Drake la levantó del suelo y se la llevó al hombro como un saco de papas, camino hasta la oficina, la lanzo al sofá y se regreso a poner el seguro en la puerta. —Ahora princesa, ¡desnúdate! Quiero verte sumisa… —ordenó con voz grave acercándose a ella, desatando su corbata, pero en lugar de una mujer desnuda, consiguió un zapato que venía a toda velocidad en dirección hacía él—. ¡Ay! ¿¡Que diablos te pasa!? ¿Es que acaso te has vuelto loca? Matilda estaba endurecida, sus zapatos de diseñador estaban en sus manos y uno de ellos ya había ido a parar a la cara de Drake. —¿Loca? ¡El loco eres tú! Me ordenas que me quite la ropa como si fuera algo tuyo, ¡No te equivoques conmigo, Drake Hill! ¡Yo no soy una de las mujeres poca cosa con las que andas…! Drake esbozo una sonrisa y cruzó los brazos sobre el pecho. —¿Te refieres a las mujeres de bajo calibre? —esbozo una sonrisa—. Es cierto, no eres igual, pero tampoco tengo pensado quedarme con las ganas. Lo siguiente que Drake vió
En poco tiempo, Drake se paró frente a ella con un traje nuevo de diseñador, impecablemente limpio.—Bueno… ¿qué dices que necesita ser revisado con tanta urgencia? —Preguntó sentándose a su lado—. Veo demasiados papeles, pensé que las cuentas estaban en orden.—Y lo están, pero hay algunas cosas que no me cuadran y no reviso a estos clientes.Drake levantó una ceja y tomó una buena cantidad de papeles, los revisó uno por uno y no fue necesario pasar mucho tiempo repasándolos, se vio claramente que los números no cuadraban y que había alguien poniendo ventas donde no hubo ninguno e incluso algunos pedidos no estaban siendo entregados correctamente.—Parece que tenías razón, matita… muchos clientes no recibieron sus pedidos, pero sin embargo el dinero les fue debitado… esto es demasiado extraño.—Primero: deja de llamarme matita. No estas cerca de mi como lo hace mi familia...—¡Todavía! —Replicó y ella achico los ojos.—Segundo: tengo que averiguar quién está haciendo todo esto, porqu
Las siguientes horas que quedaban tras el montaje de ese plan habían sido invertidas en una reunión urgente que el asistente de Drake se encargaba de convocar. Se estableció la hora en que comenzaría y cuando al fin llegó, ya todos estaban sentados en sus asientos esperando la noticia que les tenía que dar el terror de la empresa.Matilda Green era cualquier cosa menos tolerante con aquellos que intentaban engañarla, y eso ella no era diferente a Drake Hill. Sin embargo, esta vez no buscaba un castigo para los ladrones, buscaba la verdad y una salida para recuperar lo perdido sin imaginar que Drake ya tenía un paso adelante.—Buenas tardes. —Saludó y se sentó frente a todos.Y sin perder tiempo, Drake entró por esa puerta dejando a todos helados. ¿Asistiría el socio mayoritario a esta reunión? Eso provocó una ola de murmullos que ambos escucharon perfectamente. Que este hombre estuviera presente solo podía significar que alguien sería despedido, después de todo, Drake nunca estuvo en
Matilda amaneció con el peor temperamento, el único valiente que se le acercó fue Date y eso porque para él, el mundo valía una verga.—¡Adiós, Date, y no te olvides de comer todo!Dejó un beso en su cabecita y tomó las llaves del auto junto con su bolso, luego se fue a la oficina como si fuera el grinch en navidad. Realmente odiaba la idea de presentarse hoy, pero no había más remedio que ser responsable.Al llegar saludó como siempre y todos respondieron con un saludo especialmente animado para casi haber sido despedidos el día anterior. Camino a la oficina y cuando abrió la puerta un ligero olor dulce llenó sus fosas nasales.—¿Qué... qué es todo esto...? —Murmuró, dando unos pasos dentro de la habitación—. No puede ser... yo no...—Sé que no tienes alguien que te traiga flores… —dijo Drake, entrando por esa puerta con un último ramo de rosas en sus manos—. Por eso lo hice yo en lugar de otro incompetente que se vaya a ir por cigarrillos.Matilda miró la habitación con detalle y no
Cuando Matilda trató de abrir los ojos después de que le quitaron la bolsa de la cabeza, vio a varios hombres altos y fornidos a su alrededor. Estaba asustada y angustiada. Esos hombres la habían secuestrado y miles de ideas maliciosas rondaban por su cabeza.Posiblemente la venderían a algún mafioso, o a algún prostíbulo, o a algún millonario con extraños fetiches.Las millones de ideas en su cabeza la tenían agitada, el sudor le corría por la frente hasta que en algún momento la impaciencia la venció. Estaba decidida a preguntar qué diablos estaba haciendo en ese lugar, porque había tantos hombres armados alrededor y qué diablos planeaban hacer con ella.Y en ese momento le vino a la mente el recuerdo de una historia que le contó Carlos cuando era niña.—¿Es esa mujer...? —Murmuró para sí misma, conteniendo la respiración—...no puede ser... Carlos me cuidó, él se encargó de ella ¿no?Pero antes de que pudiera responderse a sí misma, un hombre de al menos un metro noventa se le acerc
Matilda Green lo miro en silencio por un momento. ¿Qué no piensa dejarla pronto en libertad? Entonces si había sido el cerebro detrás de todo esto, pero, ¿exactamente que estaba planeando? Lo que si sabía era que tenía algo que ver con ella. Drake no era de los que secuestraba mujeres para enamorarlas, era del que le venían las mujeres a secuestrarlo a él. —¿Porqué hiciste todo esto? Drake levantó una ceja y desvío su mirada a uno de los hombres que la habían traído a la sala cuando lo ordenó. —¿No le explicaste el motivo del secuestro? —Preguntó y él hombre nego suavemente—. ¿No te dio tiempo…? —No, señor Drake. Tiempo había de sobra, pero no sería un secuestro si le explicas a la señorita los motivos y razones con lujos de detalles. —Explicó el hombre dejando a Drake pensativo. —Ya veo… —Murmuró asintiendo con suavidad al mismo tiempo que lo veía con gran interés—. Tiene lógica lo que me dices, debemos reunirnos más seguido, me gustaría aprender respecto al tema. El ho
Matilda se quedó viendo estupefactas a Drake. ¿Desde cuándo hablaba de forma tan cariñosa con alguien? No llevaban mucho tiempo conociéndose, pero claramente Drake no era del tipo cariñoso ni mucho menos amable; colaborador, sí, pero amable y cariñoso, ¡Jamás!—Drake… ¿Te sientes bien…? —Murmuró Matilda llevando una mano a la frente del hombre mientras se para en la punta de sus pies y él la sujetada suavemente de la cintura—. Me estás asustando anciano y es miedo suficiente como para pensar que me cambiaron al Drake real. Una carcajada inundó la habitación en la que estaban, Drake estaba sonriendo por primera vez frente a Matilda y no era de las típicas sonrisas que estaba acostumbrada a ver, está era real, honesta… sincera. Y cuando finalmente terminó, Drake vio las mejillas sonrojadas de Matilda y un ligero desvío de sus ojos a sus labios. —Omitiendo tú extraña pregunta y la clara afirmación de que me cambiaron por alguien más, déjame decirte que el rojo en tus mejillas se v
—Disculpa, linda, no me pusieron al corriente de tu aparente emoción. Matilda era una mujer paciente cuando se disponía a serlo, pero es que Drake no estaba ayudando para que aquella paciencia se mantuviera en su lugar. —¿No eres prostituta? —Preguntó la mujer dejando con la boca abierta a Matilda y a Drake con el corazón más acelerado que un auto de carreras—. Pensé que lo eras por la forma en que llegaste con esa ropa, el peinado, los zapatos y hasta el maquillaje. Y aquello fue una patada en el trasero para el equipo de maquillaje que aún seguía allí. Tampoco pensaban irse y Drake lo sabía en cuanto les hizo una señal para que se retiraran y ambos negaron su orden con los ojos brillantes de ira. —¿Te parece que me veo como una de esas mujeres? —Preguntó Matilda con inocencia—. Creí que me veía hermosa y presentable, incluso me recordó a mi madre cuando salía con mi padre a aquellas reuniones. La mujer se le quedó viendo con cierta malicia en los ojos. Que no hubiera tomad