IsabellaSuspiré discretamente y luego llegó la respuesta al señor Ashgar. Mis manos estaban entrelazadas en mi espalda, asentí lentamente sin poder evitar arrugar el ceño, tenía que defender de alguna manera a John por su gesto amable. Levanté el mentón y miré a mi jefe sin dejarme intimidar.—Así es señor, y antes de que siga, quiero aclarar que el único acercamiento que he tenido con él, es cuando usted lo ha enviado en mi búsqueda en casa de sus padres, apenas es que cruzamos palabras y él solo quiso ser amable conmigo porque no había probado bocado, y se lo agradezco a John, así que a quien tiene que advertir o amenazar con una renuncia, es a mí. No sabía que aceptar un insignificante sándwich para que yo comiera algo sabiendo que usted es estricto con la comida, ocasionara este embrollo de rumores. No sé cuáles rumores, pero solo fue amabilidad, señor Ashgar. Eso no es un pecado.—Se hizo un silencio incómodo, él siguió observando, pero no dijo nada, era como si estuviera deshil
IsabellaEscuchar el comentario de una de las mujeres se me hizo fuera de lugar.—Creo que es inapropiado el comentario que has hecho, —la mujer abrió sus ojos mucho más de lo normal. —Yo solo soy una empleada, y la prometida de mi jefe, el señor Ashgar, merece respeto.—Lo siento mucho, hay tantos rumores…—murmuró la mujer.—¿Qué tipo de rumores? —desvió la mirada a la otra mujer y luego al resto, para después, mirarme.—Qué es la primera mujer del señor Ashgar, pero que se casaron en América y lo ha descubierto la familia del señor, por eso quieren adelantar la boda para dentro de dos meses y así anular la de ustedes. —alcé mis cejas con sorpresa, ¿Por pensar en esos rumores es que quieren adelantar la fecha? “Ay, Dios mío, ¿Qué es lo que pasa?” Yo negué rápidamente.—No, no, ¿Por qué lo están malinterpretando todo? Solo soy una empleada. Tengo tres días trabajando para él. —negué preocupada—El señor Ashgar solo es mi jefe.—Los rumores son muy fuertes, incluso, sabemos que la prome
ZaidSus últimas palabras me dejaron callado por completo por un par de segundos.— ¿Está segura de lo que acaba de decir?—Esto es imposible, que por no ir a la boda prefiera renunciar, ¿Y el sueldo que le he ofrecido? ¿Las prestaciones? Nadie ofrecería la cantidad de dinero por el simple puesto de asistente, solo ha sido mi invitada y no ha trabajado como corresponde aún. Sus pestañas se agitaron por un momento antes de darme una respuesta.— ¿Si estoy segura de que no quiero que me humille su familia y ser perseguida por rumores de que soy su amante? —su tono me molestó, estaba siendo sarcástica e irónica conmigo, nadie en su vida se ha portado así de esta manera como ella lo está haciendo. —Mi respuesta es no, señor Ashgar.—Bien, no me acompañe, entonces pediré que haga sus maletas y esté a primera hora de mañana lista para que mi chofer la lleve al aeropuerto, el avión esperará para llevarla de regreso a Toronto. —esperé una respuesta de súplica de su parte, pero no. Ella arqueó
IsabellaEran las once de la noche y no había bajado a cenar, me sentía ya incómoda con el hecho de que me iba a ir, prefería comer en el vuelo. Doblé mi ropa y colgué la ropa tradicional que me habían dado. No me atreví a llevármela, solté un largo suspiro y miré la impresionante habitación, “Tranquila, Isa. Con lo que te queda de tu cuenta de ahorros tienes para el boleto, vendemos el resto de nuestras cosas y nos vamos” el sonido de mensaje me hizo sobresaltar en mi lugar, pensé que podrían ser mis hermanos, pero la pantalla se iluminó con el nombre de mi jefe. “¿Ya está dormida?” Él preguntó, escribí una respuesta a su mensaje: “Estaba terminando de recoger mis cosas, ¿Necesita algo?” La leyenda “Escribiendo…” apareció en la parte debajo de su nombre, sentí el nudo en el centro de mi estómago. “¿Quiere tomar una última taza de chocolate caliente?” Su mensaje me hizo sonreír, ¿Dónde estaba él: “esta es la última vez que nos volveremos a ver”? Me mordí el labio pensando si era aprop
ZaidNo había podido dormir lo suficiente, las palabras de la señorita Sánchez fueron un eco durante la noche. Me miré en el espejo del lavamanos y suspiré.— ¿Por qué me afecta de esta manera que no quiera quedarse? No sé por qué creí que podría con esto. —otro suspiro—Zaid, ¿Quieres que te humillen con lo más mínimo que fuese? Claro que no, en primera, no soy de los que permiten que lo humillen, y no soy de los que humilla…—escucharlo en voz alta me hizo entender un poco más la decisión de Isabella. Una sonrisa vi reflejada en el espejo, recordé el enfrentamiento con la señora Bruce en el avión… Por Alá, esa mujer. Negué y terminé de arreglarme para marcharme, la ceremonia empezaría en una hora y es abrir con un gran desayuno. Regresé a la habitación y escuché el toque de la puerta, di la orden para que entraran y cuando se abrió la puerta, apareció John. —Dime, John—caminé hacia la silla del rincón donde tenía el saco de mi traje.—La señorita Sánchez está ya en el auto, —arqueé un
IsabellaAstel Cedars Hospital, Dubái, Emiratos Árabes UnidosDesperté de un sobresalto y agitando mis manos de un lado a otro, tardé en entender dónde estaba, miré a todos lados y había dos mujeres a lado de la cama, una de ellas me miró aliviada.— ¿Dónde estoy? —el dolor de cabeza era fuerte cuando volví a girar, cerré los ojos con fuerza. —Dios mío, eso duele.—Señorita Sánchez, —me llamó una de las mujeres—Soy Amada Flores, —al escuchar su acento y como se llamaba, imaginé que podría ser mexicana o alguien latina, abrí mis ojos y la miré apenas. —Soy su enfermera, —miré a la otra mujer, habló en árabe, pero entendí: “Pregúntale cómo se siente”— ¿Cómo se siente? ¿Tiene dolor? Ha estado inconsciente por más de seis horas.—Sí, me duele la cabeza y el resto del cuerpo. —murmuré haciendo un gesto de dolor.—El efecto del medicamento comenzará en un par de minutos más. El señor Ashgar ha insistido en entrar, pero le he informado en varias ocasiones que usted aún no despertaba, ¿Quiere
Zaid Casa de la familia Ashgar-Abadallah Mi padre caminó de un lado a otro, le había explicado lo sucedido, se pasó una mano por el rostro y negó. —¿Y cuándo la darán de alta?—preguntó mi padre. —En unos días, regresará de inmediato a Toronto. Y yo con ella. —abrió sus ojos de par en par. —Esto no me está gustando para nada, ¿Qué es lo que está pasando? —presioné mis labios con dureza. —Está pasando que alguien intentó matar a mi asistente personal y a mi equipo de seguridad, eso es lo que pasa. —Sabes que no me refiero a eso, Zaid. Estás comprometido. —¿Y quién ha dicho lo contrario, padre? Ahorita lo más preocupante es el intento que hicieron contra mi personal, esto es muy grave, ¿Quién ha intentado tal cosa? —él se sentó en uno de los sillones y me miró de nuevo. —Quiero que adelantes la boda. Quiero que regreses a casa. Pronto. —Estamos hablando del incidente, padre. —hice una pausa—En un año es la boda. —¡No en un año! ¡Por Alá! ¿Por qué eres así? Tu prometida ansia tu
IsabellaAstel Cedars Hospital, Dubái, Emiratos Árabes Unidos Había pasado días desde el accidente, para ser precisos tres días, mi alta ya estaba lista para poder marcharme, pero tenía que esperar a John para llevarme directamente hasta el avión en la pista privada, donde me encontraría con mi jefe. Tocaron a la puerta y anuncié que podían pasar, cuando esta se abrió, apareció John. “Finalmente, un rostro familiar” pensé, le sonreí y él hizo lo mismo.—Buenos días, señorita Sánchez, ¿Está lista para marcharnos?—preguntó y yo asentí algo ansiosa por querer irme ya de este lugar. Me levanté con cuidado, tenía un leve dolor de cuello y que para eso me dieron medicamento. John ya se había acercado para tomar el bolso de ropa que estaba al pie de la cama, me miró por un momento. —¿Necesita ayuda?—preguntó, supuse que debió de haber visto mi mueca de dolor al levantarme del sillón. —Gracias, estoy bien, adolorida, pero bien. —luego le sonreí para restar la tensión que se había formado en