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CAPITULO 6 DESPEDIDA

Esa tarde Melisa bajo a tomar un vaso de agua, y al pasar por la sala, vio que estaba Daniels y su hermana Sofía y quedo de pronto atrapada en medio de una emotiva escena.

—Perdóname Daniels lo que te dije, no es cierto, yo te quiero mucho y agradezco que hayas dejado todo para venir aquí y apoyarnos, pero no quiero que mi papa se muera.

Daniels miro con infinita ternura a su hermana menor, quien era la luz de sus ojos. 

—Ven acá pequeña, - la insto y  abrazo- solo quiero que tengas presente que suceda lo que suceda, yo estaré aquí para ti, te amo mucho, eres y siempre serás mi dulce niña

— Tú más que nadie sabes lo que es perder un ser amado, y es algo que no se supera.- índico ella.

Daniels suspiro profundo ante los recuerdos que vinieron a su mente y puntualizo.

—Pero se aprende a vivir con ello, y con el tiempo quizás se abra una puerta de esperanza y de felicidad

—Te prometo que tratare de ser más fuerte, de alimentarme, porque no quiero que papa se preocupe por mí, quiero permanecer junto a el hasta el último minuto. Ella no puede amarlo como yo, que he convivido con el- señalo con enojo y Melisa sabía que se refería a ella.

El corazón de Melisa se llenó de tristeza al escuchar aquello. Quería más que nada ganarse el cariño de su hermana pero al parecer tanto ella como su madre no la aceptarían como parte de su familia.

Pero lo que más le sorprendió fue lo que Daniels dijo a continuación.

—Sabes que ella debería odiarlo, por su abandono, por estos años de ausencia, sabes que creció en un orfanato , su vida no ha sido fácil y sin embargo, es una persona libre de rencores, vino aquí, con todo el deseo de conocer a su padre, del cual como te dije tiene miles de razones justificadas para no querer verlo mas, pero lo hizo, porque también quería conocer a su hermana, lo aceptes o no por ahora, ella es tu hermana.

Ahora si se le hizo un nudo en su garganta y salió lo mas rápido que pudo de allí, subiendo a su habitación donde dejo aflorar las ganas inmensas que tenia de llorar, porque un cumulo de emociones la invadió.

Una noche, Frank Travis pidió que toda su familia fuera a su habitación y Melisa sabia que era porque ya el presentía que su partida estaba cerca.

Los últimos dos días, el medico lo había dicho, se esperaba el desenlace en cualquier momento

Primero hablo con Daniels, le dijo que lo dejaba encargado de todo, porque sabia que el siempre haría lo correcto y haría cumplir su voluntad como lo había estipulado. A Vincent le dio consejos sobre madurar y centrarse mas en el trabajo y formalizar una relación, también le dijo cuanto lo quería, pues aunque el y Daniels no eran sus hijos biológicos los había llegado a amar como un padre. Luego toco el momento en que pidió se acercaran a el, Sofía y Melisa, a ambas las tomo de la mano y poniendo una mano sobre la de la otra les dijo

—Ustedes son mis hijas, mis niñas adoradas, las amo, y lo que mas deseo es que ustedes puedan tratarse y quererse como lo que son hermanas, lo prometen

—Lo prometo- respondió sin dudar Melisa, ya amaba a Sofía, por ese lazo indisoluble que los unía, que eran los lazos consanguíneos. Sofía tenia tal nudo en la garganta que no podía hablar, pero se limito a asentir con su cabeza,

Luego Frank Travis pidió

—Ahora por favor déjenme a solas con mi amada esposa,

Todos hicieron caso de inmediato y salieron de la habitación donde por primera vez desde que llego a la mansión vio a Doña Lucia partirse por el dolor de la pronta partida de su amado, lagrimas rodaban por sus mejillas y ella entendió en ese instante que si su padre hasta ahora no la busco fue porque quería evitarle un dolor a su esposa, la amaba y le agradecía sus años de fidelidad, respeto y amor incondicional.

Exactamente una semana después su padre partía de este mundo, rodeado de su familia, su esposa quien hasta el último minuto estuvo a su lado, sus hijastros Daniel y Vincent, Sofía y ella.

Daniels se encargo de los preparativos del funeral y Sofía se encerró en su cuarto a pasar su duelo sola, por su parte Doña Luciana, se mantuvo fuerte delante de las personas pero su corazón estaba completamente deshecho, sin duda, había amado mucho a su esposo.

Y ella prefería mantenerse un poco al margen de todos, ciertamente no convivio mucho tiempo con su padre, pero ese poco tiempo sirvió para que llegara a comprenderlo y a amarlo.

No importa el tiempo, si no la calidad del tiempo compartido- fue lo ultimo que Frank le había dicho esa tarde dos días antes cuando ella le acompaño al jardín y puedo abrazarlo y llamarlo Papa por primera vez.

Ahora mientras velaban el cuerpo en la capilla velatoria, no pudo evitar que dos lagrimas corrieran por su mejilla, se sentía devastada y muy triste al pensar que todo había terminado, creyó finalmente encontrar a su familia y ahora ya ese sueño había terminado. Dentro de los próximos días debía abandonar aquella casa y separarse de su hermana, volver a su ciudad natal, pero ya nada seria igual.

Tampoco vería más al hombre que había sido el canal para que ella descubriera que tenía un padre y una hermana

Pensar en todo eso la deprimió y la lleno de tristeza y dolor.

Vincent se acerco a ella y le dijo:

—Debe ser todo para ti tan extraño, era tu padre, y apenas tuviste unas semanas para compartir con el, nadie quizás se fija en lo que tu debes estar sufriendo, pero aquí estoy yo, para apoyarte

—Gracias Vincent

—Siempre puedes contar conmigo- reitero abrazándola.

—Lo se- acepto agradecida por su muestra de aprecio y apoyo.

En ese momento Daniels había aparecido en el salón y miro con recelo la escena de su hermano cuando le pasaba una mano por la mejilla de la joven en un gesto de cariño y apoyo.

Cuando regresaban del sepelio, Doña Luciana inmediatamente se fue a su cuarto acompañada de Daniels, momento que Melisa aprovecho para anunciar

— Mañana me iré

—No tienes que irte aun, puedes quedarte unos días- le dijo Vincent

—No tengo razones para ya quedarme- apunto ella con tristeza

Entonces Sofía expreso en voz alta

—Y yo, no soy una razón, somos hermanas, y yo te necesito

— Sofía, es cierto, me consideras tu hermana- pregunto emocionada, creía haber perdido toda posibilidad de tener una familia y allí estaba su hermana diciéndole que también la necesitaba

—Lo eres, llevamos la misma sangre, así lo dijo papa, ese lazo nada ni nadie lo podrá borrar

—Y no sucederá, es solo que

—No puedes irte aun,- dijo una voz a su espalda, era Daniel Travers

—De que habla? Pregunto sin comprender

—En dos semanas se leerá el testamento y el abogado nos pidió que tu estuvieras presente

No sabía que significaba eso, lo único que le importaba ahora es que tenía unos días para compartir con su hermana y crear un vínculo lo suficientemente fuerte que ni la distancia podría romper.

Esa noche no podía conciliar el sueño y decidió bajar tomar un te, cuando pasaba por la sala pudo ver a Doña Luciana hablar con Daniels

—Si Frank se atrevió a heredarle algo a esa niña, jamás se lo perdonare, jamás, ella es una intrusa, la hija de un affaire de mi marido, como pudiste tu buscarla y traerla contra mi voluntad

—Era la última voluntad de Frank, podría haber rehusado- indico en tono indiferente pero firme. Sin duda era el tipo de hombre que no se dejaba intimidar y amedrentar por nadie. Por algo era uno de los empresarios mas prominentes y muy rico.

—Tu siempre tan correcto, por Dios, esto solo ha traído complicaciones nuestra vida, quien sabe que dirá ese testamento

—Seguramente Frank decidió dejarle una buena cantidad de dinero, para su manutención, y así lavar su culpa por tantos años de abandono

—No es justo- reitero su madre con furia

—Vamos madre, deja ya el drama, en dos días se leerá el testamento, sea lo que sea que Frank le haya dejado, se lo damos y esa joven desaparecerá para siempre de nuestras vidas, tal y como llego, créeme, no quiero otra cosa, que volver a mi vida normal, es lo mejor para todos

—Espero que todo suceda como tu lo dices- acepto a regañadientes

Escuchar aquello lleno el corazón de Melisa de un profundo dolor, al saber que lo único que les importaba a Daniels y su madre era deshacerse muy pronto de ella, para el era una piedra molesta en el zapato, que mientras más lejos estuviera mejor

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