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Victoria.

Grité con todas mis fuerzas, me reusé a volver a ser atada y me gané una buena ostia en la mandíbula. Al final acabé en la habitación blanca atada a unas cadenas que caían de la viga superior.

Pensé en Jasper en cómo me dejó allí sin mover si quiera un dedo. ¡Dios! Por un momento pensé que iba a llevarme con él, realmente esperé que me sacaría de aquel infierno, pero ... Mi padre ya no estaba, así que ya no tenía por qué protegerme.

¡Cielos! Jacob tenía razón. No había nadie en el mundo que pudiese salvarme de

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