Cuando terminó la hora de clases vi un mensaje de mamá que decía que había hecho una cita con Christian, en su oficina. En realidad tenía interés de conocerlo y hacerle algunas preguntas así que fui directo al Bufete de abogados, dónde trabaja con mamá.
Al llegar la recepcionista me atendió;
—Buenas tardes señorita, ¿A quién desea ver?.
—Tengo una cita con Christian Riddle, mi nombre es Emma Gutierrez.
—¡Sí claro! Le está esperando. Sígame por favor.
Caminamos por un largo pasillo, realmente es un edificio muy elegante y prestigiado. Al terminar el recorrido la secretaria me indicó que tocará la puerta y él señor Christian me dejará pasar de inmediato.
Toqué la puerta algo nerviosa, sentí hasta mi mano temblar. No se me da bien conocer a gente nueva, especialmente cuando se trata de gente importante. Christian no tardó en responder.
—...Pase.
—Buenas tardes, permiso. Soy Emma, la hija de Luciana —sone sería, aunque por dentro estaba temblando.
—¡Emma! Estaba esperándote—
respondió con una sonrisa mientras se paraba de su silla —Pasa, siéntate.
Hice tal como me indicó, permití que el silencio nos envolviera para que él fuera el primero en dar una iniciativa de conversación, porque yo no sabía cómo hacerlo.
—Bueno… —se notaba algo incómodo —Sé que no es la mejor manera de conocernos, pero como sabrás tu madre y yo no disponemos de mucho tiempo debido al trabajo.
Lamento que no hayamos adelantado esta conversación anteriormente, tienes toda mi atención, responderé lo que quieras. Espero poder ser de tu agrado, que nos llevemos bien, ahora que seremos parte de la misma familia.
Sentí en aquel instante que estaba en una entrevista. Aquel hombre con su traje detrás de un escritorio, sentada en aquella oficina de colores grises. ¿Qué se supone que le pregunté o diga?. No es como si esto fuera alguna especie de examen, en donde, según las respuestas nuestro futuro se definiría. Aunque quizás lo fuera. No lo sé. No dispongo de mucho tiempo para analizarlo, si ya se van a casar.
De todas maneras el señor Christian, tiene buena pinta, luce amable y respetuoso. Quizás no tenga que preocuparme demasiado.
—Sí, bueno, tenía curiosidad de saber con quién estaba mi madre— me limité a decir —Ya que no estaba enterada que saliera con alguien.
—Tu madre me ha dicho que estos últimos años no lograron mantener una relación muy unida...
—Así es pero creo que poco a poco hemos mejorado. Además nunca nos ocultamos nada —hice una pausa. —Entonces, ¿Cuánto tiempo llevan juntos?.
—Un año y medio.
Fingí perfectamente que aquella respuesta no me había afectado, pero fue un maldito puñal. Un año entero en donde ella guardó todo. No sé cómo logró hacerlo, ni como yo no fui capaz de darme cuenta de lo que sucedía frente a mi nariz.
—Es mucho tiempo… Pero creo que sí se han mantenido juntos es porque realmente se quieren. Solo te pido que seas un buen hombre, aunque no he estado mucho juntó a ella éste tiempo, no deseo que se aprovechen de ella.
—Puedes quedarte tranquila. Luciana, es una mujer increíble y haría todo por hacerla feliz.
Había sinceridad en su mirada, y me aferre a ello. Esperaba profundamente que realmente sea así, que este hombre no le falle.
Extrañamente estoy en un punto en donde no confío en ningún hombre.
La vida no puede culparme de eso cuando me da suficientes razones.
Si aquel hombre rompía el corazón de mi madre, ella quizás fuera lo suficientemente orgullosa para nunca contarlo. Se guardaría todo simplemente para pretender estar bien, porque siempre intenta darme esa imagen, ella no sabe que aprendí a leer sus ojos, su mirada es la única que me da sinceridad cuando sus palabras no lo hacen.
¿Cómo intentas reparar el corazón de tu madre, cuando se supone que es ella la que debe reparar el tuyo si te lo rompen?.
Luego de terminar la conversación con Christian, salí de su oficina prácticamente corriendo. Estaba oscureciendo y a mi auto no le andaban las luces delanteras.Estando ya cerca de la entrada y con una velocidad igual a la del corre camino me choque con un chico. No lo había podido ver bien, ya que iba todo encapuchado.Me enojé bastante, sé que venía corriendo pero tenía intenciones de esquivarlo pero él pasó su super hombro que parecía el martillo de Thor haciendo que me tambaleara como una gelatina.No fui capaz de ocultar mi evidente molestia.—&
Siendo domingo decidí quedar con mis amigas, aunque nos veíamos a diario en el colegio, aún así necesitábamos un día para nosotras y hace tiempo que no nos juntabamos de esta forma. Decidí invitarlas a mi casa a pasar el día, como normalmente habíamos hecho tantas veces anteriormente.A las doce del mediodía, llegaron temprano, lo sé, al menos para mí eso era temprano, porque es domingo. Tuve que agarrar una fuerza celestial que no sé de donde vino, para poder levantarme temprano y limpiar el departamento.Las chicas me recibieron con felicidad y unas ganas de vivir, que no sé de dónde sacaban.Luego de saludarnos con la misma emoción, entraro
Las chicas se habían ido por la mañana, se fueron al igual que zombies vivientes, ya que ninguna había dormido. Sin embargo, les abrí la puerta y seguí durmiendo.Me maldije a mí misma por no haber puesto la alarma ya que me levanté de puro milagro y tarde. Miré el reloj y eran doce en punto del mediodía.Tenía tan solo una hora para pararme e ir al colegio. Ojala algún día la vida me pagará o apremiara por las tantas veces que llego tarde o me levanto tarde. Incluso cuando intento no hacerlo, me sale natural, como si el tiempo se burlará de mis intentos inútiles por querer alcanzarlo.—¡Oh por Dios!. Mierda. Mierda— repetía como u
Luego de esperar un par de minutos, por fin era el turno de Naithan. Daba gracias a la vida por el hecho de que no se había percatado de mi presencia.Ya que no tenía la menor idea de qué iba a pensar al verme, o bueno si al menos me iba a recordar. Termino de pagar, y no supe donde esconderme.En cuanto volteó se quedó unos segundos analizando mi imagen, como si su mente le trajera el recuerdo de mi voz elevándose y pasando pena. Tenía un aire arrogante que le quedaba genial, el tipo de chico que las miradas serias y de superioridad, pueden pedirte lo que seas y tus hormonas responderán por ti.—Hey gelatina ¿Me recuerdas? —Me sorprendió tanto po
Al terminar la clase invité a las chicas a tomar algunos mates a casa, ya que no tenía nada que hacer y quería compañía. Estuvimos un buen rato hablando y en todo momento no podía dejar de pensar en la extraña conversación que tuve con Naithan.Anda a saber si me engancho fácil.Fue un gran alivio para mi que ninguna de ellas nos haya visto hablar, ni les quise contar nada de lo que sucedió.No quería que me hagan preguntas de las cuales no obtendría respuestas. Tampoco quería contarles las sensación extraña que provocó en mí, y a pesar de que tenga la reputación de un maleante a mi no me parece que lo
Naithan, estaba parado en la puerta. Lo mire de arriba a abajo. Llevaba puesto un jean azul, un buzo rojo vino y una campera de Jean.Absolutamente todo se le veía bien, podría ponerle una bolsa y seguiría igual de hermoso. Luego de quedarme como una idiota contemplándolo decidí hablar.—¿Qué haces tú aquí?. ¿Cómo sabes dónde vivo? acaso me estás acosando ¿O qué? porque si es así ya mismo voy a llamar a la polic... —y antes de que pueda terminar de hablar, me interrumpió.—Dios mío. ¿Se encuentra Christian Riddle aquí? Soy su sobrino. ¿Tan importante crees q
Luego de que Naithan se fuera, mientras estaba sentada y escuchando como conversaban de fondo, me puse a buscar los motivos de tal apodo. Buscar algún indicio de porqué me veía así, es decir, no sé si tomarlo como un insultó o cómo.Entonces lo recordé, el primer día que lo conocí le mencioné que parecía una gelatina. Me causó gracia y una incomodidad extraña que utilizará mis propias palabras en mi contra, el hecho de que incluso se acordara de las loqueras que dije aquella noche, me parecía extraño. Todo en él era extraño.—Cielo, ¿Está todo bien?. Christian, quiere hablarte de algo —mi madre llamó mi atención. Al darme
El lunes había llegado demasiado rápido, ni siquiera me dio tiempo de disfrutar el fin de semana, pero el lunes es el día que más rápido llega cuando menos lo quieres. Hice mi rutina de siempre y salí en la chatarra que tengo por auto directo a la escuela.Llegué rápido, el tráfico se encontraba ligero y me permitió llegar en cuestión de minutos. Salude a mis amigas quienes también recién estaban llegando.La primera clase pasó rápido, ya que el bendito profesor de historia tenía la magia de explicar la clase de manera entretenida y entendible, haciendo que las horas no sean pesadas. Ya en el recreo estando todas juntas de nuevo, hablando de cualquier cosa, les quise contar todo lo que pasó con Naithan.&nbs