El llamado de Collin hacía Irina fue inútil, incluso él mismo se sorprendió cuando ella se fue, Lana se encargó de llevarlo a un hospital para que le vieran el golpe, efectivamente tenía la nariz fracturada, lo intervinieron y cuando salió pensó que Lana estaría ahí para verlo, pero no la encontró, aunque su madre llegó al poco tiempo.

–¡Collin! ¡Santo cielo, mira lo que te hicieron!

Ella lo revisó preocupada.

–Estoy bien, mamá.

A veces su madre podía ser demasiado hostigante con eso de querer estar cuidandolo todo el tiempo.

–¿Dónde está Lana? –le preguntó.

–No lo sé, cielo, yo acabo de llegar y no había nadie.

–Seguro tú hiciste que se fuera –la regaño.

–Cielo, te aseguro que no he hablado con nadie.

–Algo debiste hacer.

O algo debió pasarle para irse, no lo dejaría ahí solo, Lana había sido muy atenta con él, lo había llevado al hospital privado para que lo atendieran, aunque después de que lo atendió la enfermera ya no lo vió, seguramente algo le pasó.

–¿Le dijiste a Irina? –dudó