Capítulo 6

Las chicas se habían ido por la mañana, se fueron al igual que zombies vivientes, ya que ninguna había dormido. Sin embargo, les abrí la puerta y seguí durmiendo.

Me maldije a mí misma por no haber puesto la alarma ya que me levanté de puro milagro y tarde. Miré el reloj y eran doce en punto del mediodía.

Tenía tan solo una hora para pararme e ir al colegio. Ojala algún día la vida me pagará o apremiara por las tantas veces que llego tarde o me levanto tarde. Incluso cuando intento no hacerlo, me sale natural, como si el tiempo se burlará de mis intentos inútiles por querer alcanzarlo.

—¡Oh por Dios!. M****a. M****a— repetía como una oración al mismísimo infierno, mientras iba juntando mi ropa para entrar a bañarme lo más rápido posible.

Como notarán la palabra m****a es mi favorita.

Me bañe tan rápido que me sentí sucia. Ya que mis baños duran alrededor de una hora, -sí, menuda manera de gastar agua- pero ¿No les pasa que a la hora de bañarse es cómo un tiempo de relajación y meditación? más cuando es invierno  y el agua está totalmente calentita. Es como si mi mente tuviera claridad en ese ámbito, que es capaz de ponerme a reflexionar y a deprimirme en cuestión de segundos.

Aunque esto únicamente sucede cuando no tengo música, porque no hay nada más relajante que poner música a todo volúmen y cantar como si estuviera en un escenario. 

Poner a Harry Styles de fondo es un viaje de ida, olvídate de querer salir de la maldita ducha. 

 Justamente hoy tuve bañarme de forma breve, cosa nunca antes hecha. Salí del baño corriendo, tarde unos minutos en vestirme y dedicar el tiempo en intentos inútiles por querer secar mi cabello con rapidez.

Amo con locura el invierno, es una de mis estaciones favoritas, pero lo que más odio es la humedad. Mi pelo se podía ver bien ahora que está mojado, pero al momento de secarse estoy segura que me iba a poner al igual que un gato esponjado.

Luego de vestirme y estar un poco arreglada baje para ver si había algo de comer en la heladera, creo que también iba a tener que comer toda atragantada, ya que quedaba poco tiempo. Agarre lo primero que encontré, unos sánguches que había quedado de anoche, así que comí y me lleve algunos en la mano para comer en el auto.

-Nótese que sin comida no voy a ninguna parte- 

Llegué a la escuela lo más rápido que pude, gracias a la vida había poco tráfico y llegué justo.

—¡Hey hola! —saludé a las chicas al bajar del auto, las tres me estaban esperando afuera.

—Hola, ¿Te pasó algo? Llegas más tarde que de costumbre —preguntó Susy, interrogandome.

—Seguro se quedó dormida —acertó Diana, como si me hubiese leído mi mente.

—Exacto.

Al darme cuenta todos seguíamos afuera esperando que la directora o algún encargado se dignaran a abrir la puerta. La gente estaba media inquieta, y por lo que pude escuchar la mayoría estaban hablando acerca de un rumor que no alcance a oír.

Les cuento un poco, al ser una escuela chica se corren rumores todo el tiempo y llegan a oídos de todos rápidamente. Así que no puedes tirarte un pedo tranquilo porque hay gente que al parecer no tienen una vida propia, y están pendientes de la vida de otros, de lo que hacen y dejan de hacer.

—¿Han oído el nuevo rumor? —preguntó Diana, acercándose a nosotras. Diana ama los rumores, a veces podía ser igual que esas ancianas chismosas.

—No —respondimos sin ánimos de saber.

—Bueno, se dice que está por llegar Naithan Tevez a esta escuela. Por lo que parece viene hoy, él chico tiene una mala pero malísima reputación, lo han echado de varias escuelas y al parecer tiene problemas con las drogas y otras cosas más. Se hizo famoso por hacer un récord de ser echado de cinco escuelas en un mismo año —nos empezó a contar Diana.

La verdad no tenía ni la menor idea de quién era Naithan. Tampoco entendía como la gente podía importarle tanto aquello, osea no es como si él chico fuera Pablo Escobar pero la gente de esta escuela le daba importancia a cualquier estupidez.

Aparte que cumplía con todas las características de un badboy, me daba risa de tan solo pensarlo. Los que tenían esa reputación no suelen ser tan bonitos como están descritos en un libro cliché. 

—Ajam —respondí en un tono cortante.

Las demás empezaron a hacer comentarios que no me interesaban en absoluto.

—¿Qué edad tiene? —preguntó Cindy.

—Creo que veintiuno —respondió Diana. 

—Un poco grande para seguir acá— respondí. 

—Lo sé pero con todo lo que dicen de él, estoy segura de que no es para nada inteligente —habló Diana.

—Muchas veces no se trata de la inteligencia, son flojos, no tienen ánimos de seguir estudiando y vienen por obligación  —justifique, me pareció un comentario extraño teniendo en cuenta que ni lo conocemos. He conocido a tanta gente que repite de año por ser flojos pero también sé que son inteligentes, que si ponen atención y esfuerzo, saben hacer las cosas bien.

Luego de hablar de este chico, que luego siguieron contando más cosas de él -cosas que en realidad contaba Diana, a veces podía parecer una Wikipedia de los chismes-. La verdad no tengo idea de como consiguen tanta información de alguien, o si solamente se las inventan, pero hasta ha contado de los daddy issues que tiene.  

En fin, luego de un rato de seguir hablando se dignaron a abrir la puerta.

***

Las próximas horas como saben fue un infierno, las clases de matemáticas son las peores que pueden haber en este mundo. Nunca entiendo absolutamente nada, es como si él profesor hablase en otro idioma a la hora de explicar.

Ya terminando la clase fuimos a un pequeño break. Quise ir al kiosco para comprar alguna bebida, ya que después de comer cinco sánguches mi boca quedó como si fuese un desierto.

Estaba esperando impacientemente. Mi ansiedad ya me estaba ganando así que me dediqué a mirar al chico que tenía enfrente mío, cuyo cabello castaño estaba mejor cuidado que el mío. Me sorprende lo lindo que pueden tener el cabello los hombres muchas veces, una como mujer tiene que andar comprando mil productos porque la planchita te quema todo el cabello y ni hablar de los tintes. Me corrí más al costado, porque la fila no avanzaba y pude notar de quién se trataba.

Era él, era él chico descortés que me había empujado al salir del Bufete de abogados, donde trabaja mi mamá y Christian. No quise decirle nada, así 

que volví a ponerme bien en la fila.

Es decir ¿Qué le podía decir?, me quedo la bronca que me haya dejado como un payaso, luego de haber discutido con una pared. Rogaba a la vida de que no notará mi presencia porque sería muy evidente el hecho de que soy la loca que quería discutir.

Vaya suerte la mía, encontrarme al desconocido justamente aquí. Cuando me había permitido ser histérica solamente porque creía que no volvería a verlo. Mi vida hasta este punto, es como una mala historia narrada por alguien que disfruta de causarles momentos desagradables a sus personajes.

—Naithan, ¿Quieres pasar? —le habló una chica rubia que estaba enfrenté de él.

Se me fue inevitable no sentir que mis ojos se salían fuera de lugar al darme cuenta que él era el famoso Naithan, de que tanto nos contó Diana. Naithan áreas el hombro de Thor, aceptó lo que la rubia le propuso y avanzó un paso más. Luego la rubia se cansó de esperar y se fue.

Vaya vida irónica. El chico guapo, con pasado oscuro, lo conocí de forma desagradable y ahora está en bandeja frente a mis ojos. ¿Qué más le podría pedirle a la vida aparte de que se retire?.

Porque no fui hecha para ser protagonista de ninguna historia. Más bien se me dan geniales los papeles secundarios en donde permanezco como una sombra. 

La fila avanzaba a paso de tortuga, se me estaba yendo la poquísima paciencia que reservaba. Odio hacer filas, especialmente porque me siento extrañamente incómoda y me genera ansiedad tener que ensayar la forma en la que haré mi pedido a la encargada del kiosco. 

Lo único que le pedía a la misma vida, es que el bendito chico sacado de un libro, no se diera vuelta y se percatara de mi presencia. Si lo hacía, al menos espero que no me recuerde.

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