CAPITULO 64Era la primera vez que veía a Luna con la actitud de una mujer adulta, jamás imagine que eso pasara, más cuando sabía que ella hacía todo lo que Duncan quisiese, era lo que muchos le habían hecho creer, Adhara no podía negar que ver a su amiga ahí le había quitado un gran peso de encima, no se imaginaba que hubiese hecho si este se negara, sabía que el problema crecería aún más.— ¡No es justo que hagas esto, necesito a todos fuera de este recinto! — hablo fuertemente la joven, se veía bastante molesta, sabía que esto se debía a las acciones de Duncan, jamás estaría de acuerdo con su actuar y más si esto implicaba derramar sangre de un inocente.— ¡No puedes venir a mandar en mi reino, vuestras tierras están algo lejos, princesa! — le contesto, no daría su brazo a torcer, más si tenía a su enemigo número uno frente a él.— No os estoy pidiendo permiso, como hija de tu rey te lo he ordenado, ¿no querrás perder el favor de tu rey? — le contesto, haciendo que el rostro de D
La amistad recíproca era algo que Adhara había aprendido en aquel lugar.Está no dejaría en aquel lugar a Munro, un hombre justo y bueno que le había enseñado el valor de la amistad y la familia por sobre todas las cosas, este le había dado aquello que ella carecía, nunca había tenido la oportunidad de tener una familia e incluso, llevaba muchos años sin tener a tanta gente cerca, de esos que se preocupaban por lo que ella necesitará.Su manera de corresponder era desde el cariño y las acciones.— ¡Munro! — le dijo en cuanto lo vio, este estaba golpeado y adolorido por el trato que Duncan le había dado, pero si eso salvaría la vida de su hijo, recibiría uno y miles.— ¿Qué haces aquí, pequeña? — le pregunto en cuanto la vio en aquel lugar, Adhara no pudo evitar sorprenderse ante como se veía físicamente y era algo de esperarse, pues si rostro era un completo desastre y por más de que intentará evitar mirarlo, le resultaba imposible.— ¿Que te ha hecho ese monstruo? — preguntó al aire,
Sabía que el camino sería bastante largo, estaban a varios días de casa, Duncan tenía claro que no podía hacer nada, el rey había bajado e ir en contra de su palabra era como si se clavará un puñal en su espalda y era algo totalmente serio, pues estaban hablando sobre el hombre más poderoso del país, así que sería una estupidez.— ¿Por qué lo hiciste? — le preguntó Duncan a Luna, era la primera vez que le hablaba a ella en unos días, este se había enojado con ella días antes, la relación entre ellos parecía ir de mal en peor y estaba claro de que no cambiaría por un buen tiempo, esta le había confesado su amor, después de demasiado tiempo, pero él sabía que este no podía ser, sus palabras le habían herido y sabía que desde ese momento su relación había terminado por completo.— No permitiría que te comportas es como un idiota, todos los que estaban en este lugar pensarían algo similar, ¿en qué te estas convirtiendo por tu estúpida rivalidad con el Laird Mackay? — le preguntó está igno
La paz que sentía Adhara al ver a aquella familia reunida no tenía precio, había pensado en que no iba a volver a verles y por culpa de ella.— ¡Adhara, hija ven! — le grito Munro, aquella palabra le lleno el corazón, estos le habían adoptado en su seno familiar, le habían dado un espacio en sus vidas, se acercó a ellos y les abrazo, algunos les miraban, estaban afuera, donde todos podían verle y algo que había logrado con aquella acción era ganarse el respeto de la gente.Era una mujer integra y que parecía estar al pendiente de todos los que estaban en ese lugar, ella no tenía reparo en arriesgarse para salvar a uno de ellos y eso les daba un poco de tranquilidad.Larissa que había estado bastante alejada de lo que estaba pasando se acercó a su hijo, podía ver en él un cambió, la forma en la que le miraba y la manera en la que le seguía era algo que nunca le había visto hacer con otra mujer.— Es una mujer que vale la pena tener al lado, Adhara se gana el corazón de todos y creo que
Esa mañana Adhara le miró un buen rato, era algo interesante para ella ver como este se iba relajando poco a poco a su lado, había comenzado a ver en él un cariño que antes no existía.— Desde hace mucho rato me observas mujer — le dijo medio adormilado.— Solo te estoy observando, duermes con la boca abierta — le contestó ella, sabía que eso le hacía gracia, siempre tenía algo que criticar en forma de risa.— No descansais lindo, de hecho, sentí que me iba estabas lastimando las costillas — le contestó, haciendo que esta riera a carcajadas, estaban pasando por una de las etapas más buenas de sus vidas, el hecho de que este se quedara junto a ella y disfrutarán de risas y conversaciones convencionales, le agradaba mucho, Chaid era su esposo, el homb de que amaba y esperaba que este también lo hiciese con ella, era algo que esperaba.— ¿Me amaras algún día? — le preguntó, aquello fue algo que el no se esperaba, así que solo Sonrió.— No se puede predecir el futuro, no somos dueños de
Estaba completamente inmersa en cómo estos batallaban, parecía una danza, donde las espadas eran completentos, ver aquello era diferente a lo que había visto aquella vez, estaba pensando en la manera en la que los hombres se comportaban, la vida tenía otro valor y nadie quería perderla por un error.— ¡Aquí estas! — dijo Auba, esta estaba mucho más animada que ayer, sabía que pasaba algo y ya que tenía el tiempo de hablarle en ese momento, haría lo posible por saber que era lo que tanto le estaba afectando, quizás algo tenía que ver Arran o todo tal vez.— Te estoy esperando, quiero que me digas que es exactamente lo que te está afectando — le dijo, esta se puso roja al ver que había sido muy evidente con su molestia.— Tengo algo que confesarte, pero no sé cómo hacerlo, no quiero hacer las cosas mal o ya las hice así — le contó con angustia, algo en ella le hacía entender que lo que había pasado no sólo era algo básico, había pasado algo más.— Sabes que siempre te escucharé y si tie
La familia se puede elegir, Adhara estaba eligiendo en ese momento quienes estarían en su círculo.Los Mackay le estaban brindando la paz que nunca se imagino tener, el apoyo que quizo desde pequeña; no quería perderlos, quizás estaba siendo un poco exagerado, pero no quería perderles nuevamente.— Dijiste que me enseñarias a usar esa espada — le dijo a Chaid, lo había visto solo, completamente ensimismado en aquella espada, estaba afilandola.— Creo que ahora que lo pienso sería un peligro dejar que uses una espada, sé que me comprometí a dejarte hacerlo, pero con lo que me habéis contado, me quedo dudando, jurame que lo que me contaste días antes es algo verdadero, necesito creer que mientes, me gustaría creerlo — le dijo este mirándole fijamente.— No sé colo mentirte al respecto, vivía en California Estados Unidos, en el dolmil veintidós — le confeso y este se quedó frío, parecía ser que la joven no estaba mintiendo.— ¿Tu familia donde está? — le preguntó y ella se sentó a su lad
Estar al lado de Chaid y hablar sobre aquellos temas que ellos mismos ignoraban era algo extremadamente grande, habían vivido toda la vida con aquellas carencias que no se imaginaban tener.Estaban aún ahí sentados en aquel pastizal, pensando en todo lo que estaban viviendo, Chaid había quedado algo confundido con lo que esta le había contado, no sabía que quería decir con que venía de un tiempo tan lejano, nunca había conocido algo así.— ¿Cómo perecieron vuestros padres? — le pregunto este con cierta curiosidad, sabía que Adhara tenía mucho que contar acerca de su vida.— Cuando alguien muere, esa pregunta que acabas de hacerme duele mucho, no pensé responder de hecho esto, antes procuraba no hablar sobre eso, ellos murieron en un accidente, íbamos en el mismo coche y la única que pudo salir fui yo, quizás por lo pequeña que era, no puedo decirte exactamente que paso, pues mi mente nunca logro manejarlo, creo que borro aquel recuerdo y no quiero que vuelva, porque recordarlo por co