ALASKAEl dolor de cabeza aumenta, ayer no pude dormir como quisiera ya que después del sueño húmedo donde el protagonista fue Bruno, volver a dormir se me hizo imposible. Su actitud de mierda es otro problema que no sale de mi cabeza. Estamos en haciendo grabaciones en el Puente de Rialto, por su antigüedad lo escogimos. Estoy sentada en una de las carpas, en verano el sol es insoportable y me abanico disminuyendo la sensación de bochorno.El Puente de Rialto es el más antiguo de los cuatro puentes que cruzan el Gran Canal. No solo es el más antiguo, sino el más pintoresco. Aprovechamos todo el espacio porque muy cerca del puente, también encontramos el Mercado de Rialto, un mercado donde hallamos puestos coloridos con productos frescos de la región que nos ayudan con la imagen del video que deseamos mostrar. Terminamos grabaciones que nos llevan toda la tarde lo único que hago es volver al hotel, Bruno por su lado y me aguanto las ganas de tocarme para calmar este ardor en mi clít
BRUNOLa noche se cierne sobre nosotros, las luces de la ciudad iluminan y el ambiente romántico se vive en Venecia pese a estar encerrado en estas cuatro paredes. Me mantengo asi por el bien de los dos, no por mi, por ella porque se ve que es una mujer de principios y algo me que enseñaron las mujeres de mi vida, es que un espíritu bueno no puede ser corrompido, No obstante, a ella no quiero corromperla, a Alaska quiero poseerla, dominarla, follarla, tenerla solo para mí.Fue el último día de grabación, una maldita tortura tratando de ignorar a Alaska para no arrancarle la ropa, besarla y hacerla mía. Tome la decisión de no tener mas contacto con ella, sin embargo me torture más de lo que pensaba porque los días se me hacían largos y el tenerla cerca y a la vez tan lejos una maldita agonía.Saber que sueña conmigo, que se moja pensando en mí, que desea que la folle me tiene hundido en las perversidades y es que quiero hacerle de todo a la muy maldita.Tuve que ir al baño a masturbarm
BRUNO Escojo la mesa más apartada del lugar para poder tener la privacidad que necesito. Alaska esta sentada a mi lado viéndose incomoda con la mirada que le dedico y no es más que una llena de deseo. No tengo porque ocultarlo por más que deba. La detallo, ella es un puto ángel ansioso de caos, se hace la inocente, pero con esa carita no es más que un demonio que no quiere paz. Le gusta constantemente intentar complacerse. Lo note esa tarde donde me tentó jugando con fuego, llevándonos al límite ambos, Siempre un poco más al borde del abismo y por mucho que deseamos contener esto no podemos cambiar nuestra naturaleza. Por más que ella evita no caer en tentación, no puede impedir ser frágil ante mis ojos, volverse un manojo de nervios. Por mas que desea evadir el infierno, ella es el demonio. —Yo voy a pedir un risotto —le dice al camarero—¿y tu? —Lasaña para mi. Nos dejan a solas, nerviosa, bebe del vino sin mirarme a la ojos y me jode que no sea directa o tenga la valentía
ALASKA Me dejo llevar por el sonido de la música, muevo mi cuerpo en el centro de la pista llamando la atención de los hombres y mujeres que disfrutan de un ambiente más tranquilo que aquellos que se viven en una discoteca. Quise ir al famoso evento, pero no necesito eso, este ambiente es mejor y sin tanta gente a mi alrededor. Puedo beber, bailar, sentirme libre pese a tener ataduras que atormentan mi alma. Las cosas que me dijo andan en mi cabeza todavía y aun no puedo creer que me confesara que me desea, que quiere hacerme suya teniendo ambos la misma fantasía. Más allá de mis miedos, de la vergüenza, de lo complicado qué esto puede llegar a ser, con todos los problemas qué implica, las tristezas qué puede acarrear dejarme llevar. Lo deseo con intensidad y por muy mal visto que esto se vea, quiero caer en tentación aunque una parte de mí, me diga que no. Me mira a los lejos, su mirada me calcina mientras bailo aumentando las inseguridades y el temor a que esto se me salga de
ALASKA Su fuerza me lleva contra la pared de vidrio en lo que besa mi cuello subiéndome el vestido. Me da miedo el control que tiene sobre mi cuando busco su boca para besarlo mientras amasa mis nalgas. Muerde el lóbulo de mi oreja ocasionando que abra los dedos sobre el vidrio a la vez que siento su dureza en mi culo. —¿Estas segura Alaska? —susurra desplazando sus manos de mi cintura a mis tetas —y continuó no voy a detenerme. —No estoy segura, pero tampoco quiero que te detengas. —Nos vamos arrepentir después —lo sé. —Eso lo tenemos claro, pero tu quieres parar. —No, yo quiero devorarte. Me rompe el vestido, es una bestia que me pone a gemir debido a su intensidad cuando va por mi braga la cual rompe volviéndola añicos. Desliza la mano por mi espalda, mientras observó la panorámica que me ofrece estar en el piso 35 de uno de los edificios más emblemáticos de Venecia. La luz de la ciudad se filtra mientras que la que yace en la habitación es tenue, dándole ese toque mí
ALASKA Los besos en el cuello aumentan mientras el glande busca la cavidad de mi sexo. La piel la tengo estremecida como nunca, no sé porque este efecto, pero lo siento a máxima intensidad como si estuviera sosteniendo un cable eléctrico. Con solo la punta siento que me quiero venir a la vez que busco su boca moviendo mi cadera ya que no termina de penetrarme de un todo. Tengo miedo, es demasiado grande y siento que me dolerá, pero al mismo tiempo sé que lo voy a disfrutar por lo que empujó mi cadera tratando de meterme por entero su polla. —Bruno—me quejo, solo juega con mis ganas. —Estas muy húmeda, me gusta que me lo empapes. Recuerdo que no tiene condón, debemos utilizar protección, no podemos ser tan irresponsables en ese tema ya que es algo muy delicado, lo había olvidado por esa esa sensación de calor tan extrema. Sé que parece que no tengo conciencia, pero pese a todo, tengo un poco de cordura andando por mi cabeza. —Usa protección —le ruego cerca de su boca —No, t
ALASKAEl sol matutino se filtra por la ventana. Apenas muevo mi cuerpo siento que un tren ha pasado por encima mío. Me giro con pesadez, registrado dolor en mis piernas, brazos, cintura y entrepierna.Lugares donde Bruno tocó, apretó, mordió, estrujo e hizo de todo. Me giro en la cama quedando boca arriba, después del placer vienen las lamentaciones y arrepentimientos. Estoy en este momento como el ebrio aquel que siente los síntomas agudos de la resaca después de haber bebido toda la noche. La conciencia me pesa más que el dolor en mi anatomía y tengo ganas de llorar al pensar en la persona que acabo de traicionar. Bruno no está en la cama, el sonido de la ducha avisa donde se encuentra y me encojo volviéndome un ovillo con los recuerdos vivos de la noche que pasamos. Gemi, grite, lo disfrute como nunca. Me encantó la forma en la que me hizo suya y lo peor es que por esa parte no me arrepiento, pero es de nada. Quisiera levantarme, salir corriendo de aquí, pero quisiera hablar co
ALASKA Niego con sus palabras, me confunde más de lo que estoy porque si es cierto que me gustó, también ahora me siento la peor cucaracha del mundo. —Bruno, razona. Rodea la mesa llevándome acorralándome. —Basta no te acerques mas—le pido. —¿Cual es el miedo? Doy un paso atrás queriendo que no se acerque mientas su mirada es peligrosa. Me pega a la encimera, acorralándome con su cuerpo. La loción de baño entra aflojandome las piernas y trago grueso con la mirada que me dedica. —Mírame a la cara y dime que no lo gozaste, mírame y dime que no te gustó tanto como a mi. Decirle que no es mentirle, pero tampoco quiero reconocerlo, darle la razón porque lo único que quiere es esa satisfacción. —Bruno eso no tiene nada que ver en... —Tiene mucho que ver—pega su cuerpo al mío, intento apartarlo con mis manos, pero captura mis muñecas quemando mi piel con el mero agarré—me enoja que te niegues a la realidad cuando no podemos hacer nada más, el pecado está cometido así que as