Pero Fane, una vez más, demostró con su impresionante habilidad que todas esas preocupaciones eran innecesarias. Tomó la ficha de color oro rojizo de las manos de Fane y se volvió hacia todos, sonriendo mientras decía:

—¿Qué decís ahora? ¿Tenéis algo más que decir?

Mientras hablaba, se acercó a Lluís, quien había sido el más arrogante de todos. Sosteniendo la ficha de color oro rojizo en su mano, la agitó con fuerza y miró a Lluís diciendo:

—¿No dijiste que con la fuerza de mi hermano Woods, era imposible conseguir una ficha de color oro rojizo? Entonces, ¿qué tengo en mi mano ahora? ¿Todos estáis teniendo alucinaciones?

Esta declaración dejó a Lluís casi al borde de un ataque al corazón y destrozó todo el orgullo que había construido. Pensó que, incluso si Fane tenía algo de talento, deberían estar en un nivel similar.

Pero ahora de repente se dio cuenta de que su percepción había sufrido una gran desviación. No era de extrañar que Fane siempre los mirara con esa actitud, resultó qu