ambos han venido con nosotros) y una maleta, miro hacia atrás pero Lexi y Chase parecen estar comprando bocadillos aún.Dejo a mi hija en el suelo y abro la cajuela del bonito Mercedes Benz que me proporcionó la empresa de alquiler del aeropuerto y meto mi maleta.—Papi, tengo hamble —Heather se frota sus ojos y me mira con un puchero—.—Mamá y Chase están comprando comid...— ¡Ya estamos aquí! —El grito de Lexi me hace girar. Viene corriendo, arrastrando su maleta con una mano y con la otra a Chase que carga con una bolsa de comida. Niego con la cabeza y sonrío divertido al ver las personas que la miran como si estuviera loca. —T