Las clases comenzaron, pero Jos no estuvo en ninguna, al entrar a la cafetería lo busqué pero tampoco estaba.
—Se te perdió tu Romeo. -Bromeo mi amiga.
—No bromees así.
—Perdón. Yo también tengo algo para contarte. Mira —me dio un sobre, lo tomé y lo abrí. Era una carta, comencé a leer lo que decía: Eres una extraña estrella en el cielo que no logro dejar de mirar. Diferente a todas las que hay en el cielo, única como pocas que brillan en la oscuridad Att: un chico que está profundamente enamorado de ti.
En el fondo tenía un dibujo de muchas estrellas, pero solo una era dorada. Sonreí al imaginarme a Alonso escribiendo cada palabra. Siguió el camino de mi amigo alíen.
—Tienes un gran admirador —metí la carta en el sobre.
—¿Crees que sea verdad? Nunca antes había recibido una carta anónima. ¿Y si es un acosador? ¿Y si es feo? ¿Y si solo quiere tener sexo?
—No es nada de eso.
—¿Cómo sabes?
—Solo déjate amar.
—
Me fui directo a mi casa, la bicicleta se me tambaleaba y caí casi llegando a mi casa. Me quede sentada y tratando de controlarme. La cabeza nuevamente comenzaba a retumbarme.—¿Te encuentras bien? —levante la vista y la hermosa cara de la madre de Jos estaba frente a mí.—Sí —me levanté de golpe y eso hizo que me mareara. La madre de Jos me tomo del brazo.—Te llevaré a mi casa.—No, no quiero molestar.—No es ninguna molestia —levantó mi bicicleta y me ayudo a llevarla hasta su casa. La dejo afuera y entramos. La pequeña cabaña lucia increíble, muy hogareña, luces tenues colores claros y opacos, los muebles combinaban con el color ladrillo de las paredes, una chimenea muy linda y una hermosa lámpara colgante en medio de la sala, todo muy lindo.—Decoró muy bien su casa —me senté en un pequeño sillón.—Gracias, me gusta decorar —me dio un vaso de agua. Un gatito negro comenzó a pasarse entre mis piernas, quise tocarlo pero me gruño.<
Nuestro amor es como los vampiros. Que se deshace con el sol.Me senté en una esquina de mi balcón a observar la luna. Recordando la noche anterior en dónde todo pintaba color rosa y en donde imaginé conocer al hombre que tenía frente a mí, pero en realidad no sabía nada de él, solo lo que quería saber. Tenía la vista borrosa gracias a las mil lágrimas que querían desbordarse por mi rostro, reprimí mi llanto en un gemido. Esto me lo tengo merecido por tirarme al abismo sin un paracaídas, por lanzarme al agua sin saber nadar. El pecho me quema, nunca había sentido tanta decepción. Nunca había tenido tantas ganas de salir corriendo y abrazar a alguien, como tener que retenerme y atarme al palo de mi cama, que esa idea no estaría nada mal. Me puse los audífonos y puse la radió, parece que todas las emisoras conspiraron contra mí. Me arrebaté los audífonos y cerré los ojos.Escuché el cantar de los pájaros, al
Estaba buscando las fotografías que llevaría, Alan me dijo que llevaría las diez mejores que tuviera, pero no sé cuáles son las mejores. Alguien toco mi puerta con dos golpes, sabía quien era.—Pasa Alonso. La felicidad no cabía en mi pecho, mis fotografías iban a ser exhibidas y muchas personas lograrán ver las cosas desde un punto muy distinto a lo que han estado acostumbrados a ver.—Gracias Alan, siempre estaré agradecida contigo, no sé cómo pagártelo.—Tal vez autografiándome esto —me dio un pequeño papel —sé que dentro de poco valdrá oro. —Sonreí y le di un gran abrazo —esto vale aún más.Don Julián de las Casas dueño de la galería, haría un evento para dar primicia a mis fotografías, me pidió nuevas fotografías el día iba a hacer exclusivamente para mostrar mis obras. Estaba tan entusiasmada, cosas como estas valen la pena recordar siempre. Este sábado está perfecto para salir y capturar buenos momentos, Alonso me acompañó él también es un buen fotógrafo así que me ayuda a elegir algunos lugares. Le tome fotos a la ciudad, le tome foto a los bosques, Alonso también le hice una sesión de fotos.—Sabes esta es tu oportunidad, puedes exhibir tu fotografíCapítulo 26
Estaba formulando las palabras en mi cabeza, pensando bien cuál sería mi decisión una que no me lastimara ni de la cualarrepentirme, al salir del planetario iba a subir al bus, pero alguien me tomo de la cintura llevándome lejos del bus.—Oye ¿Qué t
La noche calló. Íbamos en la carretera a una velocidad muy baja. El viento revoloteaba enmi cabello, me sentía feliz de estar con él, pero no podía demostrarlo del todo tenía que ayudarlo a encontrar su camino.—¿Crees que lo del astronauta fue algo exagerado? —grito—Sí, algo —le respondí con el mismo volumen de voz. Vi como sus labios se curvaban en una sonrisa. No pude evitar sonreír también. Llegamos hasta mi casa, me ayudó a bajar de la motocicleta.—No te vuelvas apartar de mi lado, eres como mi ancla, que me ayuda a mantener la cordura.—No vuelvas a lastimarme.—Te juro que me dolió mucho haberte tratado así, trató de controlarme—sus manos comenzaron a temblar, así que las entrelace con las mías.—Yo te ayudaré. —me pego a su
El semblante de Jos es distinto, lo veo más relajado, cuando no está lleno de odio su mirada es tan dulce, sus ojos reflejan tanta paz, sus pestañas largar y gruesas que parecen que con cada movimiento destruye algo dentro de mí, su sonrisa que me paraliza. Al fin está dejando salir a un ángel cautivador y deja su disfraz de demonio.—¿Puedo saber en qué piensas?—¿Eh? En nada, solo estoy disfrutando esto.—Me parece que me estás analizando.—¿Por qué piensas eso?—Porque me ves como chango de feria - Reí ante su comparación y en ese momento me di cuenta de que desde que nos sentamos frente al lago no había dejado de mirarlo.—No te estoy mirando a ti.—¿No?—Bueno sí, veo tu lunar. ¿Sabías que las personas que poseen un lunar arriba del labio tienden a tener éxito y riqueza?—No, nunca investigue los poderes de los lunares.—Deberías, tú tienes muchos apuesto a que cada uno de ellos te ayuda en más de algo, tiene
El viento que nos pegaba por la fuerza de la moto ayudó a que nos secáramos un poco, la noche comenzaba a ponerse muy fría, los dientes me temblaban junto con todo mi cuerpo. Jos se estacionó frente a unas ventas ambulantes, se bajó y me ayudo a quitarme el casco. —Si no te cambias te resfriaras.—Estoy bien, cuando llegue a casa.—Ahora, ven —me cargo y me bajo de la motocicleta, tomó mi mano y comenzamos a caminar hacia una venta de ropa.—En serio no es necesario —hizo caso omiso a mis palabras y siguió caminando, tomo un sudadero con la mano izquierda y luego lo puso frente a mí.—Te queda bien - rodé los ojos, luego tomo otro y lo llevo hacia la caja, se lo empacaron y me llevo hasta los vestidores —puedes meter aquí la ropa mojada —me dio una bolsa plástica, la tomé junto con el sudadero. Para ser franca no era feo para haberlo tomado sin ver otras opciones no estaba mal, era negro con capuchón y tenía un alíen en la parte superior derecha, él tomó