Son las once del mediodía y la alarma suena haciendo que casi me caiga de la cama.
Exacto, te estarás preguntando ¿Por qué no te levantas a la mañana?, ¿No tienes que ir a tu escuela americana?. Estás equivocado si creés eso porque la realidad es que entro a la escuela al mediodía.
Que vivo en un país tercermundista, donde no estoy viviendo como la protagonista de una película cliché.
Ni siquiera mi madre tiene un auto para poder alcanzarme hasta el colegio, me toca viajar en el bus, que si estoy de suerte llego a horario a tomarlo. Que si la vida y los astros se alinean me para, y no sigue de largo por estar recargado hasta el techo. Llegar a sentarte en el bus, es como levantarse y ganar la lotería, porque la mayor parte del tiempo me toca ir parada, con alguna axila de aromatizante.
Las cosas al menos este año serían diferentes, había conseguido un auto que lo compre juntando mis ahorros, es una chatarra, luce como si se fuera a desmoronar en dos cuadras. Pero es la salvación de no tener que ir en el bus.
La realidad es que mi escuela no es tan grande como te imaginas, no hay casilleros, no hay baños qué tienen la medida de mí casa, no hay aulas para cada materia, no hay un equipo de básquet, solo es una escuela pobre en donde de vez en cuando se acuerdan de poner papel higiénico en los baños.
Por cierto mí nombre es Emma Noha Gutierrez, un poco largo pero creo que suena bien. Te voy ahorrar la parte en donde te cuento como me levanto, como voy al baño, supongo que lo demás ya lo sabes.
Vamos a la parte en dónde llegó al infierno, ¿Pero todo infierno tiene demonios, cierto? Bueno ahí siempre están mis mejores amigas; Susy, Cindy y Diana.
¿Creíste qué era la típica solitaria? Claro que no, ellas hacen qué yo me sienta completa. Podíamos decir que éramos las únicas extraterrestres capaz de gritar si pasaba algo genial, aunque media escuela nos esté mirando mal, nada de eso nos importaba.
Cada uno estaba en su propio mundo, hay veces que la gente de alrededor parecían simplemente un decorado para nosotras. Éramos como una especie de chicles enredados, pasábamos todo el tiempo que podíamos juntas.
Ellas simplemente son las únicas personas que me entienden, que logran comprender cada faceta rara de mi. Son las únicas que no piensan que estoy loca -o quizás sea pero en una buena forma -ellas sin embargo, tienen el mismo nivel de locura que yo, incluso peor.
Simplemente son las únicas personas con las que me siento segura de socializar, siento miedo de abrirme a otras personas por temor de que piensen que soy un bicho raro o no caerles bien.
A veces mis inseguridades y mi ansiedad social, tienden a jugar con mis pensamientos con frecuencia. Me hacen sentir que no podría relacionarme con nadie más, que no sería igual.
Así que en mi mundo solo estaba mi familia y ellas tres.
—¡Dios mío! ¿Alguien más vio el trasero de ese chico? —habló Cindy entre risas.
—Siempre hablando de traseros —respondí de mala gana.
—No intentes ponerte en el papel de santa, que tú también los miras. Además, no hay nada más interesante en el colegio que disfrutar la vista.
—Eres una pervertida —murmure.
—Solo soy sincera.
No respondí nada. Cindy tiene alrededor de treinta crushes en el mismo colegio, y asegura que es lo único que la alienta a venir a clases.
No quise sacar más tema, porque enseguida se pondría a parlotear de todos sus hombres inalcanzables.
Su cabeza vive en Disney, pero termina chocando contra la pared demasiadas veces. Encontrar alguna persona en estos tiempos es muy difícil, más cuando parece que todos son iguales.
Pero… ¿Quien la culpaba por eso?. Si yo vivo enamorada de personajes ficticios, esperando a que alguno salga del libro.
Pasan las horas y literalmente no me puedo concentrar en nada. Es como si mi cerebro solamente se concentra en cosas estúpidas, como en una mosca o lo dañado que tiene el cabello la chica que está al frente mío.—Emma, ¿Tú qué opinas?. Ya que por lo que veo estás bastante concentrada en lo que hablo —él profesor de historia me sacó de mis ideas.Puedo ver como toda la clase me está observando esperando mi respuesta. La verdad no tengo ni idea de que estaba hablando el profesor hace unos instantes.—¿Emma? —vuelve a interrumpir mis pensamientos el profesor. Cuando terminó la hora de clases vi un mensaje de mamá que decía que había hecho una cita con Christian, en su oficina. En realidad tenía interés de conocerlo y hacerle algunas preguntas así que fui directo al Bufete de abogados, dónde trabaja con mamá.Al llegar la recepcionista me atendió;—Buenas tardes señorita, ¿A quién desea ver?.—Tengo una cita con Christian Riddle, mi nombre es Emma Gutierrez.—¡Sí claro! Le está esperando. Sígame por favor.Caminamos por un larCapítulo 3
Luego de terminar la conversación con Christian, salí de su oficina prácticamente corriendo. Estaba oscureciendo y a mi auto no le andaban las luces delanteras.Estando ya cerca de la entrada y con una velocidad igual a la del corre camino me choque con un chico. No lo había podido ver bien, ya que iba todo encapuchado.Me enojé bastante, sé que venía corriendo pero tenía intenciones de esquivarlo pero él pasó su super hombro que parecía el martillo de Thor haciendo que me tambaleara como una gelatina.No fui capaz de ocultar mi evidente molestia.—&
Siendo domingo decidí quedar con mis amigas, aunque nos veíamos a diario en el colegio, aún así necesitábamos un día para nosotras y hace tiempo que no nos juntabamos de esta forma. Decidí invitarlas a mi casa a pasar el día, como normalmente habíamos hecho tantas veces anteriormente.A las doce del mediodía, llegaron temprano, lo sé, al menos para mí eso era temprano, porque es domingo. Tuve que agarrar una fuerza celestial que no sé de donde vino, para poder levantarme temprano y limpiar el departamento.Las chicas me recibieron con felicidad y unas ganas de vivir, que no sé de dónde sacaban.Luego de saludarnos con la misma emoción, entraro
Las chicas se habían ido por la mañana, se fueron al igual que zombies vivientes, ya que ninguna había dormido. Sin embargo, les abrí la puerta y seguí durmiendo.Me maldije a mí misma por no haber puesto la alarma ya que me levanté de puro milagro y tarde. Miré el reloj y eran doce en punto del mediodía.Tenía tan solo una hora para pararme e ir al colegio. Ojala algún día la vida me pagará o apremiara por las tantas veces que llego tarde o me levanto tarde. Incluso cuando intento no hacerlo, me sale natural, como si el tiempo se burlará de mis intentos inútiles por querer alcanzarlo.—¡Oh por Dios!. Mierda. Mierda— repetía como u
Luego de esperar un par de minutos, por fin era el turno de Naithan. Daba gracias a la vida por el hecho de que no se había percatado de mi presencia.Ya que no tenía la menor idea de qué iba a pensar al verme, o bueno si al menos me iba a recordar. Termino de pagar, y no supe donde esconderme.En cuanto volteó se quedó unos segundos analizando mi imagen, como si su mente le trajera el recuerdo de mi voz elevándose y pasando pena. Tenía un aire arrogante que le quedaba genial, el tipo de chico que las miradas serias y de superioridad, pueden pedirte lo que seas y tus hormonas responderán por ti.—Hey gelatina ¿Me recuerdas? —Me sorprendió tanto po
Al terminar la clase invité a las chicas a tomar algunos mates a casa, ya que no tenía nada que hacer y quería compañía. Estuvimos un buen rato hablando y en todo momento no podía dejar de pensar en la extraña conversación que tuve con Naithan.Anda a saber si me engancho fácil.Fue un gran alivio para mi que ninguna de ellas nos haya visto hablar, ni les quise contar nada de lo que sucedió.No quería que me hagan preguntas de las cuales no obtendría respuestas. Tampoco quería contarles las sensación extraña que provocó en mí, y a pesar de que tenga la reputación de un maleante a mi no me parece que lo
Naithan, estaba parado en la puerta. Lo mire de arriba a abajo. Llevaba puesto un jean azul, un buzo rojo vino y una campera de Jean.Absolutamente todo se le veía bien, podría ponerle una bolsa y seguiría igual de hermoso. Luego de quedarme como una idiota contemplándolo decidí hablar.—¿Qué haces tú aquí?. ¿Cómo sabes dónde vivo? acaso me estás acosando ¿O qué? porque si es así ya mismo voy a llamar a la polic... —y antes de que pueda terminar de hablar, me interrumpió.—Dios mío. ¿Se encuentra Christian Riddle aquí? Soy su sobrino. ¿Tan importante crees q