Todos presentes rodeaban expectantes al Arconte Mayor, Aren, quien yacía inmóvil con los ojos cerrados. El miedo y el desconocimiento sobre lo que estaba sucediendo les llenaba de temor, y sus corazones latían aceleradamente. Serafín, colocó una mano temblorosa en la frente de Aren, y en un instante, algo extraño comenzó a ocurrir. Aren se transformó en su lobo, Oto, pero algo no estaba bien. Una brillante luz roja lo envolvió, y sus ojos ahora también eran de ese tono carmesí. Los miró fijamente, pero parecía no reconocerlos les gruñó amenazante, todos por inercia se conviertieron en lobos. El ambiente se llenó de tensión y angustia, mientras los presentes retrocedían con cautela ante la amenazante mirada del lobo Oto.Gil, paralizada por el miedo, observó con horror cómo Oto se giraba hacia ella, lanzándole un poderoso rayo de energía roja. El impacto la hizo caer al suelo, y un grito desgarrador escapó de sus labios. Sus ojos se abrieron, y dos intensos rayos de luz roja salieron
La confusión y el asombro se reflejaban en los rostros de los Arcontes mientras recobraban la conciencia y miraban a su alrededor, intentando comprender lo que había sucedido. Aren, el Arconte Mayor, tomó la mano de Gil, quien también había recuperado su forma de Arconte Mayor. Ambos se miraron con incertidumbre, tratando de recordar lo que había ocurrido.—¿Qué pasó? —pregunta el Arconte Mayor de Aren, con el Arconte Mayor de Gil de la mano.—No aquí chicos —dice el Arconte de Serafín, al que todos miran asombrados, porque le ha crecido una gran barba blanca y su cabello también se ha convertido en blanco y lo lleva amarrado en una cola —debemos regresar. Cierren los ojos y conviértanse en humanos. Yo los llevaré. Es la única forma de que la estela de energía que tiene Lúa, la hija de la luna conectada con el Desuellamentes, no nos siga. Y él no nos encuentre, vamos rápido, que se acerca. Siguiendo las instrucciones de Serafín, todos cerraron los ojos y recuperaron su forma humana.
Enril se ha encargado de decir a todos que el joven Luc, murió congelado. Gil se la ha pasado sin salir todo el tiempo. Leía se esconde de su papá porque todavía tiene los ojos azules, le dice que está acompañando a Gil por mandato del Alfa. Serafín lucha para comprender su verdadero yo, se ha convertido en un anciano y sabio Arconte primordial. Tiene que dominar todo, pero todavía no lo hace. Aunque no estuvo de acuerdo con lo que idearon Enril y Aren de matar a Luc, no pudo hacer nada. Se dedica a vigilar a los Antiguos de forma invisible. Ahora se encuentra en la casa del Antiguo Honoré. —Papá, no estoy de acuerdo que hagas compatible a Gil con el Alfa, ¿por qué no la haces conmigo? Me gusta mucho, es muy hermosa— le pide Jan a su padre que lo mira sin responder. —Jan tienes que entender algo, la única manera de obtener todo el poder de los Arcontes del Alfa y el beta es buscándoles parejas. Es muy raro encontrar un alma pura como la de esa chica. No puedo dártela a ti, tienes
Honoré, guardó silencio con una sonrisa maliciosa, disfrutaba al ver el sufrimiento de Jan mientras narraba su historia. Serafín, oculto e invisible, observaba cómo el antiguo Honoré continuaba absorbiendo energía de Jan, quien finalmente cayó sentado, exhausto. El Antiguo cambió su voz, tratando de mostrarse arrepentido y justificar sus acciones. —Hijo, me enamoré, al igual que tú estás enamorado de esa chica —dijo el antiguo Honoré con una voz que intentaba sonar comprensiva—. Es por eso que te cuento mi historia ahora, porque sé que me entenderás. No quiero que cometas el mismo error que yo. Gil no es tu mitad, no debes hacerla sufrir y forzarla a ser tu pareja no está bien. —¡No es lo mismo! ¡Yo jamás obligaría a Gil a estar conmigo si no quiere, no lo haría! —exclamó Jan, envuelto en una nube gris de emociones. —¿Y por qué me estás pidiendo que la haga tu mitad entonces? —pregunta al parecer realmente intrigado el antiguo Honoré. —Porque sé que yo le atraigo, el otro día no
Después de lo que le pasó a Aren debido al hechizo del Antiguo Honoré, al regresar al palacio, Aren y Enril sienten un fuerte llamado. Sin saber cómo, son teletransportados a la habitación oculta de su madre. El corazón de Aren y Enril latía con fuerza mientras se encontraban ante la misteriosa escena. La habitación oculta de su madre, que alguna vez fue un lugar oscuro y lleno de secretos, ahora estaba iluminada por la brillante fuente y llena de un aura mágica y enigmática. La voz en sus cabezas se hacía más intensa y persistente, guiándolos hacia la fuente. Sin vacilar, se acercaron, dejando que el llamado los guiara. La tierra bajo sus pies tembló mientras la fuente se deslizaba, revelando una escalera que se internaba en lo desconocido.—¿Qué hacemos, Aren? —preguntó Enril, mirando a su hermano con incertidumbre.—Yo siento la voz de papá llamándome —respondió Aren, con una mezcla de emoción y aprensión.—Y yo la de mamá —dijo Enril, sintiendo una mezcla de miedo y anhelo.El des
Después de escuchar todas las explicaciones de sus padres, Enril aunque no estuvo de acuerdo, se quedó callado sin protestar. Y luego se dedicaron a crear el plan para llevar a cabo la sugerencia de su padre. Debían desaparecer al falso lobo Luc. Por ello bien temprano se aparecen en medio del bosque, el Arconte de Aren recrea un cuerpo igual que el de Luc, su humano. Lo cubren bien, Enril se encargará de llevarlo.—Aren, tienes que comunicarte con Gil, ella se va a asustar mucho cuando te vea muerto. —le indica Enril. —¿Por qué no le avisamos desde ahora?—Porque si lo hacemos su susto, miedo y llanto no será genuino, y es con eso con lo que cuento para engañar Honoré. Los gritos de ella, no lo dejaran percibir que no soy yo. Tú encárgate de tener a Luc lo menos posible delante de ellos. Llévalo para la habitación, yo le digo a Oto que le avise a mi Luna después. Enril guarda silencio un momento en lo que observa el cuerpo de Luc congelado. No le gusta lo que le van a hacer a Gil,
Serafín ha logrado que los padres de el Alfa Aren y el beta Enril permanezcan fuera de su elemento por más tiempo. Están felices de saber que ya pueden tomar otro cuerpo material. Y ante la propuesta de Enril, se sienten felices porque conocen a la loba que mencionan.—Ella se casó con un hombre que no es de nuestra manada —cuenta el Alfa Aren que siempre le había llamado la atención el individuo. — Dijo que era su mitad, y al parecer sí, porque han estado casados todo este tiempo. Él nos entrenó muy duro aunque es algo huraño y casi nunca lo vemos. No han tenido hijos hasta ahora.—Eso es porque no le gusta que nadie más de la manada nuestra lo vea, pero es muy sabio —aclara Enril que si lo aprecia mucho y lo considera un lobo en quien se puede confi
Todos se encontraban en la sala espaciosa del palacio que habitaban. Nara había servido tazas de té. Después de que Enril compartiera todos los detalles sobre las peculiaridades de Leía a Serafín, y de que el Alfa Aren llegara a creer que estaba siendo poseída por algún demonio con la única intención de apoderarse del poder del arconte durante la transformación, tomaron la decisión de excluir su participación en sus conversaciones. Serafín había borrado por completo todo lo que sabían de ella, incluso el hecho de que era la mitad de Enril, lo cual lo incomodó en gran medida, aunque logró comprenderlo.Con el fin de calmar las preocupaciones del Arconte Enril, decidieron permitir que él dejara una marca distintiva en Leía: un mechón de cabello teñido de un azul iridiscente. Leía se encontraba desconcertada por este acto, ya que no lograba comprender su propósito. A pesar de sus intentos por cortar el mechón azul, este volvía a emerger en algún otro lugar de su cabello. La marca se conv