IsabellaCasa del señor Ashgar, Dubái, Emiratos Árabes Unidos.La habitación que me había asignado el señor Ashgar era de otro mundo. Techos altos, paredes de un hermoso papel tapiz que hacía juego con el resto del lugar, ventanas altas de piso a techo que dejaban ver desde aquí un paisaje de desierto y parte de la ciudad, se veía los rascacielos tan impresionantes que estaba ansiosa por ver más allá de lo que vi en el camino, la cama era otro asunto, era como estar durmiendo en plumas de seda, sin duda cuando fuese la hora de dormir quedaría bien dormida, eso me recordó poner el horario y alarma de la ciudad para no confundirme. Tocaron a la puerta y fui rápidamente a abrir, ahí estaba, el señor Ashgar con la mandíbula tensa, ¿Habrá desistido para que yo fuese a la cena? —No podremos ir de compras, hay paparazzi merodeando por la zona. —alcé mis cejas con sorpresa.—¿Paparazzi? —mi tono era de incredulidad, ¿Quién es famoso aquí o qué? Entonces caí en cuenta que era por él. Me repuse
IsabellaCasa de la familia Ashgar-Abadallah, Dubái, Emiratos Árabes UnidosMetí uno de mis dedos por debajo de la tela que cubrió mi cabeza, era negra y larga, le llamaban “Abaya” y era la ropa tradicional de entre las mujeres, cuando pensé vestir algo, no era esto, que me cubrió parte de la cabeza y el calor que tenía era bastante. Entendí que cuando me han recogido el cabello era precisamente para esconderlo debajo de esta ropa tradicional.— ¿Se siente bien?—preguntó mi jefe que usaba “la kandora” era una larga túnica árabe, que era la ropa clásica de su religión, podría decir que era extraño de verlo en lugar de esos pantalones de vestir y sus camisas lisas con su corbata, este era como una bata blanca y algo cubría su cabeza. Demasiado tradicional se veía y lo que no entendí por qué yo tenía que vestir como las mujeres árabes, ¿Será para pasar desapercibida?—Sí, sí, estoy bien. —el resto del camino fue en total silencio, como los vidrios eran tintados, no vi nada más que farole
IsabellaNo podía creer lo que estaba escuchando, se iba a dar la vuelta para darle la espalda a su familia y no podía permitirlo, mi mano cobró vida aprisionándolo de la muñeca, el jadeo de parte de los padres se escuchó, el señor Ashgar no miró en mi dirección, pero noté la tensión en su mandíbula.—Yo me iré, señor. No es necesario que usted se marche, —pasé saliva con dificultad, luego lo solté para dirigirme a sus padres, hice un gesto de reverencia con mi cabeza en señal de saludo y disculpas. —Disculpe por provocar esto, no era mi intención, les pido sinceras disculpas. —ellos seguían atónitos. —Qué tengan una agradable cena, yo me marcharé. —me volví para caminar y mi jefe fue rápido para detenerme ahora a mí de la muñeca y volviéndome hacia él. Sus ojos centellaban de ira que estaba intentando contener.—No. —ordenó, pero el agarre comenzó a incrementar hasta que me empezó a doler, hice una mueca de dolor, pero sin hacer algún ruido, él entendió y aflojó rápido para soltarme.
IsabellaCasa de la familia Ashgar-Abadallah“Aquí vamos de nuevo” pensé una vez que me bajé del auto. La entrada principal había un grupo de gente. Sentí las miradas en mí una vez que hizo las presentaciones mi jefe de manera educada, entonces llegaron las disculpas de parte de los padres, intenté no hablar más de lo debido. Entre menos, hable mejor, así podría sobrevivir a esta cena de alguna manera.En el gran salón al que me guiaron, mantuve mi boca cerrada para no verme tonta ante tanto lujo, era un palacio impresionante. Había un grupo de mujeres alrededor de una gran mesa, reían y bromeaban entre ellas, una que otra elogió la llegada de mi jefe, y que esperaban con ansia la llegada de la prometida al lugar, querían ver a los futuros esposos para felicitarlos por su próxima boda, la madre sonreía emocionada, pero cuando se dirigió a mí, solo me mostró frialdad. Ese gesto se lo reconocí por su hijo -idénticos, por cierto- así que mientras ellas terminaron de cenar, yo pedí permis
ZaidCuando la puerta fue cerrada por Isabella, mis ojos quedaron en mi madre. Estaba enojado con su actitud, ¿Será así con cada mujer que trabaje a mi lado?—Sé lo que estás haciendo y no me gusta desde hace mucho tiempo, ¿Cuándo vas a terminar con esto? —pregunté controlándome.—Quiero lo mejor para ti, para nuestra familia. Sé lo que las mujeres extranjeras hacen. —arqueé una ceja.—¿Lo sabes? ¿Por lo que dice la señora Bruce? ¿Con ella te estás guiando acerca de las mujeres extranjeras? En realidad, no me la creo, madre. Nadie hará que desista a mi compromiso matrimonial.—Eso espero, así que hay que alejar a las personas que…—la interrumpí.—No te metas con mi asistente, madre. Es todo lo que voy a decir. No se me hace realmente agradable de ver como tratas a otras mujeres, por Alá, ¿No te da vergüenza eso? Están dando mala imagen a mi familia, a mi persona, ¿Qué es lo que pensará la señorita Sánchez una vez que regresemos a Estados Unidos? Si de por sí siempre estamos en la mira
IsabellaEstaba sentada en una repisa de la gran ventana de la habitación donde me tocó dormir, miré el hermoso panorama nocturno a lo lejos, los altos edificios iluminados, y el clima era bastante fresco. Repasé una y otra vez lo que había pasado horas atrás, el señor Ashgar me había enviado con su equipo de seguridad cuando había decidido no irse de último momento. Así que aquí estaba, sin poder dormir a las dos de la madrugada. Había enviado mensaje al grupo de la familia para avisarles que mañana platicábamos, pero realmente les llamaría, entonces la duda me asaltó: “¿También las videollamadas las grababan y estaban al tanto?” Ay Diosito, entendía ahora eso de por qué están tan al pendiente de cada empleado, eso de infiltrar información afuera y todo, con más peso ahora que yo era la asistente y que tenía entrada a la intimidad de mi jefe, intenté pensar en otra cosa para no estresarme por algo que no sabía aún cómo funcionaba. Mientras tarareaba una canción y me cepillaba el cabe
IsabellaCasa de la familia Ashgar-AbadallahDubái, Emiratos Árabes UnidosEstaba sentada en la mesa elegante de aquel salón majestuoso, había mujeres en las sillas esperando a la señora principal que presidiría la mesa, la madre de mi jefe. Todas murmuraban entre ellas y de vez en cuando me lanzaban una mirada de curiosidad en mi dirección, simplemente por educación las ignoré sutilmente. Quería que este día terminara y meterme a la cama, no había podido pegar un ojo pensando en este momento, ¿Cómo me van a tratar? ¿Esta vez comeré algo? ¿Me enfrentaré a la señora Bruce? Y era como si me hubiese escuchado, apareció en el salón con una sonrisa amplia y anunció que en unos momentos más llegaría la madre de mi jefe y su invitada especial. Y así fue, la puerta se abrió un minuto después y apareció la señora con una mujer de ojos grandes. Estaba cubierta totalmente de pies a cabeza y solo mostró el área de los ojos. Muy cubierta. Todas hicieron un ruido extraño con sus bocas como dando la
IsabellaLlegamos a la casa de mi jefe, el transcurso del camino fue en total silencio como solía ser desde que entré a este puesto. Tenía un hambre que podría comerme una vaca entera y John lo sabía. Cuando entramos a la gran casa minimalista, toda la gente se dispersó, y mi jefe se fue a su habitación, cuando le había preguntado si necesitaba algo él solo negó y subió los escalones a la segunda planta. Suspiré mientras lo miré desaparecer en lo alto, bajé la mirada hacia el pasillo que me llevaría a la cocina, no habíamos llegado a comprar comestibles, ya que al parecer John se le había olvidado y yo no quise recordarle delante del señor Ashgar, me diría de inmediato: “¿Es su chofer o el mío?” Ya me lo escuchaba decir, iba a avanzar cuando John me llamó, me volví a él y extendió algo hacia mí.—Lo he ordenado por usted. —al tomarlo y abrirlo, el aroma se impregnó en mi espacio, era un bendito sándwich, levanté la mirada a John quien pareció que por primera vez sonreía a mi reacción.