—Pero las reglas están escritas claramente. Después de obtener el tesoro, ustedes tienen la primera elección, pero solo pueden elegir uno. Después de eso, los demás podemos elegir. No podemos romper las reglas. Queremos ayudar, pero nuestras habilidades son limitadas...

—Sí, si tuviéramos la capacidad, estaríamos dispuestos a participar, pero realmente no podemos. En la competencia de los seis equipos anteriores, los de nosotros con habilidades limitadas también participaron, pero… los resultados fueron demasiado malos, y esos tipos nos ridiculizaron, avergonzando al Continente Hestia.

—Tiene razón, tenemos miedo de avergonzarnos. Si no fuera por eso, todos estaríamos dispuestos a contribuir.

Estas palabras llegaron a los oídos de Jaime, quien solo podía reír fríamente mientras miraba a este grupo que solo sabía cómo dividir los recursos y que, cuando se les pedía que ayudaran, encontraban todo tipo de excusas. Jaime estaba furioso.

Se levantó de un salto, sus afilados ojos recorrieron