IsabellaNo podía creer lo que estaba escuchando, se iba a dar la vuelta para darle la espalda a su familia y no podía permitirlo, mi mano cobró vida aprisionándolo de la muñeca, el jadeo de parte de los padres se escuchó, el señor Ashgar no miró en mi dirección, pero noté la tensión en su mandíbula.—Yo me iré, señor. No es necesario que usted se marche, —pasé saliva con dificultad, luego lo solté para dirigirme a sus padres, hice un gesto de reverencia con mi cabeza en señal de saludo y disculpas. —Disculpe por provocar esto, no era mi intención, les pido sinceras disculpas. —ellos seguían atónitos. —Qué tengan una agradable cena, yo me marcharé. —me volví para caminar y mi jefe fue rápido para detenerme ahora a mí de la muñeca y volviéndome hacia él. Sus ojos centellaban de ira que estaba intentando contener.—No. —ordenó, pero el agarre comenzó a incrementar hasta que me empezó a doler, hice una mueca de dolor, pero sin hacer algún ruido, él entendió y aflojó rápido para soltarme.
IsabellaCasa de la familia Ashgar-Abadallah“Aquí vamos de nuevo” pensé una vez que me bajé del auto. La entrada principal había un grupo de gente. Sentí las miradas en mí una vez que hizo las presentaciones mi jefe de manera educada, entonces llegaron las disculpas de parte de los padres, intenté no hablar más de lo debido. Entre menos, hable mejor, así podría sobrevivir a esta cena de alguna manera.En el gran salón al que me guiaron, mantuve mi boca cerrada para no verme tonta ante tanto lujo, era un palacio impresionante. Había un grupo de mujeres alrededor de una gran mesa, reían y bromeaban entre ellas, una que otra elogió la llegada de mi jefe, y que esperaban con ansia la llegada de la prometida al lugar, querían ver a los futuros esposos para felicitarlos por su próxima boda, la madre sonreía emocionada, pero cuando se dirigió a mí, solo me mostró frialdad. Ese gesto se lo reconocí por su hijo -idénticos, por cierto- así que mientras ellas terminaron de cenar, yo pedí permis
ZaidCuando la puerta fue cerrada por Isabella, mis ojos quedaron en mi madre. Estaba enojado con su actitud, ¿Será así con cada mujer que trabaje a mi lado?—Sé lo que estás haciendo y no me gusta desde hace mucho tiempo, ¿Cuándo vas a terminar con esto? —pregunté controlándome.—Quiero lo mejor para ti, para nuestra familia. Sé lo que las mujeres extranjeras hacen. —arqueé una ceja.—¿Lo sabes? ¿Por lo que dice la señora Bruce? ¿Con ella te estás guiando acerca de las mujeres extranjeras? En realidad, no me la creo, madre. Nadie hará que desista a mi compromiso matrimonial.—Eso espero, así que hay que alejar a las personas que…—la interrumpí.—No te metas con mi asistente, madre. Es todo lo que voy a decir. No se me hace realmente agradable de ver como tratas a otras mujeres, por Alá, ¿No te da vergüenza eso? Están dando mala imagen a mi familia, a mi persona, ¿Qué es lo que pensará la señorita Sánchez una vez que regresemos a Estados Unidos? Si de por sí siempre estamos en la mira
IsabellaEstaba sentada en una repisa de la gran ventana de la habitación donde me tocó dormir, miré el hermoso panorama nocturno a lo lejos, los altos edificios iluminados, y el clima era bastante fresco. Repasé una y otra vez lo que había pasado horas atrás, el señor Ashgar me había enviado con su equipo de seguridad cuando había decidido no irse de último momento. Así que aquí estaba, sin poder dormir a las dos de la madrugada. Había enviado mensaje al grupo de la familia para avisarles que mañana platicábamos, pero realmente les llamaría, entonces la duda me asaltó: “¿También las videollamadas las grababan y estaban al tanto?” Ay Diosito, entendía ahora eso de por qué están tan al pendiente de cada empleado, eso de infiltrar información afuera y todo, con más peso ahora que yo era la asistente y que tenía entrada a la intimidad de mi jefe, intenté pensar en otra cosa para no estresarme por algo que no sabía aún cómo funcionaba. Mientras tarareaba una canción y me cepillaba el cabe
IsabellaCasa de la familia Ashgar-AbadallahDubái, Emiratos Árabes UnidosEstaba sentada en la mesa elegante de aquel salón majestuoso, había mujeres en las sillas esperando a la señora principal que presidiría la mesa, la madre de mi jefe. Todas murmuraban entre ellas y de vez en cuando me lanzaban una mirada de curiosidad en mi dirección, simplemente por educación las ignoré sutilmente. Quería que este día terminara y meterme a la cama, no había podido pegar un ojo pensando en este momento, ¿Cómo me van a tratar? ¿Esta vez comeré algo? ¿Me enfrentaré a la señora Bruce? Y era como si me hubiese escuchado, apareció en el salón con una sonrisa amplia y anunció que en unos momentos más llegaría la madre de mi jefe y su invitada especial. Y así fue, la puerta se abrió un minuto después y apareció la señora con una mujer de ojos grandes. Estaba cubierta totalmente de pies a cabeza y solo mostró el área de los ojos. Muy cubierta. Todas hicieron un ruido extraño con sus bocas como dando la
IsabellaLlegamos a la casa de mi jefe, el transcurso del camino fue en total silencio como solía ser desde que entré a este puesto. Tenía un hambre que podría comerme una vaca entera y John lo sabía. Cuando entramos a la gran casa minimalista, toda la gente se dispersó, y mi jefe se fue a su habitación, cuando le había preguntado si necesitaba algo él solo negó y subió los escalones a la segunda planta. Suspiré mientras lo miré desaparecer en lo alto, bajé la mirada hacia el pasillo que me llevaría a la cocina, no habíamos llegado a comprar comestibles, ya que al parecer John se le había olvidado y yo no quise recordarle delante del señor Ashgar, me diría de inmediato: “¿Es su chofer o el mío?” Ya me lo escuchaba decir, iba a avanzar cuando John me llamó, me volví a él y extendió algo hacia mí.—Lo he ordenado por usted. —al tomarlo y abrirlo, el aroma se impregnó en mi espacio, era un bendito sándwich, levanté la mirada a John quien pareció que por primera vez sonreía a mi reacción.
IsabellaCasa de Zaid Ashgar, Dubái, Emiratos Árabes.Llegué a la cocina vestida decente y muy prudente, -un conjunto deportivo, el suéter con cierre hasta el cuello y quedaba a nada debajo de mi barbilla- cuando lo vi, estaba vestido también en un conjunto deportivo, pero sin el suéter de cierre como el mío, eso me hizo sonreír para mí misma, como si nos hubieras puesto de acuerdo.—Buenas noches, señor. —dije haciendo una inclinación decente con la barbilla en saludo. Él levantó la mirada de la mesa de acero inoxidable que estaba en el centro de la cocina, estaba sirviendo algo caliente en dos tazas. Me saludó con un asentimiento y luego su rostro lo regresó a lo que estaba haciendo.—Tome lugar ahí—me señaló al otro lado de la mesa con su mano. Como toda empleada obediente, obedecí. Me senté y él levantó la mirada hacia mí. —Le ofrecería algo de cenar, pero creo que ha quedado llena con su sándwich silencioso y de contrabando que le dio John. .—él escuchar lo que había dicho, me hi
IsabellaEran las cinco de la madrugada y yo tenía los ojos abiertos, mirando como el cielo se empezó aclarar, estaba envuelta como un tamal con la sábana, y pensando que pasaría el día de hoy, ¿Con qué me encontraré? Ya mañana empezaba la boda del hermano de mi jefe, dijeron que eran tres días de fiesta, y no quería ir. Si fuese otra la situación con la familia de mi jefe, estuviera realmente emocionada, pero no sabía que es lo que pasaría, ¿Y si finjo que tengo un resfriado? ¿Podría evitar ir? Había dicho que no era trabajo sino una invitación. Además, no tenía ropa, esas bodas por lo que había investigado, eran lujosas y elegantes. Cerré los ojos y suspiré, “No quiero ir, quiero quedarme” entonces mi mente comenzó a recrearme la escena de anoche con mi jefe, la forma en que mis vellos se habían erizado. ¿Qué ha sido eso? Negué, no entraría en pensamientos de esa escala, ¡Por DIOS! Ese hombre está prometido y tiene una hermosamujer que será su esposa, ambas familias con dinero, pod