Fabián examinó la sala y, una vez que vio a su hijo, espetó: “¿Quién es Fane? ¿Cómo te atreves a impedir que mi hijo se vaya?”.

Fane no se inmutó cuando vio a la nueva gente caminar hacia ellos mientras él metía otra bola. Suavemente colocó el taco sobre la mesa y dijo: “Eres el jefe de la familia Turner, ¿verdad? Su hijo perdió diez mil millones en nuestro juego de billar, y solo tiene quinientos millones con él. Perdió el juego y, bueno, los perdedores deben pagar. No dejaré que se vaya a menos que traiga el dinero restante que me debe”.

“¡Ja ja! Jovencito, ¿no crees que te excediste al apostar cien millones por partida?”. Fabián tenía una sonrisa condescendiente en su rostro cuando agregó: “Aparte de eso, fuiste tú quien le mintió a mi hijo diciéndole que no sabías jugar al billar, y él apostó una cantidad bastante grande por eso. ¿Estás seguro de que mereces mil millones?”.

Fane simplemente se encogió de hombros. “Amo Turner, espero que pueda evaluar la situación antes de decir