Jugar sucio

Mía y Leticia están desesperadas, el encierro ya se volvió en un infierno.

Es hora del desayuno, y la loba que se ha encargado de llevar las tres comidas el día se acerca, pero está vez, bajo la vigilancia de dos lobos subordinados, por orden del rey Blackmoon. El anciano puede percibir que el rumor ya llegó a oídos de su hijo rechazado por lo tanto, no puede darse el lujo de darle tanto espacio a Luna Mía.

—aquí tiene mi Luna, espero que sea de su agrado— la loba le pasa la bandeja y Mía apenas siente el olor de la comida, sintió náuseas, pero lo soporta para no levantar sospechas

La mirada de la loba Omega, es como queriendo decirle algo, pero en ese momento Mía no capta, pero Leticia sí. —que sea de buen provecho, dentro de un rato vendré mi Luna— la Omega hacia una mini reverencia y luego retrocede mirando a Leticia

La comadrona frunce el entrecejo y luego mira a los dos lobos irse detrás de la Omega. —no me apetece, pero por mi hijo lo haré— dijo Mía

—Esa Omega estaba extraña ¿No
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