POV : LYON.

Estar con Ari era increíblemente ardiente y descontrolado, también su presencia se había convertido en una parte de mi rutina diaria y mí parte favorita del día, cada encuentro era más gratificante que el anterior, aunque parecía que estamos llenando ese vacío que nos acompañó durante años, no niego que me hubiera gustado conocerla antes y darle toda la felicidad que se merece.

Pero el hubiera no existe, así que solo me queda compartirla con el imbécil hasta tenerla conmigo.

— ¡Hey! ¿Me oyes? ¿Qué demonios sucede contigo? — Vincenzo se encuentra frente a mí con el ceño fruncido.

— Estoy aquí contigo.— Fijé mi vista de nuevo en el ordenador. — ¿Cuál fue la reacción de mi tío por haberlo dejado plantado en el juzgado?. — Pregunté haciendo un gesto con la mano, en realidad no me importaba lo que él opinara.

— Siendo sincero no se veía nada contento, le aseguró a la juez que no eres apto para cuidar de Gwen. — Me reí, que tipo tan absurdo.

— ¿Y según quién es apto? ¿Él? — Re