«Nunca olvidaré esa tarde tan dolorosa» pensó bajando la mirada, cerró sus ojos por un instante y al sentir que sus labios temblaban terminó por morderlos para detenerlos, se aferró a la tela de su vestido con sus dedos antes de poder volver a mirarlo. —Es eso lo que me preocupa… —murmuró y su mirada pasó de un gaje de tristeza a un duro resentimiento. Había un vívido rencor hacia algo de su pasado que se podía percibir en sus ojos. Él la observó y dudó unos segundos antes de preguntar. —¿Alguna vez te has enamorado? —Pues sí —contestó—, lo he estado, pero no me fue bien. —Le había fruncido el ceño y terminó por darle la espalda para ver hacia la ventana. —¿Por qué no lo intentas una vez más? —Tan pronto como lo dijo, ella sintió un pequeño brinco interno, al verlo de reojo se sintió indefensa, pero le apartó la mirada de inmediato. La inquietud que emergía significaba que había empezado a sentir algo distinto por él, lo empezaba a percibir de otra manera, más como hombre.
«La verdad es que no. ¿Cómo podemos intervenir solo así nada más?» pensó con una mueca extraña. —No quisiera esperar de pie, por mí está bien —expuso Loise más convencida que su nuera, la cual seguía dudando de lo que le habían dicho. —No lo pueden decir en serio ¿verdad? ¿Solo así? —desconfió con algo de duda—. No se puede llegar solo así como si nada. —En cuanto a eso —explicó Gabriela—, no hay problema, conozco a los instructores y hoy los ayudo como un auxiliar y si hablo con ellos fácilmente les puedo obtener un lugar durante el espacio que queda. —¿Segura? —indagó Agnes, pero antes de que pasara unos segundos volvió a preguntar—, aguarda, ¿dijiste auxiliar? —Sí, apoyo por hoy. —Oh… Entonces esto... —Son clases de baile. —Ah… —murmuró Agnes captando el panorama. —Pensé que habrías venido a tomar clases como el resto —señaló Herman con ligero interés. —No, hoy es más como si fuera otro tutor más. Quien dirige la clase me ha pedido algo de apoyo, dado que conoz
Él se giró sorprendido para ver a Agnes a un lado de ellos, mirándolo con recelo antes de fruncir el ceño. —Nos vamos, ya —demandó con voz firme y obviamente enojada—, sin peros. —Herman se mostraba desconcertado, alzó las cejas y vio a Agnes voltear hacia Gabriela para verla fríamente—. Nosotros nos retiramos. Gabriela se sintió muda un instante al ser presa de la mirada de Agnes, ella la fulminaba con el semblante y sus ojos se notaban amenazadores. —¿Qué sucede tan de repente? —indagó Herman, pero antes de decir algo más fue silenciado por Agnes. —Sin quejas, nos vamos pero a la de ya —ordenó sin pensárselo dos veces. —Me disculpo —se excusó Gabriela, Agnes la miró con recelo por el costado sin apartar su cara de la dirección de Herman—, me parece que he hecho algo que se ha podido malinterpretar, perdón si le he causado algún malentendido. Agnes entrecerró los ojos y frunció el ceño aún más, desconfiaba de sobra de todos en ese momento, tenía prisa por retirarse y ni
Loise observaba marchar a Agnes mientras ella permanecía en silencio un poco más en donde habían hablado, aún seguía designando la misma opinión sobre ella con la que la había valuado.Desde su punto de vista, surgía el pensamiento de que Agnes era una trepadora, sujetaba con firmeza el veredicto de que ella solo estaba buscando dinero o algún beneficio por medio de ese matrimonio.Aunque esto solo lo basaba en su propio análisis según su criterio, pero que ella no haya respondido de manera inmediata y sin fallo cuando le preguntó si lo amaba, le dejaba la impresión que no había una entrega absoluta proveniente de ella hacia su marido.Esa duda que había mostrado no había sido ignorada por Loise, se había dado cuenta de la pausa que hubo en cuanto su mente había quedado paralizada para contestar. Eso la conllevó a creer que muy al contrario de lo que se hubiera respondido, allí no existía ese amor que aseguraban.Siendo el caso, en un matrimonio en el cual no hay amor de por medio, el
—No pareces nada contenta. —La voz de una de sus compañeras de trabajo la sacó de sus pensamientos haciendo que la volteara a ver—. ¿Contemplando la competencia? —le habló de nuevo en cuanto tuvo su atención.Su expresión denotaba burla y le alzó las cejas de manera despreocupada mientras esperaba una respuesta.Agnes estaba en blanco y con los ojos inexpresivos mientras que Isa se había asomado por sobre el borde de su cubículo, ellas llevaban casi el mismo tiempo de trabajar allí, puesto que se habían conocido la primera semana que empezaban.Era guapa, sin dudas una de las que atraía miradas en la oficina y con la cual Agnes podía hablar incluso en horas de trabajo.—Ni me lo digas, estoy teniendo un mal día —contestó, se pasó las manos por la cara para calmarse y respirar tranquila.—Eso veo, ¿otra más? De tantas ya… ¿Preocupada? —Volvió a mostrar una vez más su mueca de burla mientras se pasaba una mano removiendo los largos mechones castaños detrás de su hombro.Sus ojos c
—Esto no puede ser en serio —murmuró con enojo antes de entrar a la oficina. Estaba considerando la posibilidad aunque la desestimaba por igual. La sola idea de que la fueran a sustituir por alguna de esas mujeres le sonaba a insulto.»Con permiso —habló antes de entrar sin esperar aprobación y al hacerlo miró a su jefe en el escritorio.Lo primero que notó era que este estaba aparentemente enojado también al igual que la mujer que había salido. Antes de mirarla a ella, había mantenido su mirada hacia un costado con disgusto y rezongando en silencio contra algo, haciendo varias quejas a alguna cuestión privada.Tensaba la mandíbula y fruncía el ceño, al verla entrar dirigió su atención hacia ella sin perder la expresión de disgusto, no estaba de buenas.—¿A qué has venido?, no te he llamado. —Agnes se quedó inmóvil un segundo. Él tenía el cabello corto y de color pardo claro, un poco desordenado, al parecer tras haberse cruzado las manos por la cabeza en algún enojo más reciente.
—¿Qué pasó con que no calificaba para elegirme porque no parecía conveniente? —Él le tendió el pañuelo y ella secó lo que parecía ser una lágrima que casi había escapado de sus ojos y la cual no notó hasta que él se lo hizo entender al darle el pañuelo.—Cierto, que no me pareció elección conveniente, es verdad será tedioso al comienzo y podrá ser incómodo, pero tú estás muy segura y talvez pueda equivocarme, así que lo pensé mejor. Realmente es una elección muy importante, pero si te considero para la vacante talvez me acostumbre más rápido a verte a tí en ese lugar que a una persona que no conozca.El humor de Agnes mejoró y dejó de fruncir el ceño, pero seguía bastante extraña por esa manera de cambiar de opinión.«Solo espero no estar haciendo algo imprudente» pensó al abrir uno de los cajones de su escritorio.Después de mirarla solo un momento y respirar pesado, su jefe pareció aceptarlo, estaba convencido de lo que iba a hacer.—Espero no arrepentirme —habló mientras dejab
Ante la mirada de disgusto de él se sintió pesada, el filo de reproche era agudo en sus ojos. —¿Pues qué era lo que pensabas con exactitud cuando irrumpiste aquí hace una semana? ¿por qué pensabas que estabas firmando por el despacho vacante?, no está muy necesario que nadie lo ocupe. —Pensé que se refería a eso —se excusó—, la forma en que lo dijo me hizo pensar que se refería a la vacante de ese despacho. —¿Y de dónde sacaste la idea? —Bueno, yo… Se sintió avergonzada teniendo que explicar que ella peleaba un ascenso que ahora sabía en realidad no estaba disponible, y también que creyó que la despedirían por creer en los rumores de que la reemplazarían por una secretaria más joven y atractiva, por el largo desfile de mujeres que había visto llegar y que desde el miércoles pasado había acabado, ahora sabía el porqué de todo eso. No solo pensó que le darían ese ascenso ficticio a otra persona, sino que se iban a deshacer de ella también. —Creí que pensaba buscar una chica mucho