Me tomé mi tiempo para maquillarme, después de todo, Gerald siempre se tomaba su tiempo en la ducha, era muy meticuloso con demasiadas cosas además de la limpieza profunda, el orden, las cosas bien hechas y tal vez algunas otras cosas que no sabía.Después de unos minutos yo estaba perfectamente lista, lo vi salir de la ducha con solo una toalla enrollada alrededor de su cintura. Estaba acostumbrada a verlo con la toalla, sin ella y completamente desnudo, pero la baba seguía saliendo de mí con solo verlo.Ese hombre me trae realmente mal y yo deseaba con mucha fuerza que me tomara en serio por una vez en mi vida, no estaba dispuesta a esperar más, pero el destino es cruel conmigo, desde que nací ha sido así.—Límpiate la baba Mili —dice entre risas —se nota que me quieres lamer como a un helado.—¡Nunca!—¿Quieres decir, que solo te gusta mirar?—Mueva el trasero, Sr. Green —le dije, poniéndome un poco de perfume.—Entiendo tu mensaje más que directamente —se acercó a mí y me abrazó d
Ignoré a Gerald y continué hablando con Federico quien parecía muy emocionado de contarme sobre su vida, sus ganancias y sobre todo lo que había logrado en su carrera. Lo escuché atentamente mientras veía con el rabillo del ojo a esa mujer pasar sus manos por el pecho de Gerald, acariciándolo como si fuera una adquisición preciosa y él no se quejaba en absoluto. Conmigo todo era caos, peleas, discusiones y límites por mi supuesto parecido con Erika que al final terminé por no ser tan parecida a esa idiota. Aún no entendía por qué había insistido tanto en ese contrato si de todos modos no le iba a funcionar y yo tampoco le daría mi primera vez, a pesar de que ya le había dado mi primer beso. —Mili… ¿estás ahí? Llamando a Mili al planeta tierra —dice Federico moviendo una mano frente a mí con cara de susto y a la vez de asombro cuando volteo a verlo. —Lo siento, estoy viendo algunos productos que necesito, ¿te importa si me acompañas en lo que me dices? —Sonreí amablemente y me dispu
Gerald escucha atentamente cada historia que Federico cuenta sobre mí en la universidad. Mis historias sobre él, el que lo sacaba a relucir en cada conversación, que decía su nombre cuando dormía, que había días que lloraba y que por él lo había terminado.—Siento que Mili te haya dejado por eso —dijo Gerald rascándose la nuca —Ni siquiera sabía que existías.—No hay problema, después de ella salí con muchas más chicas y…—¿¡Qué tú qué!? —exclamé con la boca abierta de asombro, ¿había significado tan poco para él? —No puedo creerlo.—Lo siento Mili… al principio no quería hacerlo, pero entendí que nunca estarías para mí y que tu corazón estaba en otra parte.Gerald me mira con los ojos muy abiertos, confundido por mi reacción y quizás un poco inseguro por el ceño fruncido como si un sentimiento desconocido fluyera hacia su corazón.—No me molesta que estuvieras con más mujeres, me molesta que no tardaras en pasar página conmigo, Federico.Gerald nota la sonrisa de satisfacción de Fede
Gerald seguía pensando en mis palabras y mi actitud, cada vez que intentaba hablarme era peor.No podía quitarme esa escena de la cabeza y realmente me molestaba saber que podía hablarme como si nada, pero lo que más me molestó fue que lo besé con tanta pasión sabiendo que él hizo eso horrible y repugnante con esa mujer.—Mili, terminé de comer, ¿de casualidad tienes una toalla para limpiarme las manos? —Carlos pregunta sacándome de mis pensamientos.—Sí, cariño, aquí tengo.—¡No puede ser! ¿Por qué le prestas atención y respondes de inmediato mientras me ignoras por completo? – Reclamo Gerald lleno de ira – Date prisa para salir de este maldito lugar.Levantó su pesado cuerpo de la silla frente a mí y Carlos se sorprendió por su movimiento, bajó la cabeza y eso me hizo pensar que este hombre lo había maltratado de alguna manera, y mientras yo estaba con él por ese contrato inútil, no le haría un carajo que le volviera a doler.—Vamos, sécate las manos y vamos al auto con tu pad
Nana lo mira divertida a la vez que sorprendida. La última vez que preparo una cena fue para Erika y ella salió aterrorizada de ese lugar.Esa noche ella pretendía decirle que le había sido infiel con uno de sus socios, pero se sintió culpable y no pudo confesarle la verdad hasta unos meses después donde Gerald estaba trabajando en la oficina y ella se le acercó como cordero degollado para confesarle su crimenNana comenzó con los preparativos y mientras Nana cocinaba algunas cosas, Gerald preparaba otras.El olor a comida de varios olores me tenía deliberando y Gerald no subía a la habitación a hablarme, siempre había sentido esa necesidad de explicarle las cosas y aclararle los problemas paso a paso hasta que ya no vi ninguno.De cansancio dormí en la cama y me desperté cuando Nana entró en la habitación diciéndome que bajara a cenar con el señor.—No iré, Nana, dile a tu amo que puede cenar solo.Estaba enfadada, no había querido hablar conmigo. ¿Y ahora qué? Dudaba que me ha
Una uva se atascó en mi garganta haciendo reír a Gerald.—No leí eso que dijiste en el contrato —traté de aislar el pensamiento de Gerald sin éxito.—No te preocupes, Mili, come tranquila y lo hablamos en la habitación.—La verdad es que no creo que “hablemos”, tú no eres de los que hablan —entrecerré los ojos —Solo espero que no lo digas en serio y estés bromeando.Gerald me miró directo a los ojos, yo abrí el mío al notar que no era una broma de su parte, solo bajó la mirada a su plato y comenzó a comer.Tragué saliva y traté de concentrar mis pensamientos en algo que no fuera lo que posiblemente iba a pasar esta noche.—Por cierto Gerald, ¿sabes cómo le va a Carlos en la escuela?—La profesora me dijo que era un excelente alumno.—Lo sé, me refiero a sus notas y su estado de ánimo.—Según las palabras escritas de su correo, Carlos es un chico alegre y muy inteligente, del único que se quejaba era de mí.—¿Qué quieres decir?—Quiero decir que dijo, con palabras exactas: P
Estaba acostada tranquilamente en la cama viendo una película cuando mis ojos se desviaron descaradamente hacia el cuerpo desnudo de Gerald.A juzgar por su ceño fruncido, sus rasgos tensos, sus cejas fruncidas y su voz más gruesa de lo habitual, estaba realmente enojado.—¿Vas a usar algo para cubrirte o vas a caminar por la casa así?—Carlos no está aquí, así que puedo estar como quiera.—Wow, eres un padre excelente.Volvió a caminar para detenerse frente a mí dejándome ver su cuerpo por completo. Realmente me hizo maldecir deseando que estuviera dentro de mí, queriendo dejar a un lado mi orgullo, aprovechando que la casa está sola para comérsela por completo y reiniciar todo desde 0.—Soy un buen padre, a mi manera pero lo soy, no se puede decir lo contrario.—Sí, eres tan buen padre que hasta su maestra te quiere —le respondí irónicamente —deberías ir a sus clases.—Al menos me daría mejores clases que tú.Abrí la boca y lo vi impresionada, fuera en serio o no, eso me había lasti
Rápidamente bajé esas escaleras como un alma seguida por el diablo buscando a Nana, ella estaba en la lavandería y entre gritos por fin llegué donde estaba.—Nana, no puedo creerlo, es hermoso.—Claro que sí señora, el señor siempre ha tenido buen gusto para vestir.—¿Alguna vez has elegido ropa para una mujer?Sacudió la cabeza.—No, señora, pero él caminaba por las tiendas y miraba la ropa de las mujeres, así como la ropa que a las mujeres les gustaba ver a los hombres. Es un hombre muy observador y la detallo perfectamente, porque todo es de su talla.—Ya veo que… es increíble, todavía estoy atónita y emocionada.—Son las 9 de la mañana y tienes que ir a la peluquería a hacerte un peinado, manicura y pedicura. Debe estar hermosa para esa fiesta y, como dijo el señor, debe ser como la reina que es.—¿Que dijo él? —La vi sorprendida y con los ojos muy abiertos —estás mintiendo.—No señora, dijo y me dejó muy claro anoche antes de que me fuera con el niño que usted era una reina tal c