Cautivada por el CEO.Matilda creció elegante y hermosa, y junto con eso creció su carácter lejos de ser dócil. Ahora es socia de una empresa que crea joyas elegantes y únicas. Un día se entera de que la mayor parte de la empresa fue comprada por un hombre cuyo nombre reconoce perfectamente.Ese hombre es el mismo chico que actuó de forma agresiva y arrogante cuando estudiaban juntos. Ahora es un hombre adulto y duda mucho que haya cambiado, nunca se pusieron de acuerdo en nada y si de algo está segura es que esta empresa se convertirá en una batalla campal.Pero cuando Drake la ve, sabe que solo quiere una cosa con ella: secuestrarla, conquistarla, seducirla y hacerla suya.¿Será capaz de conquistarla sin terminar en una batalla?PREFACIO—¿Qué parte de que hay que revisarlos no pude aclarar lo suficiente? Tráeme esos papeles, los informes son para revisarlos, no para tirarlos en el primer escritorio que veas.Los ojos de la joven estaban húmedos, estaba a punto de llorar si la situa
Matilda sentía que le dolía la cabeza cada vez que pensaba en ese hombre. No podía entender cómo él iba a mejorar o cómo podrían llevarse bien si ella ni siquiera lo conocía y ya lo odiaba hasta la médula.Seguramente la empresa iría a la quiebra al igual que su paciencia y tolerancia. Cerró la pantalla de la laptop y se dispuso a dormir. Mientras tanto, en el otro lado de Francia un hombre poderoso armaba su plan para visitar esa empresa.—Mauricio, prepara el avión, nos vamos a Coeur de France. —Dictó el hombre, ajustándose la corbata y luego metiendo unos papeles en su maletín.—Pero… señor, no hemos terminado aquí y…—Nos vamos esta noche —ordenó y se fue del lugar dejando al joven con las palabras en la boca.El chico asintió, llamó al piloto del avión de su jefe y dispuso que volara de regreso a Marsella a esa joyería que tanto deseaba visitar. Unas horas más tarde se encontraba hospedado en su hotel habitual y en la habitación lo esperaba una hermosa mujer con un cuerpo lleno d
Ese hombre no era un príncipe azul bien educado, se le salía hasta por los poros que era un hombre cruel y despiadado que disfrutaba ser grosero y que se aprovechaba de lo guapo que era.—¿Quién diablos eres tú? ¿Nunca te he visto en mi vida y vienes a decirme que no me dejarás escapar esta vez? —Ella gruñó tratando de escapar, lo que solo la acercó más a su enorme cuerpo—. Así que te hago la misma pregunta otra vez, ¿quién eres y qué quieres?El hombre le acarició la espalda aprovechándose de ese escote que mostraba un poco de su piel y se acercó unos centímetros más a ella hasta el punto de hacer temblar sus labios, sus piernas y hasta su alma, y luego habló con esa voz gruesa que enloquecía a todas.—Mi nombre es Drake Hill y lo que quiero es follarte hasta olvidar lo molesta que eres, princesa.Y mientras todos en la sala se sonrojaban hasta las orejas y las mujeres presentes babeaban por el nuevo jefe; Matilda solo podía pensar en ese nombre que le acababa de decir y como la ll
Drake la levantó del suelo y se la llevó al hombro como un saco de papas, camino hasta la oficina, la lanzo al sofá y se regreso a poner el seguro en la puerta. —Ahora princesa, ¡desnúdate! Quiero verte sumisa… —ordenó con voz grave acercándose a ella, desatando su corbata, pero en lugar de una mujer desnuda, consiguió un zapato que venía a toda velocidad en dirección hacía él—. ¡Ay! ¿¡Que diablos te pasa!? ¿Es que acaso te has vuelto loca? Matilda estaba endurecida, sus zapatos de diseñador estaban en sus manos y uno de ellos ya había ido a parar a la cara de Drake. —¿Loca? ¡El loco eres tú! Me ordenas que me quite la ropa como si fuera algo tuyo, ¡No te equivoques conmigo, Drake Hill! ¡Yo no soy una de las mujeres poca cosa con las que andas…! Drake esbozo una sonrisa y cruzó los brazos sobre el pecho. —¿Te refieres a las mujeres de bajo calibre? —esbozo una sonrisa—. Es cierto, no eres igual, pero tampoco tengo pensado quedarme con las ganas. Lo siguiente que Drake vió
En poco tiempo, Drake se paró frente a ella con un traje nuevo de diseñador, impecablemente limpio.—Bueno… ¿qué dices que necesita ser revisado con tanta urgencia? —Preguntó sentándose a su lado—. Veo demasiados papeles, pensé que las cuentas estaban en orden.—Y lo están, pero hay algunas cosas que no me cuadran y no reviso a estos clientes.Drake levantó una ceja y tomó una buena cantidad de papeles, los revisó uno por uno y no fue necesario pasar mucho tiempo repasándolos, se vio claramente que los números no cuadraban y que había alguien poniendo ventas donde no hubo ninguno e incluso algunos pedidos no estaban siendo entregados correctamente.—Parece que tenías razón, matita… muchos clientes no recibieron sus pedidos, pero sin embargo el dinero les fue debitado… esto es demasiado extraño.—Primero: deja de llamarme matita. No estas cerca de mi como lo hace mi familia...—¡Todavía! —Replicó y ella achico los ojos.—Segundo: tengo que averiguar quién está haciendo todo esto, porqu
Las siguientes horas que quedaban tras el montaje de ese plan habían sido invertidas en una reunión urgente que el asistente de Drake se encargaba de convocar. Se estableció la hora en que comenzaría y cuando al fin llegó, ya todos estaban sentados en sus asientos esperando la noticia que les tenía que dar el terror de la empresa.Matilda Green era cualquier cosa menos tolerante con aquellos que intentaban engañarla, y eso ella no era diferente a Drake Hill. Sin embargo, esta vez no buscaba un castigo para los ladrones, buscaba la verdad y una salida para recuperar lo perdido sin imaginar que Drake ya tenía un paso adelante.—Buenas tardes. —Saludó y se sentó frente a todos.Y sin perder tiempo, Drake entró por esa puerta dejando a todos helados. ¿Asistiría el socio mayoritario a esta reunión? Eso provocó una ola de murmullos que ambos escucharon perfectamente. Que este hombre estuviera presente solo podía significar que alguien sería despedido, después de todo, Drake nunca estuvo en
Matilda amaneció con el peor temperamento, el único valiente que se le acercó fue Date y eso porque para él, el mundo valía una verga.—¡Adiós, Date, y no te olvides de comer todo!Dejó un beso en su cabecita y tomó las llaves del auto junto con su bolso, luego se fue a la oficina como si fuera el grinch en navidad. Realmente odiaba la idea de presentarse hoy, pero no había más remedio que ser responsable.Al llegar saludó como siempre y todos respondieron con un saludo especialmente animado para casi haber sido despedidos el día anterior. Camino a la oficina y cuando abrió la puerta un ligero olor dulce llenó sus fosas nasales.—¿Qué... qué es todo esto...? —Murmuró, dando unos pasos dentro de la habitación—. No puede ser... yo no...—Sé que no tienes alguien que te traiga flores… —dijo Drake, entrando por esa puerta con un último ramo de rosas en sus manos—. Por eso lo hice yo en lugar de otro incompetente que se vaya a ir por cigarrillos.Matilda miró la habitación con detalle y no
Cuando Matilda trató de abrir los ojos después de que le quitaron la bolsa de la cabeza, vio a varios hombres altos y fornidos a su alrededor. Estaba asustada y angustiada. Esos hombres la habían secuestrado y miles de ideas maliciosas rondaban por su cabeza.Posiblemente la venderían a algún mafioso, o a algún prostíbulo, o a algún millonario con extraños fetiches.Las millones de ideas en su cabeza la tenían agitada, el sudor le corría por la frente hasta que en algún momento la impaciencia la venció. Estaba decidida a preguntar qué diablos estaba haciendo en ese lugar, porque había tantos hombres armados alrededor y qué diablos planeaban hacer con ella.Y en ese momento le vino a la mente el recuerdo de una historia que le contó Carlos cuando era niña.—¿Es esa mujer...? —Murmuró para sí misma, conteniendo la respiración—...no puede ser... Carlos me cuidó, él se encargó de ella ¿no?Pero antes de que pudiera responderse a sí misma, un hombre de al menos un metro noventa se le acerc