Leyna
Cuando por fin llegamos al grado de la sensatez, nos damos cuenta como hemos dejado atrás partes de nosotros mismo por el camino, las esperanzas se desvanecen, la ilusión se esfuma de un solo soplo. Muchos pueden comprenderme, entender lo que sentí por alguien que probablemente nunca me mire de la misma manera que lo hacía yo.
Algunos lo llaman amor platónico.
Otros lo conocen como una obsesión.Amor no correspondido también le suelen llamar.Pero yo lo llamo desgracia.—No tengo ojos para nadie más, así que dile a ese chico que estoy fuera de mercado. — Con el corazón estremecido contesté a mi amiga. Desde hace dos semanas el primo de su novio no deja de mandarme mensajes tanto por vía wasap como por Amelia. Y claro está, ella insiste en que me olvide del único que me importa de verdad. Mario Molina.
—Deja de decir que estás fuera de mercado porque no eres una verdura... Únicamente estás enamorada de un hombre catorce años mayor que tú.
—Sé que Mario no lo es todo, pero en este momento solo lo necesito a él.
—Ese hombre es demasiado mayor para ti y tú eres demasiada niña para él.
Cada sonrisa que me regaló las sigo recordando cada noche. Su voz es lo único que deseo oír. Él se convirtió y ocupó un lugar que os juro, que no le pertenecía, pero qué tuvo que pasar y pasó. Ojalá pudiera decir que lo que sentí por él fue amor a primera vista, pero no fue así. Lo que siento fue cocinándose a fuego lento. Paso de ser el amigo de mi hermano a ser el chico de la sonrisa perfecta, después el de la mirada intensa y provocativa, continuó por ser el hombre que roza mi piel con su delicioso aroma, avanzó un escalón más y empezó a aparecer en mis sueños, y así sucesivamente hasta convertirse en lo que es ahora, un amor imposible, un amor prohibido.
—Muchos pensarán que es una locura y no dudo de eso, es una locura, pero mía, solo me pertenece a mí y por eso solo te lo conté a ti. Mientras mi amor siga mudo no estoy lastimando a nadie.
—Te estás lastimando a ti. Eso es incluso peor, amiga.
No soy de bajar la mirada ni mucho menos llorar, pero había momentos que necesitaba hacerlo.
—Leyna—dice mi nombre—, dentro de cinco meses cumples dieciocho años, y jamás has estado o dejado que un chico de nuestra edad se te acerque a ti— me observa compadeciéndose de mí—. Tú solo serás para él, la hermana pequeña de su mejor amigo— concluyó y eso me destrozó por dentro, odiaba recordarlo, y más odiaba como Amelia lo hacía presente.
—No me machaques— continué mi camino hacia la salida del edificio.
—Solo intento ayudarte a ver más allá de ese hombre de treinta y un años. Mario está viviendo su vida y seguro que sale con mujeres, cosa que es lo más normal del mundo, pero tú te estás dejando llevar por lo que tal vez jamás suceda.
Diviso la figura de Volker. Mi hermano.
—Cambia de tema—añadí mediante una sonrisa forzada, ya que mi hermano no me dejaba de mirar mientras me acerco a él.
—Hola, chicas— nos saluda y cierto es que hoy no esperaba que viniese a recogerme. Apoyado sobre su Mercedes blanco y su impecable traje que lo hace ver más importante de lo que es, bueno miento. Volker es abogado de la compañía de Mario.
—Pensé que no vendrías hoy.
—Terminé pronto y decidí pasar a recogerte para ir a comer fuera.
Asentí y después me despedí de Amelia. Ella se iba con su novio.
Mi hermano es la única familia que me queda a excepción de nuestra tía. Después de perder a nuestros padres en un accidente automovilístico, Volker cumplió su papel de hermano mayor y protector.
—¿Está rica la carne? — preguntó mientras degustaba aquel plato caliente de carne y zanahorias caramelizadas.
Asentí metiéndome otro bocado—. Pasado mañana viajaré a España. Te quedarás con Mario.
El bocado que me llevé dos segundos antes de que me soltara tal información se estanca en mi garganta impidiéndome respirar.
Empiezo a toser.
—Toma, bebe agua— me acerca la copa.
—¡Estoy bien! — intento calmarme.
Vuelvo a respirar con normalidad y me pellizco la mano bajo la mesa.
—Si no quieres estar con él los días que estaré en la otra punta del mundo, puedo contratar los servicios de alguna chica.
—¿Una niñera? ¿En serio, Volker? — frunzo el ceño molesta—. Sigues pensando que soy una niña cuando no es así.
—Perdón la tardanza, la reunión se alargó—esa voz, la voz, joder su voz, llegó a mis oídos y detuve la discusión que estaba teniendo con Volker—. Los Connor son muy cansinos— le dice a mi hermano mientras se deshace de su elegante abrigo y su esencia llega mis fosas nasales—. Hola, Leyna— clava sus ojos en mí y su fija mirada junto a los miles de mariposas revolotear en mi vientre me hace vibrar por dentro.
No sabía que se iba a reunir con nosotros para comer.
—Ah, entiendo. No te preocupes, le estaba diciendo a mi hermana lo del viaje.
Mario toma asiento y el camarero se acerca para tomar nota de su comida.
—Y yo le estaba diciendo que no soy una niña. Que deje de tratarme como si tuviera diez años— miré al protector de mi hermano.
—Siempre serás la princesa de tu hermano— es que no había otra manera de que él dejara de mirarme de esa manera que tanto me provoca. Si él supiera que su forma de observarme me dolía el alma, estoy segura de que buscaría la manera de aliviar mi dolor.
—¿Y bien? — Volker aclara la garganta para romper nuestras miradas.
—Ey, princesita, mi casa es tu casa— una atmósfera cálida se formó a mi alrededor y parecía que solo existía él.
Si durante todo este tiempo he estado muriéndome lentamente por todo lo que siento y a distancia, no sé qué pasará estos días que pase en su casa y verlo a diario. No sé cómo seguiré respirando después de estar viviendo en el mismo lugar.
¿Se lo diré al fin? ¿Aprovecharé cuando mi hermano no este para contarle todo lo que llevo ocultando durante dos años?
MarioAlguna vez nos hemos parado a pensar en cómo sería nuestra vida si hubiéramos tomado otras decisiones, reflexionar sobre lo que pudo pasar, si aprendiéramos de nuestros errores y enfocar en mejorar de alguna manera u otra. Daba igual si es con la familia, los amigos o con el amor.La vida es dura y a la vez fácil según el ángulo de visión que lo visualicemos. La mía es de la más común, no tengo secretos que puedan lastimar a alguien más, no hice daño a nadie, excepto en mimar tanto a una sola persona que hoy en día, sigue siendo el mayor error no solo en mi vida sino en la vida de mi familia. Lili es y siempre será mi hermana, mi consentida y también el tormento que azotó hace tiempo atrás a mi hermano, sin hablar de mi madre y mi padrastro. Ella y mi hermano Abel lo son todo para mí, ser el hermano mayor de estos d
LeynaYo sé que el mundo no es fácil, al menos no conmigo. Al igual que mi suerte, mi desesperación por gritar a los cuatro vientos lo que llevo dentro de mí, gritar que estaba enamorada de un hombre catorce años mayor que yo, que esa persona es el mejor amigo de mi hermano y os juro que ese grito es como el aire que necesito para respirar.No estaba dispuesta a perder esta oportunidad, le iba a decir de todas las formas que con él lo quiero todo. Que a mi corta edad no deseo a nadie más que a él y que me llame loca, que me diga que solo es un capricho, me da igual, solo necesito decírselo y que sepa que desde hace tiempo mi corazón late por y para él.—¿Entiendes lo que quiero decirte? — vuelvo a hablar al ver que no decía nada—. No seas para mí solo el amigo de mi hermano.Alza sus hermosos ojos y se me pone la piel
MarioSeguiré como lo hice hasta ahora, mientras siento como se me forma un nudo entre los dientes al no poder hacer lo que mi deseo me exigía, seguiré con la lengua atada mientras controlo lo que quiero hacer y que no debo ni de pensar en ello.Continuaré siendo el Mario que sonríe y que nada parece pasar y no me dejaré llevar por el Mario que hace unas semanas piensa en lo prohibido, en lo imposible.—Gracias por la comida, estuvo exquisita.Su forma de hablar no es de una chica de diecisiete años, ella parece más mayor, más mujer de lo que debería de ser y con tan solo perderme en cualquier parte de sus labios ya dejo de pensar con coherencia, simplemente me bloqueo y espero que no se dé cuenta de ello.—Me alegra saber que te gustó.Empezó a recoger la mesa y la ayudé con los platos. Nuestras miradas se cruzaban
LeynaMe dejé por lo que fuera que me guiará. Escuché su conversación y mi corazón empezó a palpitar tan de prisa que pensé que se me iba a detener en cualquier momento.Le confesé de sopetón al verme descubierta ante él, se lo dije y no había vuelta atrás.—Me enamoré de ti— volví a decir casi temblando.—Deja de decir tonterías, Leyna. No olvides quién eres ni quien soy.—Me enamoré de ti— lo volví a decir alzando ligeramente la voz. No sé, pero necesitaba que lo entendiera de una manera clara.Este se aleja de mí y empieza a andar hacia la cocina, lo sigo—. Te oí, escuché lo que le estabas diciendo a Abel.—No oíste nada, por qué no dije absolutamente nada.Sonrío con amargura—. No me trat
Mario—Crees que eres el problema y no es así, tú eres la solución— esas palabras siguen sonando en mis oídos, ella sigue sin dejar de torturarme por dentro, su confesión fue dura para mí, al igual que sé que fui duro con ella. La deseaba, era evidente, pero ¿amarla?, no señores, eso era imposible. Que me llamen inmaduro, que digan que la forma de comportarme y de negar lo que ya sabía es de un niño mimado o lo que sea. No podía ni quería ver la realidad de esas palabras, no era bueno lo que ella decía.Puede provocar ternura en mí, que sus labios llamen mi atención y que la forma que me mira me erice la piel, pero solo eso. No hay más ni debe de haber más.A veces la distancia es la mejor cura para seguir caminando, incluso cuando sientes que lo único que quieres es estar cerca.—Necesito
LeynaTenía la necesidad de hacer lo que no solía hacer, salir por ahí a divertirme con mis amigos y conocidos, acabar la noche en casa de Amelia y olvidarme de Mario. De lo gilipollas que se había portado conmigo cuando me gritaba a todo pulmón que mi amor por él era una tontería.Pero, ¿saben qué?, terminé de alistarme y cuando ya había apagado las luces escuché un ruido al otro lado de la puerta de la casa. Rápidamente, me escondí bajo mi cama y esperé a ver de quien se trataba. Por un momento pensé que habían entrado a robar, pero cuando percibí la figura del verdadero ladrón de mi corazón, me relajé y continué oculta bajo ese colchón.—Golpe y efecto— pensé sonriendo mientras el frío del suelo lo sentía filtrase bajo la tela de mi camisa.Este
MarioLo difícil no es aceptar un amor imposible, lo que realmente cuesta creer y normalizar es la situación y los detalles en la que ese amor se está dando. Uno quiere, desea y es evidente que también llega a doler. Así es, nos duele rechazar sabiendo que lo quieres de igual manera, estando prohibido o no. Pero rechazarlo para no romper una amistad de años es igual a cerrar la boca en contra de tus propios deseos.—El valor de esas acciones son del doble de lo que te están ofreciendo, Volker. Simplemente, recházalas ni hace falta que me lo consultes.Mientras ceno solo en la cocina, el trabajo de España me estaba estresando. Me tenía nervioso y no precisamente todo lo acumulado, sino lo que mis ojos veían.Esta mañana fue intensa, ella aceptó no presionar más y dejar las cosas como estaban. Y en parte pienso que es lo mejor. Intentar n
LeynaDescribir la forma en la que me sentí al tenerlo tan cerca de mí viendo aquella película fue como si por primera vez estuviese durmiendo en el cielo, que nada ni nadie tenía sentido, excepto nosotros dos. Por única vez me sentí diferente y aceptada de alguna manera como lo deseaba.—Madrugaste— dijo al verme sudada y con tan solo un top y leggins de licra.—Salí a correr por la zona.Mario baja su mirada y toma asiento a mi lado, el brillo de mi piel le llamaba a gritos y eso era evidente, él me dejaba ver lo que tanto ocultaba al bajar sus ojos.—Toma— le di su taza de café—. ¿Me llevarás a clase?Sus ojos buscan los míos y mi pecho vibró—. Si quieres, sí.—Quiero.—Vale, entonces date prisa en cambiarte, tengo una junta importante en una hora.Con