No eres un cobarde. Vamos, puedes hacerlo.
Theo presionó su espalda contra la parte trasera de una de las casas de la manada. Sentía su corazón latir tan rápido dentro de su pecho que creía que iba a explotar en cualquier instante. Oh, Dios, oh, Dios. Él era un cobarde, ¿a quién intentaba engañar? Nació siendo un alfa, pero no tenía nada de alfa en sí. Vivía dentro de los libros, en fantasías lejanas, olvidando que se suponía que debía tener una manada en algún punto de su larga vida. No era para él. No era su vida.
Parpadeó hacia la oscuridad del bosque al que estaba mirando fijamente. No se le hacía más fácil intentar llegar a la casa de su madre. Había siempre guardias afuera de la casa, que su tío envió, para evitar que ella escapara. Pero había creado una pequeña puerta
Eric estaba teniendo el mejor sueño del mundo.Acostado sobre una manta al borde de un lago. Ryder cernía sobre él, besando lentamente su pecho mientras sus manos se movían a sus costados, como si no pudiera tener suficiente de él. Apretó los ojos cerrados y gimió, estirando las manos para ponerlas sobre el cabello de Ryder y tirar de él. Se sentía tan real.Parpadeó lentamente, mirando al techo de la habitación, notando la ligera luz que se filtraba a través de la ventana. Cuando miró hacia abajo, se quedó estático, en silencio, sin poder creer la imagen frente a él."Buenos días." Ryder sonrió hacia él mientras su nariz frotaba el pezón izquierdo de Eric, haciéndolo soltar un suspiro. Estaba desnudo, podía decirlo por la forma en que sentía la piel, igual de desnuda de Ryder sobre. Y estaba duro.
Ryder miró a Eric fijamente, apartando el cabello de su frente cuando miró hacia abajo. Eric rió nerviosamente mientras se lamía los labios y envolvía una mano alrededor de su pene. Ryder tensó la mandíbula, permaneciendo quieto mientras dejaba a su compañero explorar por su cuenta. En los últimos días se había entusiasmado con la idea de darle una buena mamada. Teniendo en cuenta que Eric era bastante nuevo en el mundo del sexo, él se estaba prestando como sujeto de prueba. Además, era adorable verlo tan concentrado por algo como una mamada. "No te burles de mí si es malo, ¿de acuerdo?" Besó tiernamente la punta bulbosa antes de lamerse los labios. No había manera en que fuera malo. Apreciaba su esfuerzo y su entusiasmo, pero solo el ver a Eric tan cerca de su pene, jugando con él, ya lo tenía duro. Lo estuvo desde el momento en que el chico salió del baño, terminando de arreglarse para ir a trabajar, cuando decidió que iba a intentarlo. Su pene se lev
Eric se despertó cuando la puerta de la habitación golpeó la pared con tanta fuerza como para estremecer las ventanas. Subió la sábana hasta su nariz, mirando entre la oscuridad a quien acababa de entrar. Frunció el ceño, quedándose tan quieto como le fue posible, escuchando los gruñidos que el hombre dejaba con cada paso de dió cuando cerró la puerta y se fue directamente hacia el baño de la habitación. Parpadeó, bajando la sábana, sentándose sobre su trasero mirando la espalda desnuda, al igual que todo el hombre, cuando se metió al cuarto de baño y encendió la luz de ésta. Nuevamente, solo parpadeó, mirando de la puerta hacia el cuarto de baño sin estar seguro de qué estaba pasando. Escuchó la regadera abrirse y un murmullo bajo del hombre. Entrecerró los ojos y miró hacia el cuarto antes de abrir los ojos como platos y elevar las cejas. ¿Era ese el alfa de la manada? Miró la hora en el reloj sobre la mesita de noche a su lado. Dos de la madrugada. Se frotó
Ryder se sacudió antes de cambiar a su forma humana. Observó a Eric durmiendo tranquilamente sobre su cama, aferrándose a una de las almohadas, los labios entreabiertos y las cejas profundamente fruncidas, como si estuviera teniendo problemas en su sueño. El pequeño ciervo había comenzado a tomar su ropa del armario sin preguntarle. Como ahora, tenía puesta una de sus camisetas de color azul y solo boxers negros ajustados en sus caderas.Su cuerpo comenzó a reaccionar como cada mañana, así que se dio la vuelta y se metió al cuarto de baño para lavarse. Para su incomodidad, su erección no parecía querer suavizarse aún con el agua fría. Apretó los dientes, gruñendo cuando se tomó en una mano y comenzó a tirar de su pene con lentos golpes. Cada imagen que llevaba su mente era de Eric, sobre su cama, usando su ropa, oliendo como si Ryde
Sacudiéndose, Ryder fue por la silla y la colocó a un lado de la cama. Le picaba la piel y todavía sentía que estaba a punto de prenderse en fuego. Ian entrecerró los ojos hacia él. De seguro lo sabía ya, pero no dijo ni una palabra. "No son cazadores," él dijo, deslizándose hasta que estuvo con la espalda presionada en el cabecero de la cama. Colocó las manos sobre su regazo y miró por la ventana. "Estuve cerca del borde del pueblo, casi en el puente que conecta con Wild River cuando dos panteras me rodearon. No los olí, no pude." Sacudió la cabeza, frunciendo el ceño. "No sé quiénes son, ni siquiera puedo recordar sus rostros, pero me sedaron, con algo muy, muy fuerte." Sus ojos conectaron con los de Ryder. "Los escuché hablar, hablaron del jefe, de los demás. No hablaban con nombres, eran... números.""¿Shifters cazando shifters?"
Eric escuchaba a medias a Dominic mientras éste le contaba sobre el club al que había ido en Wild River. Su cabeza estaba flotando lejos de la conversación, pensando en su compañero. Había estado haciendo eso mucho los últimos días, con la situación del celo y la forma tan reacia en que Ryder seguía empeñado en tratar con ello por sí mismo. Todavía no sabía cómo había dejado que Eric lo masturbara, pero por otro lado, tal vez él estaba demasiado ido en ese momento para contenerse. El único consuelo que al parecer Ryder permitía, era en las noches. El oso lo rodeaba con sus brazos apretadamente, hundiendo la nariz en el hueco entre su cuello y hombro, tomando profundas respiraciones. No se hacía una idea de cómo le ayudaba, pero lo hacía, por un tiempo al menos. Se despertaba cuando Ryder se movía en la cama y rodaba fuera de ella. Luego se encerraba en el cuarto de baño y encendía la regadera por un largo tiempo. Eric no podía entender. "¿Estás escuchando?"
Eric movió su cola siguiendo a la pequeña ardilla hasta que esta se subió a un árbol, mirando hacia abajo a él. Habían estado persiguiéndose la última media hora, molestando juguetonamente, escuchando los gruñidos de Ryder mientras él iba detrás de sí. "No vayas tan rápido," el oso dijo, deteniéndose una vez más. Internamente se rió. Había estado haciéndolo apropósito solo porque Ryder tenía que ir a su ritmo. Giró el círculos y le dio una mirada. Ryder entrecerró los ojos. "Bien. Pero no te alejes tanto."Se dio la vuelta y corrió hacia el claro en donde había llegado hacía una hora atrás. Escuchó el gruñido de Ryder de inmediato. Llegó al claro y cambió, dejándose caer sobre su trasero sobre la hierba. Dios, eso se sintió bien. Había pasado
"¿Dices que no tenía ningún olor?" Ian se frotó la mandíbula mientras caminaba alrededor de la sala, tenía una mirada pensativa y sombría. Ryder sacudió la cabeza cuando el tigre lo miró. "Y tuvo dos cambios." "¿Estás seguro que no eran dos?" Ryder suspiró. "Estoy seguro que era el mismo sujeto." Giró la cabeza en dirección a Michael. "Jamás vi nada así." Asintiendo, Michael se dio la vuelta y salió de la sala. Ryder miró a Ian otra vez. El tigre había recortado su cabello y también se había afeitado, aunque todavía llevaba un pijama encima con una gruesa bata cubriéndolo, pero lucía mejor de lo que había parecido unos días atrás. "Creo que..." Sacudió la cabeza y se giró para verlo a los ojos. "Podría contactar a alguien, pero no estoy seguro que quiera contestar." Entrecerró los ojos. "¿Quién es?" "Un viejo conocido." Apretando los labios, Ian se encogió de hombros, pero Ryder vio que era un poco más que solo un viejo conocido po