—Stella… — dijo la señora Alicia llamándome desde el otro lado de la cocina.
En su tono serio había algo que me preocupaba, ella no solía molestarse pero cuando lo hacía definitivamente era mejor no obstaculizar su camino, mucho menos ser la razón por la que se molestaba.—Voy para allá — contesté al mismo tiempo que secaba mis manos para seguirla hasta su oficina.Me quedé de pie en la entrada, mirándola fijamente mientras ella recorría la oficina, buscando algo en sus gavetas.—Quiero que te vayas a casa en este mismo instante… — dijo con cierta dificultad mientras sacaba una de las gavetas de la parte inferior de su escritorio.—¿Me está despidiendo? — pregunté un tanto alterada, llevaba tanto tiempo en este trabajo que la sola idea de abandonarlo me parecía un gran choque, sobretodo porque gracias a este trabajo mi familia podía mantenerse medianamente estable.—¡Claro que no! — exclamó ella mientras fruncía el ceño y dirigía su mirada hacia mí — que creas eso incluso me ofende un poco — añadió acomodándose en su asiento.—Lo lamento — respondí sintiendo como el aire volvía a fluir correctamente en mis pulmones.—Te daré el dinero para que vayas inmediatamente a pagar tu deuda, no vaya a ser que ese señor llegue a hacer algo que… — ella detuvo sus palabras y agitó su cabeza, como si de esta manera pudiese sacar cualquier mal pensamiento de allí — no quiero siquiera imaginarlo, solo vé.—Se lo agradezco mucho, señora Alicia pero ayer salí temprano, sería injusto que hoy haga lo mismo — contesté de manera seria.—No he dicho que te vas a quedar allá, vé, paga y vuelves, necesito que te quedes hoy parte de la noche — respondió ella colocando el dinero en frente de mí — un día deberás llamar a la policía, lo que ese hombre hace se llama acoso.—Vivimos en su casa, si lo hago no sabría a donde irme — contesté con firmeza.—Y él se aprovecha de esa necesidad, es realmente detestable.—Volveré lo más pronto posible — dije con una sonrisa, tomé el dinero, le dí un abrazo a la señora Alicia y salí de allí.Salí con prisa, feliz a pesar de todo, cada día conseguía la manera de mostrar mi mejor cara al mundo y de igual manera el mundo me recompensaba demostrándome que, aunque poco a poco, si podía salir adelante.—¿A dónde vas? — preguntó Jayden de manera apresurada, que finalmente conocía su nombre o su supuesto nombre.—Vendré en un momento, síguele tomando fotos al paisaje — respondí riéndome para luego continuar.El clima estaba un poco frío y por alguna razón tenía una extraña sensación en el cuerpo, quizás solo debía apurarme para buscar un abrigo. Eso hice, apresuré aún más el paso, llegué a la puerta, la abrí con rapidez e inmediatamente escuché un extraño sonido que venía de nuestro anexo, dejé la puerta abierta con mis llaves en ella y salí corriendo.—¡Mamá! — gritaba mi hermana viendo la terrible escena.El señor Pablo tenía a mamá tomada por los brazos y puesta contra la pared, mamá lloraba con los ojos cerrados, suplicando por lo bajo con palabras que yo no alcanzaba a escuchar. Me quedé paralizada, tenía miedo, sentía enojo.Repentinamente Jayden tomó al señor Pablo por el cuello, provocando que éste soltara el agarre y mamá pudiera correr para agarrar a Sofía.—¿Qué estás haciendo? — exclamó el señor Pablo enojado.—Eso debería preguntarle a usted, salga de aquí antes de que llame a la policía — contestó él de manera seria.—¡Ésta es mi casa! — vociferó el señor Pablo.—El crimen no tiene refugio — replicó Jayden — aunque puede tratar de explicárselo a mis abogados.Lo llevó hasta la puerta tomado del cuello, haciendo que el gran hombre se convirtiese en un pequeño cachorro asustado, lo empujó hasta el exterior y cerró la puerta a sus espaldas, por suerte el señor Pablo, ebrio como estaba, ni siquiera podía gritar palabras entendibles.—Tomen todas sus cosas y salgan de aquí — indicó él protegiendo la puerta.—No tenemos a donde ir, solo tenemos que pagarle ¿trajiste el dinero Stella? — contestó mamá mirándome.La miré de manera casi automática y asentí repetidas veces, aún no terminaba de procesar lo sucedido pero al menos sentía que ya estaba volviendo a mis cinco sentidos.—Si, si lo traje — respondí nerviosa.—Tomen todas sus cosas y salgan de aquí — repitió Jayden mirando a los ojos a mamá, acentuando cada sílaba mientras asentía, casi deletreando para que ella entendiera — háganlo rápido, por favor.—Pero… — contestó mamá aún temblorosa.—Stella — dijo él acercándose a mí — confía, por favor — añadió tomándome por el mentón para fijar su mirada en la mía.¿Realmente podía confiar en un desconocido? Era una persona que apenas y había visto y con la que tan solo había cruzado una que otra palabra, pero de cierta manera me hacía sentir segura, tal vez porque era lo único del exterior que había logrado atravesar mi fría burbuja.—Vamos a recoger todo — dije inmediatamente yendo hasta la habitación para sacar los bolsos y comenzar a guardar cada una de las cosas que se encontraban allí, excluyendo algunas cosas que eran del señor Pablo.Jayden se acercó hasta a mí, tomó uno de los bolsos y se puso a ayudarme, me extrañaba un poco verlo aquí pero al mismo tiempo me alegraba.—¿Es todo? — preguntó mirando los tres bolsos y la maleta sobre la cama.—Si — respondí avergonzada.—Salgamos de aquí — contestó cargando todo hasta la parte de afuera.—¡No se van a ir sin pagar! — exclamó el señor Pablo sentado tan ebrio como solo él podía estar.—Aquí está su dinero — contesté poniendo en sus manos el sobre que me había dado la señora Alicia, ya lo había contado, estaba completo.—¡Que les vaya bien! — respondió riéndose — no son más que unas zorras viviendo en la miseria — añadió de manera burlona.—Se salva porque tengo los bolsos — replicó Jayden entre dientes ya afuera de la casa.—Tienes que calmarte, Rocky — comenté riéndome mientras lo veía.—¿A dónde vamos? — preguntó Sofía mirando a mamá, pues ella la llevaba cargada en sus brazos para asegurarse de que no le pasara nada malo.—Creo que estaremos bien unos días donde la abuela — respondió mamá fingiendo una sonrisa.—En realidad vamos a quedarnos en un gran hotel — intervino Jayden colocándose a un lado de Sofía — tiene piscina, restaurante, salón de juegos, mini zoológico, seguro que te va a gustar.—¿En serio vamos allí, mamá? — preguntó Sofía emocionada.—Yo… — en los ojos de mamá podía notarlo, estaba tratando de buscar una respuesta pero no la conseguía.—No, no vamos allí, iremos con la abuela un tiempo — contesté con firmeza.—Eres muy aburrida — replicó Jayden mirándome.—Gracias por ayudarnos pero no deseo nada más — dije de manera seria.—No estoy diciendo que haya algo más, Stella. Solo permíteme hacer esto, creo que lo necesitan y no me molesta hacerlo — contestó él acercándose, se veía realmente gracioso cargando con esos bolsos.—Es muy lindo de tu parte pero estaremos bien, he decidido no aceptar tu propuesta, ninguna de ellas — repliqué con sinceridad, aunque era tentador tomar ese camino y quizás era muy egoísta de mi parte, realmente no quería solo venderme a alguien, como si mi cuerpo o mi alma tuviesen precio.—Olvida eso y no creas que hago esto con segundas intenciones, solo permíteme ayudar — él me miró a los ojos y aunque trataba de negarlo si había algo en él que me resultaba realmente atractivo, de hecho quizás por eso no podía aceptar su propuesta, de alguna manera me gustaba tanto que no podía imaginar un romance con factura, deseaba algo real.—Está bien — dí un largo suspiro, había aceptado la derrota y no me gustaba perder — yo necesito volver al trabajo, por favor te encargo mucho a mi familia y nuevamente perdóname por todo esto.—¿Te busco en el trabajo? — preguntó él con una sonrisa tonta.—Supongo que está bien, no quiero llegar toda perdida y que traten de sacarme de allí — bromeé.—¿Alguna vez te han dicho lo hermosos que son tus ojos? — cuestionó él mirándome fijamente — es como viajar sin despegar los pies de la tierra, es como ir a Saturno.Me devolví a mi trabajo con el paso apresurado pero con los pensamientos lentos, él era todo lo que estaba en mi mente, él y su extraña manera de hablar, él y su manera infantil de ser insistente, él y la forma en la que me miraba, como si yo fuese magia, como si yo fuese poesía, como si fuésemos melodía y armonía.—¿Cómo te ha ido? — preguntó la señora Alicia de manera inmediata al tenerme de frente. Yo me quedé pasmada, estática, tratando de recolectar los hechos y procesarlos adecuadamente — pero, dime, te ves como si un fantasma se hubiese atravesado en tu camino, no me digas que…—Si, ha sido un asco, al llegar el señor pablo tenía agarrada a mi mamá y tuvimos que irnos de la casa, salimos de allí lo más rápido que pudimos, aunque al menos pude salir con la frente en alto, entregándole el dinero que tanto reclamaba — contesté sintiendo como mis ánimos decaen.—Esa es la actitud correcta, la que debes tener siempre, herida pero siempre justa — respondió la señora Alicia mientras
Nuestros rostros estaban tan cerca el uno del otro, yo era consciente de ello, estaba nerviosa, sentía su respiración, la tensión entre nosotros, estaba paralizada pero al mismo tiempo realmente dispuesta a permanecer así.—Lo lamento — dijo él alejándose de manera apresurada, podía notar en sus mejillas que un ligero tono rojizo se había instaurado en ellas.—¿Qué lamentas? — pregunté fingiendo no saber nada, un tanto abochornada también por la situación.Una sola duda rondaba en mi mente «¿Yo quería hacerlo?». No voy a negar que la sola idea de besarlo hacía que los vellos de mis brazos se erizaran y que mis piernas temblaran, y mi mirada, mi mirada iba inconscientemente a su rostro y me quedaba con él fascinada.—Nada, no sucedió nada — respondió él colocando las manos en sus bolsillos y mirando hacia otro lado, probablemente para que no notara lo colorado que estaba.—Lo mismo digo, no hay nada que lamentar porque nada ha sucedido.—Si, exacto, todo está bien.—Si, todo está bien.
Me adentré al baño para alistarme, miraba alrededor y cada vez me convencía más a mí misma de que esto era un sueño.Me quité la ropa suavemente, como si el momento del baño fuese un ritual, una vez desnuda me sumergí en la bañera, permitiendo al agua robarse mis penas. No pensaba en nada, por primera vez en mucho tiempo no me estaba mortificando por el día de mañana, solo estaba concentrada en el movimiento de las pequeñas ondas que se producían al caer algunas gotas sobre la superficie acuosa.Luego de un largo tiempo allí (e incluso casi dormirme) terminé de bañarme para volver a la habitación, me senté en la cama luego de haberme secado y coloqué sutilmente el vestido sobre mí, la tela era fina y suave, no esperé un momento más y me lo coloqué, me levanté dirigiéndome hasta el espejo que se encontraba posicionado en una esquina de la habitación, en él me podía ver de cuerpo completo y sinceramente me veía muy linda, aún con mi cabello mojado y desordenado, aún con los pies descalz
Aquella noche me acosté con un montón de pensamientos en mi cabeza y con los mismos pensamientos me quedé dormida.Me desperté a la mañana siguiente con los rayos de sol que entraban por mi ventana, eran tan brillantes, tan cálidos. Sentía que realmente había descansado, busqué mi reloj para darme cuenta de que ya era medio día y yo tenía que ir trabajar por la mañana «¡Carajo!» pensé mientras me levantaba de manera apresurada.Me dí un baño rápido, me coloqué mi uniforme y salí de la habitación, ya luego buscaría la forma de llamar a mamá para planificar todo lo demás.Bajé las escaleras lo más rápido que pude, mi cabello mojado y desordenado como estaba realmente me molestaba golpeando mi espalda.—Disculpa, disculpa, Mucama — se acercó un muchacha hacia mí de manera apresurada.—Lo siento, no soy una Mucama — contesté tratando de ser educada pero sin poder ocultar lo realmente apurada que me encontraba.—¿Quieres serlo? — preguntó la muchacha enarcando una ceja — como sea, te daré
POV: Stella.—¿No es eso un poco extraño? — preguntó Alexandra haciendo un raro gesto mientras me miraba fijamente — digo, no es lo más común del mundo, de hecho creo que es primera vez que escucho de una persona que está en una situación así.El día de trabajo había terminado, cerramos temprano, después de todo habíamos tenido demasiados clientes. Nos tomamos el tiempo para comer algo y compartir un rato, teníamos tiempo sin hacerlo, hablábamos mucho pero siempre mientras trabajábamos.Les estaba hablando sobre todo lo sucedido con Jayden, la cita, el contrato, la pelea con mi madre.—Las personas ricas son extrañas — sentenció la señora Adelina — una vez conocí a uno que coleccionaba dientes de leche, decía que si los comía podría mantener su juventud.—Eso es asqueroso — contesté con una expresión de desagrado — aunque es cierto, es un poco extraño.—Yo creo que está ocultando algo — intervino la señora Alicia con los ojos entrecerrados y con una expresión seria.—¿Creé que tenga m
POV: Josselyn Maggiore.—No puedo creer la escenita que acabas de hacer — reclamó mamá llevándome a un lugar en donde pudiésemos hablar sin interrupciones. Aunque sabía que mas bien lo que quería era regañarme sin interrupciones.—Yo no puedo creer que él haya protegido a esa corriente — repliqué con molestia, sobretodo al recordar la escena, la había tomado por el brazo y se la había llevado con él, la había rescatado de las terribles garras del dragón y el dragón era yo. Realmente ese momento no ayudaba a la imagen que él tenía sobre mí — solo me dejó allí y se fue con ella, a mí me conoce hace años, debería haberse puesto de mi lado, sobretodo si el otro lado lucía como ella.—Yo entiendo que quieras casarte con él pero la mejor manera no es demostrando lo vulgar que puedes llegar a ser — mamá había dado un golpe bajo y si, había dolido.—¿Yo soy la vulgar? — protesté con incredulidad, no sabiendo si reír o molestarme — Esa chica es un asco ¿de qué basurero la sacó y por qué está
POV: Stella Sanders.—Ya no tienes que preocuparte por eso mamá, soy una adulta, entiendo las circunstancias, aún cuando a veces me pongo un poco... difícil, como ayer — contesté tratando de tranquilizarla.—Bueno, si no tengo que pedirte perdón a ti entonces le pido perdón a la Stella que solo era una niña y que no comprendía porque no podía tener todo lo que los demás niños si tenían — respondió mamá mirando hacia otro lado.Me quedé en silencio unos segundos, tenía un nudo en mi garganta, me había dejado perpleja.—Pero siempre te tuve a ti, mamá. Y eso es haberlo tenido todo — contesté con una sonrisa para aligerar el ambiente.—¿Señora Sanders, gusta de tomar un poco de vino? — ofreció la señora Maggiore acercándose a nosotras.—No se preocupe, Señora Maggiore. Por ahora estoy bien, no se preocupe — contestó mamá gentilmente.—Digame, Señora Sanders. ¿A qué se dedica? déjeme adivinar, seguro es abogada o doctora e imagino que su hija va por el mismo camino — comentó la señora Mag
POV: Stella Sanders.Sus labios se sentían suaves, un poco fríos al principio pero luego tibios, crearon calor con los míos y se dejaron llevar.Él besaba con delicadeza, casi con miedo pero con mucha ternura, se convertía en la persona más blanda del mundo cuando estaba a mi lado. Y justamente ahora lo sentía tan cercano, tan mío, sentía que él apenas se estaba descubriendo y yo apenas estaba existiendo.—Lo lamento — dije separándome solo un poco, estábamos tan cerca que podía sentir su respiración, que podía ver sus mejillas de un ligero tono rosa y sus ojos anclados a los míos.—No tienes que disculparte — respondió en un susurro — no lo esperaba pero te aseguro que no me molesta en lo absoluto.—¿A dónde vamos? — pregunté perdiendo mi vista en sus labios, sus labios con los que quería fundirme eternamente.—Ya llegamos a nuestro destino — dijo sin siquiera moverse.—¿Has salido con muchas chicas? — pregunté mirándolo a los ojos. Obviando por completo lo que me acababa de decir y