GRIS
He perdido la cabeza, mis sentidos se nublan cuando Hans comienza a besarme el cuello, intento recordar cada una de sus palabras y acciones pasadas para tener la fuerza y mandarlo a la mierda, sin embargo, no puedo, me lleva a la cama mientras sus dedos diestros desabrochan mi short corto, en su lugar, los recuerdos de cuando me hacía el amor en el pasado galopan, y me hacen querer, por un solo segundo, que las cosas sigan así, quedarme suspendida ahí, en ese momento exacto.—Hans…—Dime Dylan —gruñe.Me quita las prendas hasta desatar las tiras a los costados de mi bikini. Dejándome desnuda y a su merced, sus ojos resplandecen con lujuria. No quiero ¿o sí? Joder.—Solo déjate llevar Gris.—No, escucha…Demasiado tarde, demasiado rápido, devora mi boca con ansiGRISLas horas se pasan volando cuando Dylan no deja de mirarme fijamente, estamos sentados en lo que parece el limbo, cuando en realidad no es más que una cafetería apartada del resto de la gente, al parecer los dueños lo conocen y arreglaron todo para que no nos molestaran, quisiera estar feliz luego de lo que pasó, pero no lo estoy, ni una sola pizca, al contrario, el remordimiento llega como golpe directo al corazón, el ruido del reloj colgado en una de las desgastadas paredes, comienza a darme jaqueca.La mesera, a la cual le tiembla el pulso cuando nos trae café, me hace sentir, divertida, incómoda, todo al mismo tiempo. Ser marcha, no sin antes regalarle una sonrisa coqueta a Dylan, pero este no le presta atención, sus ojos siguen fijos en mí.—&iques
GRIS Dylan me observa como si me hubieran salido dos cabezas, sé lo que piensa, y está bien si no quiere, parece ser que Jade es su punto débil, mientras permanecemos en silencio, mi cerebro intenta procesar lo que hicimos hace un par de horas, debería estar avergonzada, él ama a otra y yo he dejado que me folle, él no lo ve así, pero le acaba de ser infiel. Este sentimiento de culpa no me abandona, así que tomo una larga bocanada de aire e intento cambiar de tema. —Lo que pasó hace rato… Sus ojos azules se anclan en mí. —No lo digas —espeta con brusquedad. Mi pecho se desinfla, sabía que se iba a arrepentir. —Lo s
HANSEstoy perdiendo la cabeza, cuando vi el interés de Marcus sobre Gris, quise sacarle los ojos ¿por qué? La sangre se me pudre al pensar en la verdadera razón, la follé tan duro, que derramé mi semen todo el tiempo dentro de ella. Sabe lo de Jade, un secreto que hasta ahora había compartido solo con Ashley, está embarazada de mí, sigue siendo mi esposa, me casaré con ella por la iglesia y luego de un año podré ser libre y casarme con la mujer que amo.Porque amo a Ashley, ¿cierto? Sí, solo me mantiene confundida esta situación. Volver a repasar las imágenes de Gris dejándose follar por mí, hace que la boca se me seque, el sonido de sus jadeos me persigue, el tacto sobre su piel tersa me produce un escalofrío, respiro hondo mientras me preparo
GRIS Estoy haciendo lo correcto, y es acercar a la mujer que ama Hans a él, por ello me alejo y me encuentro con Marcus, quien no tarda en desaparecer de mi campo de visión debido a que Dylan se le abalanza para golpearlo, la gente alrededor lo mira como si se hubiera vuelto loco, y puede que sea cierto. Dos guardias de seguridad tienen que intervenir para separarlos y llevarlos a una zona fuera del ojo público, los sigo sin darme cuenta, Ashley llega detrás de mí y corre a Dylan, a quien le brota sangre por la boca. Sus ojos parecen estar inyectados en sangre y yo me quedo en medio de la sala. —¿Me puedes decir qué mierda te pasa, Hans? —inquiere Marcus con rabia destilando. —Lo mismo debería preguntar yo —brama el otro—. Deja a Gris en paz. —No estaba haciendo nada, solo hablábamos, deja de pone
GRIS Los latidos de mi corazón palpitan en mis oídos, intento respirar hondo, cierro con fuerza los ojos antes de abrirlos, la cabeza me vueltas, la gente sigue corriendo de un lado a otro, el edificio del hospital está en media ruina, ya que algunas partes permanecen intactas aunque algo débiles. Mis rodillas siguen contra el suelo agrietado, llantos y gritos son lo que me rodean e intento que no me afecte más de lo debido, no se puede. Respiro con fuerza, llenando mis pulmones hasta que logro aterrizar. Lo peor a pasado, sigo con vida, mi bebé está sano. Poco a poco me incorporo hasta que soy consciente de que tengo que buscar ayuda y encontrar a Hans. El sonido de sirenas se escucha a lo lejos, como puedo camino entre los escombros, sacar mi móvil es una pérdida, ya que la red se ha caído, corro en dirección a las ruinas del hospital, el l
GRIS Todo se ha vuelto un caos, mientras Nathaniel se encarga vía telefónica que Hans reciba la mejor atención médica, mi cabeza no deja de dar vueltas, los mareos van y vienen, luego de haber protegido el cuerpo del padre de mis hijos, fuimos afortunados al no haber sido golpeados debido a que actué rápido y nos moví de lado. Evitando así un grave final. Estamos subiendo a un helicóptero especial y pienso en quedarme, sin embargo, Marcus me dice que vaya, que lo necesito por el bebé así que le hago caso, y ahora estaba aquí, sentada frente al cuerpo inconsciente de Dylan, los paramédicos han hecho bien su trabajo, hasta ahora, al parecer tiene una contusión en la cabeza. «Todo va a ir bien» Me repito hasta que por fin llegamos al hospital, donde no tardan en trasladarlo a un quiróf
GRIS El aire me falta, mis manos tiemblan, estoy entrando a un jodido ataque de pánico, el doctor me mira con detalle, Nathaniel intenta sostenerme y Prim dice algo que no logro procesar, sus voces se sienten lejanas, mis piernas no reaccionan. Levanto la mirada y me encuentro con Milo, quien viene llegando con Cindy Hans, la madre de Dylan, mis oídos pitan y soy consciente de que estoy dando un show, no quiero que la gente me vea como alguien débil, no lo soy, soy la mujer que ha sobrevivido golpes, desprecios, críticas y de cada una de esas caídas resurjo con más fuerza. Cierro los ojos e inspiro con fuerza hasta que poco a poco mi ansiedad es controlada. —¿Qué hace ella aquí? —pregunta con voz desdeñosa Cindy. —Es la esposa de Dylan —interviene Nathaniel sin soltarme. Los ojos de la muje
GRIS Mi pie no deja de moverse, siento la necesidad de salir corriendo, de encontrar una máquina del tiempo y regresar como Dylan, a donde nada pasaba, han pasado cinco horas donde su doctor de cabecera y algunos especialistas, se han encargado de contarle verdades a medias, su madre aún no lo sabe, dejé orden de que sea yo quien le diga, a más de que debe estar haciendo su mejor papel de actriz frente a las cámaras en el funeral de Ashley. Es en tres días, pero a Cindy le gusta la atención. Cuando la puerta se abre, Nathaniel sale con una mueca dibujada en el rostro y la cabeza gacha. —¿Sucede algo? —me pongo de pie. Sus ojos se encuentran con los míos. —Le hemos contado lo del terremoto, lo del accidente, pero omitimos algunos detalles —carraspea. Enseguida sale Milo, con una cara llena de l&aac