Después de escuchar esas palabras, Benedicto se rió entre dientes y dijo:

—Estas personas simplemente no te entienden en absoluto. Tú nunca desperdicias tiempo en competencias absurdas por orgullo.

Mientras los dos estaban conversando, vieron a Horacio y sus acompañantes, incluyendo a Lluís, entrar en la ciudad exterior. Tan pronto como entraron, sus ojos se abrieron de par en par y comenzaron a buscar ansiosamente a Fane entre la multitud.

Fue una coincidencia, ya que pensaban que Fane, después de entrar en la ciudad exterior, se apresuraría a sumergirse en la multitud, por lo que su objetivo de búsqueda estaba justo en frente.

Pero Fane y Benedicto ni siquiera se dirigieron hacia allí, en su lugar, se dirigieron hacia la base de la muralla de la ciudad donde había menos gente. Benedicto miró al grupo de personas, girando casi la cabeza en busca de ellos, pero no vio rastro de su presencia.

Uno por uno, todos comenzaron a ponerse nerviosos. No pudo contenerse, Benedicto se rió de nue