Sacudiéndose, Ryder fue por la silla y la colocó a un lado de la cama. Le picaba la piel y todavía sentía que estaba a punto de prenderse en fuego. Ian entrecerró los ojos hacia él. De seguro lo sabía ya, pero no dijo ni una palabra. "No son cazadores," él dijo, deslizándose hasta que estuvo con la espalda presionada en el cabecero de la cama. Colocó las manos sobre su regazo y miró por la ventana. "Estuve cerca del borde del pueblo, casi en el puente que conecta con Wild River cuando dos panteras me rodearon. No los olí, no pude." Sacudió la cabeza, frunciendo el ceño. "No sé quiénes son, ni siquiera puedo recordar sus rostros, pero me sedaron, con algo muy, muy fuerte." Sus ojos conectaron con los de Ryder. "Los escuché hablar, hablaron del jefe, de los demás. No hablaban con nombres, eran... números."
"¿Shifters cazando shifters?"
"No creo que sean simples shifters." Ian cerró los ojos. "Ellos... Pusieron algo en mí." Se frotó el pecho. "Puedo sentirlo. No solo soy yo, no es solo mi tigre, es algo... algo más."
"¿Estaban experimentando?" Apretó los dientes, pensando en Heath. "Uno de mis amigos, Heath, fue atacado por dos hombres. Lo sedaron también, pero solo estaban buscando algo de él, no querían llevárselo."
"¿Él está bien?"
Asintió. "Está bien ahora." Lo observó, y la manera en que movía sus manos como si no lo notara. "¿Recuerdas cómo llegaste aquí?"
"Corriendo," dijo rápidamente, casi de inmediato. "Estaba en medio de la nada, desnudo, con... con una cicatriz en un costado." Levantó el borde su sudadera hacia él, mostrando una larga línea desde su cadera hasta la última línea de las costillas. "La cabeza en blanco, y golpes, de alguna manera me las arreglé para cambiar y correr hasta aquí."
Ian comenzó a morderse el labio inferior, mirando hacia sus piernas. "¿Hay algo más?" Ryder no presionó, pero sabía que Ian estaba debatiendo consigo mismo.
"Yo-," se detuvo, tomó una profunda respiración y se deslizó hasta el borde de la cama antes de ponerse de pie. Comenzó a caminar en círculos por la habitación, frotándose la cabeza, negando y murmurando algo en voz baja. Cuando se detuvo, bajó los hombros y se giró hacia él. Sus ojos estaban intentando decirle algo, algo grave. Ryder podía sentirlo. El tigre apartó la mirada. "Me asusta, Ryder."
Poniéndose de pie, Ryder dio un paso tentativo hacia él. "Puedes decirme lo que sea."
Ian lo miró por un momento antes de asentir y alargar una mano hacia él. Ryder lo miró sin decir nada. La mano de su amigo comenzó a cambiar hasta que podía ver el pelo blanco y las rayas negras, las largas uñas se estiraron hasta que parecían cuchillas, muy afiladas. Ian miró su mano antes levantar la vista. Ryder maldijo, trastabillando hacia atrás, casi cayendo sobre su trasero cuando la cara de Ian cambió al igual que todo su cuerpo, hasta que su amigo parecía una de las bestias que estaban en los libros de Transilvania. Ian se estiraba por encima de los dos metros, con un hocico largo, colmillos afilados, parado sobre sus... ¿patas traseras? Ancho, alto, con... manos largas con garras que se retraían, tenía el pelo blanco del tigre y algunas manchas, sus ojos cambiaron a los de un depredador, pero el color era tan pálido como el usual.
"¿Qué m****a te hicieron?"
"Soy yo," Ian dijo, el profundo timbre de la voz le hizo estremecer. Era la cosa más terrorífica que hubiera visto en toda su vida. Ryder se obligó a dar un paso más cerca, estirando la cabeza hacia arriba para mirarlo. Él no era un tipo pequeño con 1.90, pero Ian lo sobrepasaba con muchos centímetros más. "Esto es lo que me hicieron." Ian apartó la mirada, dando un paso atrás con sus enormes patas.
"Maldición." Tragó saliva con fuerza. "¿Te lastima?"
Ian sacudió la cabeza. Su largo hocico se abrió, dejando al descubierto toda una línea de dientes que podían partirlo a la mitad cuando quisiese. "No sé qué es."
"Está bien," asintió y se acercó más, girando alrededor de él. Tenía cola, una larga cola de tigre. "¿Los demás lo saben?"
Un profundo gruñido escapó de Ian. "Por supuesto que no. ¿Qué crees que harán? Ellen pensará que soy un monstruo. Solo mírame."
"No puedes ocultarlo por siempre," dijo, volviendo hasta que estuvo nuevamente frente a él.
"Lo sé. Pero no aún. Quiero... quiero acostumbrarme yo primero." Inhaló profundamente antes de dejar escapar el aire. Lentamente, su cuerpo fue cambiando, hasta que fue el mismo Ian de siempre frente a él, su camiseta se estiró, haciéndolo ver delgado dentro de ella, incluso los pantalones elásticos. Se frotó el brazo, evitando mirarlo. "Esto es... me hicieron ésto."
"Vas a estar bien." Su amigo lo miró como si no estuviera seguro. Ryder llenó su pecho de aire. "Me aseguraré de que estés bien."
Ian sonrió con suavidad. "Gracias."
***
Eric sonrió hacia Grayson. El chico era agradable, y no lo veía como si estuviera a punto de arrancarle un brazo de una mordida. "Luego lo giras así." Grayson tomó otra espátula, la deslizó bajo la primera capa del pan y luego la giró rápidamente, dejando la parte que antes estaba arriba ahora abajo. "Parece sencillo, pero en realidad es complejo. Puedes intentarlo si quieres."
El chico se hizo a un lado. Eric hizo una mueca, tomando ambas espátulas. "Realmente apesto para cocinar."
"Eso solo pan."
"Puedo hacer que el agua se queme."
Grayson rió, cruzándose de brazos. "Vamos, sé que puedes."
Tomó una profunda respiración antes de poner una espátula bajo el pan y la otra encima. El emparedado estaba repleto de huevos y queso, de un ancho considerable. "Bien. Aquí va." Lo hizo rápidamente, como vio al tigre hacerlo. "Oh. Eso estuvo bien." Dejó las espátulas a un lado, antes de poner una mano sobre su pecho. "¿Eso debió hacer que mi corazón latiera tan rápido?"
"¿Lo hace?" Grayson apoyó la cadera contra la encimera, sonriendo como un niño pequeño, incluso sus oscuros ojos parecían sonreír. Puso una mano sobre el pecho de Eric, sobre su corazón.
"¿Puedes sentirlo? Es ridículo."
"Sí, lo hace." Grayson se humedeció los labios, tomó la mano de Eric y la puso sobre su generoso pecho. Chico, se sentía como una pared de carne. "¿Puedes sentir el mío?"
Un gruñido profundo le hizo saltar. Se separó de Grayson y miró hacia el pasillo para ver a Ryder. Su compañero tenía sus colmillos sobresaliendo entre los labios, ojos oscuros, mirando fijamente a Grayson. El tigre levantó las manos y miró a Ryder fijamente, poniéndose en frente de Eric como un muro de protección. "¿Qué sucede?"
"Apártate de él," Ryder dijo, profundo y completamente enojado. Eric se deslizó lejos de Grayson, acercándose a su compañero. Ryder no apartó la mirada del tigre ni por un momento. "Nos vamos." Tomó la muñeca de Eric y comenzó a tirar de él hacia la puerta.
"Espera, ¿por qué lo tratas así?"
Deteniéndose de golpe, Ryder encaró a Grayson. "Es mi compañero. Aléjate de él antes que olvide que eres parte de la manada de Ian."
Eric le dio una mirada de disculpa a Grayson, dejando que Ryder lo llevara afuera de la casa. Su compañero incluso abrió la puerta de la camioneta para él, con una mano posesiva en su espalda baja. Eric sintió que su piel se calentaba, el trato de hombre de las cavernas lo estaba excitando. Ryder esperó a que subiera y cerró la puerta con fuerza, luego dio la vuelta alrededor de la camioneta y saltó dentro de un golpe. Eric metió las manos en el espacio entre sus piernas, mirándolo.
Ryder gruñó, golpeando el comando de la camioneta antes de salir del lugar. No dijo una palabra, mantuvo el ceño fruncido y la mandíbula apretada, incluso podía ver las venas en el brazo por la fuerza con la que sujetaba el volante. Eric sonrió para sí, volviendo la cara hacia la ventana. Ryder había declarado frente a alguien más que era su pareja. Era algo realmente simple, pero de alguna manera, sabía que eso era algo grande viniendo del gruñón oso.
Ryder condujo hasta el centro del pueblo y se detuvo en una cafetería. Apagó el motor, luego bajó, cerrando la puerta con fuerza. Eric lo vio dar la vuelta frente la camioneta hasta que estuvo a su lado, abriendo la puerta para él. Apretando los labios juntos, Eric se quitó el cinturón y bajó de un salto. Ryder cerró la puerta con suavidad, señalando el camino hacia la cafetería.
"¿Tienes hambre?" Cariñosamente le frotó el estómago cuando estuvo frente a él. Ryde le devolvió la mirada, sin decir nada. "¿Por eso te estás poniendo gruñón?"
"Solo entra." Fue extrañamente amable y dulce, el tono de voz que usó. No era el típico gruñido y el mantén la manos para ti. Tal vez tendría que darle celos más seguido si este sería el trato cada vez. No le molestaría conseguir un beso tampoco. Subieron los escalones de madera, y Ryder una vez más abrió la puerta de vidrio para él. Eric se llenó de inmediato por el aroma de pan salido del horno. No era el mayor fanático del café, pero aún disfrutaba de su olor.
Tomaron asiento en una mesa con dos sillas. Ryder se frotó el cuello y comenzó a tamborilear los dedos sobre la superficie de la mesa. Eric puso la mano sobre la suya. "¿Qué sucede? Y no digas que nada, puedo sentir tu ansiedad. Y me está poniendo ansioso a mi también."
Ryder lo miró por un momento, como si considerara su respuesta. "Es solo la conversación que tuve con Ian." Miró hacia el mostrador, y no hizo ningún movimiento para sacar su mano de la de Eric.
Un chico con un mohawk teñido de rubio se acercó a ellos. Tenía un pequeño arcillo en la nariz y un piercing sobre la ceja derecha. Parpadeó mirando los tatuajes que podía ver en las manos, sobre los nudillos. Casi quería pedirle que se remangara la sudadera para verlos. Siempre le gustaron, solo que se veían bien en alguien más. El chico les regaló una sonrisa, sosteniendo una pequeña libreta y un bolígrafo.
"Buenos días, ¿qué desean?"
"Dos órdenes de tostadas francesas, con un lado de fresas en crema batida. Un vaso con jugo de naranja y una taza de café con crema." Lo dijo todo como si siempre ordenara lo mismo y lo tuviera memorizado.
Miró a Eric levantando las cejas. "Oh, sí." Tomó el menú y le dio una rápida mirada. "El panini caprese con un lado de papas fritas y, um, un refresco."
"En un momento."
Cuando se fue, Eric apoyó el mentón sobre la palma de su mano, mirando fijamente a Ryder. "¿Cómo es tu hermana?"
"¿Mi hermana?" La expresión del rostro de su compañero se relajó visiblemente. Todavía no apartaba la mano de la de Eric. "Ella es parecida a mí, supongo. Piensa en Theo, en su versión femenina."
"Theo se parece a ti, un poco." Frotó con suavidad los gruesos nudillos. "Mismos ojos, incluso su nariz es semejante. Su cabello es un poco rubio, y es un chico dulce, eso es lo único que los diferencia."
Ryder levantó una ceja. "¿Dices que no puedo ser dulce?"
"¿Puedes?" Sonrió. Movió su pie, empujando sin fuerza los de Ryder. Estaba sorprendido cuando recibió un ligero empujón de regreso. "Así que, ¿ya lo pensaste?"
"¿Pensar qué?"
"Cuándo completaremos nuestro lazo."
"Ya hablamos de ello." Suspiró cuando Ryder finalmente apartó su mano y tomó el menú, leyéndolo tranquilamente.
"¿En qué cambiaría?" Tomó los envases de la sal y la pimienta, jugando con ellos distraídamente. "Es una mordida, es nosotros..." Se sonrojó, y bajó la voz. "Teniendo sexo."
Los ojos verdes se encontraron con los suyos. Luego Ryder frunció el ceño y bajó el menú. "¿Tú eres...?" Se detuvo y apartó la mirada. "Maldición. Hablaremos luego. Esto no puede ser cierto." Gruñó mientras sacudía la cabeza. Eric hizo un puchero, esperando que su comida llegara.
Cuando estaban a mitad de su comida la puerta de la cafetería se abrió y un hombre entró. Tenía mechones blancos en la cima del cabello y también algunos en su barba, pero el hombre era ridículamente guapo. Usaba una flanela roja con cuadros negros sobre una camiseta negra, unos vaqueros y botas gruesas de color marrón. Eric se encogió cuando olió a depredador. Un lobo. El hombre miró en su dirección y para su ánimo, se acercó a ellos.
"Ryder," el hombre dijo.
Ryder miró hacia él. "Jeremy." Ambos se dieron la mano antes de que Jeremy diera un paso atrás. Le dio una sonrisa a Eric. "Eric, él es Jeremy Bennet, es el alfa de los lobos."
"Un placer." Tendió su enorme mano hacia él, casi absorbiendo la suya.
"Jeremy, él es... mi pareja." Ryder tomó un trago de su café y miró hacia Jeremy.
"Oh. Eso es una gran noticia. Felicidades." Los ojos del hombre se llenaron de una emoción que Eric no pudo descifrar, pero de alguna manera se veía decaído. "¿Viste a Ian?"
Ryder asintió. "Sí. Justo vengo de allá. Creo que está mejorando. Según Ellen dijo, él ni siquiera hablaba con ellos los primeros días."
"Lo sé. Fui con él casi de inmediato y no estaba bien. Lo que sea que le pasó realmente tuvo un impacto en él." Jeremy suspiró metiendo las manos dentro de los bolsillos de sus vaqueros. "Supongo que podría visitarlo otra vez. Hudson también quiere ir. Ya sabes cómo es, demasiado necio. Ese muchacho, solo está buscando dame un ataque al corazón."
Ryder sonrió ligeramente. "Estoy seguro que Ian apreciaría la compañía."
El lobo dio un paso atrás, inclinando la cabeza. "Fue un gusto, disfruten su comida." Se giró y luego se detuvo. Tenía un profundo ceño. "Ryder, ¿has escuchado algo sobre Kenyon?"
"No lo creo."
"Hay problemas en su manada. Jaxon, lo retó por el mando" Sacudió la cabeza. "Sabes que ellos son muy cerrados y no dejan que nadie entre en su territorio sin aviso. Pero creo que Kenyon hizo algo malo." Ryder dejó su comida a un lado, mirando fijamente al alfa. "Hudson y Jax son amigos, pero no sabe más que nosotros."
"Intentaré conseguir algo. Gracias por avisar."
Asintiendo cortamente, Jeremy se giró hacia el mostrador.
Eric miró a Ryder. "¿Es grave?"
"Jaxon es el hijo de Kenyon," su compañero contestó, sostenía la taza en una mano, meciéndola sin prestar atención. "Los zorros piensan distinto a la mayoría de nosotros. Sabes sobre alfas, los betas que son elegidos en algunas manadas, y están los omegas. Los zorros creen firmemente que los omegas representan un símbolo de debilidad. Y en algunos casos, he escuchado, que han echado a los miembros que son omegas."
"¿Los dejan solos por su propia cuenta?"
Ryder asintió lentamente. "Tal vez es lo mejor. Si se quedan solo serían repudiados, ¿no lo crees?" Mordió una de sus tostadas y un trago de su jugo de naranja. "Conozco a algunos. Viven en Wild River, suficientemente alejado de aquí. Tienen una vida decente."
Esa información definitivamente había acabado con su apetito. Apartó su plato y esperó a que Ryder terminara su plato. Una vez llegaron a casa, fue directamente hacia las escaleras. Cerró la puerta de la habitación tras sí y se quitó los jeans, colgándolos en el armario. Tomó unos pantalones cortos y una camiseta que olía a Ryder y se metió a la cama. Un momento después, la puerta se abrió. Cerró los ojos, tomó una almohada, apretándola contra su pecho.
"¿Estás bien?"
Parpadeó abriendo los ojos, mirando fijamente la puerta del baño. "Sí," murmuró, hundiéndose más en la suavidad de la almohada.
"De acuerdo. Yo-" Ryder se quedó en silencio, luego lo escuchó suspirar. "Tengo que salir."
"Nos vemos luego."
Cuando la puerta se cerró, Eric suspiró, volviendo a cerrar los ojos.
El mundo era un lugar terrible.
***
Sacudió la cabeza, gruñendo, e intentando empujarse lejos de la casa. Se dejó caer sobre el suelo lleno de hojas húmeda y bufó. Se envolvió a sí mismo como una bola y dejó que su hocico descansara entre el espacio de sus patas. Pero sus ojos se mantuvieron abiertos, mirando hacia la casa, o lo que podía ver de ella desde donde estaba, con la ligera luz que proyectaba la luna en medio de la oscuridad de la noche.
Habían pasado tres noches desde que salió de la casa, pero para su pesar no había conseguido alejarse lo suficiente. Su celo estaba poniéndose peor, y podía culpar a Eric por ello. Antes, cuando no sabía que tenía una pareja, siempre vagaba por las montañas, paseándose en su forma de oso, simplemente manteniéndose alejado de todos. Era lo que siempre hacía, hasta que el calor que cubría su cuerpo comenzaba a desvanecerse. Y todavía no lo había hecho, casi dolía físicamente, pero al menos tenía todos sus pensamientos en orden, por eso seguía resistiendo la tentación de entrar a la casa e ir con su pareja.
Jamás pasó su celo con otra persona, o shifter, no por temor a hacerles daño, sino que era incómodo. Estar ahí con alguien a quien no conocía, era solo algo que no podría encenderlo ni aunque se esforzara en conseguirlo. Gruñó, descansando la cabeza sobre unas hojas. Además, si había captado bien el mensaje, su pareja era virgen. ¿Cómo podía solo ir allí e intentar dominarlo?
Su oso una vez más se esforzó cuando la idea de dominar a Eric se interpuso en sus pensamientos. Se levantó y trotó hacia la casa. Ryder intentó detenerlo, pero su oso tomó su control. Maldiciendo, cambió a su forma humanada, tambaleándose un poco. Las luces estaban apagadas y no podía ver a nadie por ahí. Empujó la puerta de vidrio lentamente. Entró, mirando hacia abajo. Tenía una erección que se levantaba con orgullo. M****a. Cerró los ojos, pensando en todas las razones por las que no debía, pero profundamente deseaba sentir la piel de su compañero bajo sus manos.
Empujó la puerta hasta cerrarla y comenzar a subir las escaleras. Todo lo que podía escuchar era el sonido sordo de la noche, algo como un videojuego, pero eso podía ser cualquiera de los otros chicos, probablemente Dominic. Se detuvo frente a la puerta de su habitación, dejando la mano caer sobre el pomo. Se mordió el labio inferior antes de empujar la puerta y entrar. Podía ver la figura de Eric envuelta en las sábanas.
Ryder tomó un juego de ropa y se lo llevó al cuarto de baño. Se metió bajo el chorro del agua, apretando los dientes cuando una ola de calor lo recorrió, su piel se sentía apretada y su oso estaba rasgando desde dentro. Se apoyó contra las baldosas antes de comenzar a masturbarse. Ya parecía que era una costumbre. No podía contener los sonidos que escapaban de su boca. Se sentía bien tocarse, al menos el contacto de su mano le puso la piel de gallina. Muy, muy pocas veces se permitió estar en su forma humana mientras pasaba su celo, porque nunca sabía cómo reaccionar.
"Maldición," gimió, cerrando los ojos, moviendo su mano rápidamente. El sonido de la puerta abriéndose lo hizo detenerse. Eric lo veía con un ceño fruncido. "Yo-"
El chico caminó hacia él decidido, mirando su cuerpo sin decir una palabra. Cuando estuvo frente a él, levantó una mano y la golpeó con fuerza contra su mejilla. Ryder lo miró atónito. ¿Él solo acababa de... darle una cachetada?
"¿En dónde demonios estabas?" Eric se cruzó de brazos, luciendo enojado, mientras hablaba. Ryder cerró la llave e intentó cubrirse tanto como podía. "Estuve tan preocupado por ti. Pensé..." Exhaló bruscamente. "¿Por qué no me dijiste nada?"
"Es algo con lo que tengo que lidiar solo."
"¿Qué es algo que compartas con alguien?" Los ojos de Eric mostraban su enojo, aunque su expresión se suavizó. "No puedes guardar todo para ti. En algún momento va a ser demasiado."
Abrió la boca, listo para detenerlo, pero solo salió un gemido roto. Cerró los ojos, apoyándose contra las baldosas. El aroma de Eric se sintió tan fuerte en el espacio cerrado, haciéndolo respirar pesadamente. Abrió los ojos y lo vio fijamente. El ciervo lo veía con curiosidad, luego sus ojos saltaron, sus mejillas se volvieron rojas. "Es tu celo, ¿cierto?" Se acercó a él y le tendió la mano, ayudándolo a salir de la ducha. No necesita realmente ayuda, pero el calor de la piel de Eric cuando sostuvo su mano se sintió tan bien.
Se envolvió en una de las toallas que siempre mantenía allí y salió. Eric hizo un espacio en la cama. Ryder suspiró, dejándose caer sobre la cama. Casi gimió solo al sentir la suave superficie. Había pasado demasiado tiempo sin dormir en su cama. El espacio a su costado se hundió, Eric lo miraba con el labio inferior metido entre los dientes y las manos apretadas en su regazo.
"Deberías irte," murmuró sin apartar la mirada de él.
Eric parpadeó y sacudió la cabeza. "Quiero ayudar." Apretó los labios y miró hacia él. Ryder tuvo el impulso de decirle que se veía lindo haciendo eso, pero lo mantuvo para sí mismo. Estaba haciendo todo lo posible para olvidar que tenía una dura erección escondida debajo de la toalla. La mirada curiosa de Eric realmente no estaba ayudando. "¿Duele?"
Sacudió la cabeza. "Solo se siente como calor desde adentro."
Eric se acercó un poco más, hasta que si Ryder lo decidía, podía poner la cabeza sobre su regazo. El pequeño ciervo estiró una mano hacia él, pasándola por su cabello con delicadeza. Ryder suspiró cuando el simple toque le hizo sentir una ola de alivio. Los dedos se deslizaron sobre su cuello hasta que frotaban su mejilla. "Puede que no sea un experto, pero estoy seguro de que puedo ayudarte."
"No sé si pueda solo contenerme. Solo tu olor ahora mismo..." inhaló profundamente, humedeciéndose los labios. "Me está volviendo ligeramente loco." Enterró la cara en su almohada, pero todo lo que podía oler era el aroma dulce de su compañero. Gruñó, sintiendo que su pene comenzaba a palpitar incómodamente.
Hubo un suave toque, rozando la toalla antes de que sintiera la calidez contra la sensible piel de su pene. Parpadeó hacia él, sosteniendo la muñeca. Eric se mordió el labio inferior, y no se detuvo. Acarició a Ryder lento y torpe, pero se sentía perfecto, la presión, la fricción. Gimió, su cadera empujándose inconscientemente contra él. "Se siente tan bien." Masticó su labio con fuerza, sintiendo el ardor después el cobrizo sabor de la sangre.
Eric soltó un sonido roto, haciéndolo gruñir y tirar de él sobre su cuerpo. La toalla quedó a un lado y Eric estaba sentado sobre sus piernas. Tenía una expresión perdida, los labios separados antes de que sacudiera la cabeza y continuara mastubandolo a su ritmo. Ryder tomó la parte posterior de su cuello, empujándolo más cerca hasta que sus labios chocaron. Oh, eran tan suaves como se veían. Hundió la lengua profundamente dentro de la boca de su compañero, intentando tomar todo, quería conservar su sabor por siempre, y los suspiros agitados.
"Eric," gimió, separándose de él. Lanzó su cabeza hacia atrás cuando su orgasmo estalló por sorpresa. Jadeó, respirando con dificultad. Su mano seguía detrás del cuello de su pareja, y estaba acariciándolo sin realmente haberlo notado. Eric le dio una mirada que lo hizo tragar con fuerza. Había tanta emoción en sus ojos, brillaban con deseo puro y... felicidad. Ryder tomó la toalla que estaba a un lado y limpió el desastre con cuidado, también limpiando la mano de Eric antes de lanzarla a un lado. Sin decir una palabra, tiró de él contra su pecho y suspiró. "¿Por qué es tan difícil que sigas una orden?" preguntó frotando sus mejillas juntas.
"En teoría, eso fue más una sugerencia." Eric envolvió sus brazos apretadamente alrededor de su cuello antes de levantar la mirada. Juntó sus labios para un beso largo, sin presión, solo un momento de satisfacción. "¿Cuánto tiempo dura tu celo?"
"No estoy seguro." Parpadeó hacia él, levantando una mano para quitarle el cabello de la frente. Se sentía tan liberador solo hacer ese pequeño movimiento. "Pero por ahora solo mantengámonos así. Tienes trabajo mañana, ¿no es así?"
Eric asintió y se dejó caer sobre él, hundiendo la cabeza en el hueco de su cuello. "Y perdón por golpearte."
"Está bien. Tal vez lo merecía."
Su compañero rió con suavidad, pero no dijo nada más. Un momento después, Ryder escuchó que su respiración se acompasaba. Suspiró, empujando su nariz entre los mechones rebeldes. ¿Cómo se había contenido de hacer esto?
Ni siquiera estaba seguro de querer dejarlo ir en algún momento próximo.
Eric escuchaba a medias a Dominic mientras éste le contaba sobre el club al que había ido en Wild River. Su cabeza estaba flotando lejos de la conversación, pensando en su compañero. Había estado haciendo eso mucho los últimos días, con la situación del celo y la forma tan reacia en que Ryder seguía empeñado en tratar con ello por sí mismo. Todavía no sabía cómo había dejado que Eric lo masturbara, pero por otro lado, tal vez él estaba demasiado ido en ese momento para contenerse. El único consuelo que al parecer Ryder permitía, era en las noches. El oso lo rodeaba con sus brazos apretadamente, hundiendo la nariz en el hueco entre su cuello y hombro, tomando profundas respiraciones. No se hacía una idea de cómo le ayudaba, pero lo hacía, por un tiempo al menos. Se despertaba cuando Ryder se movía en la cama y rodaba fuera de ella. Luego se encerraba en el cuarto de baño y encendía la regadera por un largo tiempo. Eric no podía entender. "¿Estás escuchando?"
Eric movió su cola siguiendo a la pequeña ardilla hasta que esta se subió a un árbol, mirando hacia abajo a él. Habían estado persiguiéndose la última media hora, molestando juguetonamente, escuchando los gruñidos de Ryder mientras él iba detrás de sí. "No vayas tan rápido," el oso dijo, deteniéndose una vez más. Internamente se rió. Había estado haciéndolo apropósito solo porque Ryder tenía que ir a su ritmo. Giró el círculos y le dio una mirada. Ryder entrecerró los ojos. "Bien. Pero no te alejes tanto."Se dio la vuelta y corrió hacia el claro en donde había llegado hacía una hora atrás. Escuchó el gruñido de Ryder de inmediato. Llegó al claro y cambió, dejándose caer sobre su trasero sobre la hierba. Dios, eso se sintió bien. Había pasado
"¿Dices que no tenía ningún olor?" Ian se frotó la mandíbula mientras caminaba alrededor de la sala, tenía una mirada pensativa y sombría. Ryder sacudió la cabeza cuando el tigre lo miró. "Y tuvo dos cambios." "¿Estás seguro que no eran dos?" Ryder suspiró. "Estoy seguro que era el mismo sujeto." Giró la cabeza en dirección a Michael. "Jamás vi nada así." Asintiendo, Michael se dio la vuelta y salió de la sala. Ryder miró a Ian otra vez. El tigre había recortado su cabello y también se había afeitado, aunque todavía llevaba un pijama encima con una gruesa bata cubriéndolo, pero lucía mejor de lo que había parecido unos días atrás. "Creo que..." Sacudió la cabeza y se giró para verlo a los ojos. "Podría contactar a alguien, pero no estoy seguro que quiera contestar." Entrecerró los ojos. "¿Quién es?" "Un viejo conocido." Apretando los labios, Ian se encogió de hombros, pero Ryder vio que era un poco más que solo un viejo conocido po
"Es un placer conocerte." Robert Norton sonrió ampliamente haciendo que su rostro fuera diez veces más atractivo de lo que ya era. Con la gruesa barba alrededor de su mandíbula afilada y ojos encantadores de color gris, el humano lucía rusticamente guapo. Suponía que estaba a la mitad de sus treintas, tan alto como Ryder, pero con una misteriosa mirada llena de humor. Parecía genuinamente encantado de verlos. "Ha pasado un tiempo desde que Ryder y yo nos vimos, y me sorprendió verlo con su cabello corto.""Han sucedido cosas," dijo, bajando la mirada hacia la mesa donde estaba jugando con una servilleta. La mirada del hombre era un poco intensa. Carraspeó y miró en la dirección donde Ryder esperaba su orden. "¿Cómo se conocieron exactamente?""Ryder vagó mucho después de salir de su hogar," Robert dijo, inclinando la cabeza mientras entrecerraba los ojos, como si intentara
Eric cortó el tallo de las rosas blancas, tiró los pequeños trozos en el cesto de la basura y luego las puso dentro de un largo jarrón de vidrio transparente mientras le daba cortas miradas a Jaden de vez en cuando. El chico había estado más callado que de costumbre, apenas parecía estar consciente del ramo que estaba preparando, por su mirada perdida. Apretó los labios juntos y dejó el jarrón sobre el mostrador antes de girarse hacia él."¿Qué anda mal?" preguntó, poniendo juntando las manos detrás de la espalda.Jaden parpadeó lentamente hacia el ramo antes de voltear la cabeza hacia él. "Lo siento, ¿dijiste algo?""¿Qué sucede? Has estado así todo el día." Se sentó sobre la silla alta de mostrador y puso toda su atención en él.Jaden suspiró antes de dejar el ramo sobre la
No eres un cobarde. Vamos, puedes hacerlo.Theo presionó su espalda contra la parte trasera de una de las casas de la manada. Sentía su corazón latir tan rápido dentro de su pecho que creía que iba a explotar en cualquier instante. Oh, Dios, oh, Dios. Él era un cobarde, ¿a quién intentaba engañar? Nació siendo un alfa, pero no tenía nada de alfa en sí. Vivía dentro de los libros, en fantasías lejanas, olvidando que se suponía que debía tener una manada en algún punto de su larga vida. No era para él. No era su vida.Parpadeó hacia la oscuridad del bosque al que estaba mirando fijamente. No se le hacía más fácil intentar llegar a la casa de su madre. Había siempre guardias afuera de la casa, que su tío envió, para evitar que ella escapara. Pero había creado una pequeña puerta
Eric estaba teniendo el mejor sueño del mundo.Acostado sobre una manta al borde de un lago. Ryder cernía sobre él, besando lentamente su pecho mientras sus manos se movían a sus costados, como si no pudiera tener suficiente de él. Apretó los ojos cerrados y gimió, estirando las manos para ponerlas sobre el cabello de Ryder y tirar de él. Se sentía tan real.Parpadeó lentamente, mirando al techo de la habitación, notando la ligera luz que se filtraba a través de la ventana. Cuando miró hacia abajo, se quedó estático, en silencio, sin poder creer la imagen frente a él."Buenos días." Ryder sonrió hacia él mientras su nariz frotaba el pezón izquierdo de Eric, haciéndolo soltar un suspiro. Estaba desnudo, podía decirlo por la forma en que sentía la piel, igual de desnuda de Ryder sobre. Y estaba duro.
Ryder miró a Eric fijamente, apartando el cabello de su frente cuando miró hacia abajo. Eric rió nerviosamente mientras se lamía los labios y envolvía una mano alrededor de su pene. Ryder tensó la mandíbula, permaneciendo quieto mientras dejaba a su compañero explorar por su cuenta. En los últimos días se había entusiasmado con la idea de darle una buena mamada. Teniendo en cuenta que Eric era bastante nuevo en el mundo del sexo, él se estaba prestando como sujeto de prueba. Además, era adorable verlo tan concentrado por algo como una mamada. "No te burles de mí si es malo, ¿de acuerdo?" Besó tiernamente la punta bulbosa antes de lamerse los labios. No había manera en que fuera malo. Apreciaba su esfuerzo y su entusiasmo, pero solo el ver a Eric tan cerca de su pene, jugando con él, ya lo tenía duro. Lo estuvo desde el momento en que el chico salió del baño, terminando de arreglarse para ir a trabajar, cuando decidió que iba a intentarlo. Su pene se lev