Grace, como siempre, había ido directo a su despacho en cuanto sus obligaciones como maestra de ceremonias concluyeron.
Revisar que cada aspecto de la logística del torneo funcionara como el mecanismo de un reloj suizo ya consumía de por sí demasiado tiempo y energía, pero había muchos otros detalles que no podía dejar pasar, tenía que prestar atención o no se enteraría de las cosas hasta que se hubieran convertido en un problema.
Estaba ocupada poniéndose al día respecto a lo que sus huéspedes y los jugadores humanos habían estado haciendo últimamente.
Era casi imposible evitar que los miembros más influyentes del consejo se cansaran de ser mera audiencia y quisieran tomar un papel más activo en la competencia, pero a ser posible quería tener eso también bajo control.
Pasada ya la media noche, le pareció
Ese día apenas logró dormir un par de horas. Nada malo en sí había pasado, sus amigos estaban a salvo y probablemente había evitado que la ronda anterior se convirtiera en una masacre, con la inesperada ayuda de un vampiro, pero así había sido; Sin embargo, las posibles consecuencias de haber aceptado esa colaboración, incluso sin saberlo, le preocupaban, especialmente porque no parecía tener poder de decisión al respecto. No sólo estaba ahí como un entretenimiento, lo cual visto de esa forma ya era bastante humillante, si no que se había convertido en un juguete de los vampiros que la usaban en sus luchas por el poder sin que pudiera evitarlo, venga que ni siquiera se daba cuenta de en que formas estaban jugando con ella. Cuando los llamaron, diez minutos antes de que tuvieran que salir al pasillo, sus ojos ya estaban abiertos, pero no tenía ganas de salir de la cama, así que Jackie tuvo que llamarla. Se levantó de mala gana, trató de ponerse medio d
Al parecer su gesto no fue suficiente para convencerlo de que no pensaba hacer nada que le valiera una ejecución, así que la tomó de la mano, el único medio que le vino a la mano para ayudarla a contenerse.Sin saber porque, no lo rechazó, en vez de eso apretó la mano que le ofrecían a con todas sus fuerzas mientras seguía tratando de pensar en una manera de salvar a su amiga de la guillotina.Lo primero era calmarse, si empezaba a llorar en voz alta probablemente la ejecutada sería ella.El tiempo seguía pasando, los segundos se arrastraban como si tuvieran que llevar el peso de todo el mundo sobre ellos, pero no se detenían y Jackeline seguía sin presionar ningún botón.¿Estaba dudando?Eso era bueno, al menos no le iba a creer a ciegas a ese bastardo.Cerró a un más su agarre al rededor de los dedos de Dar&iac
— Dice que necesita espacio.Le informó, asumiendo que había ido tras ella para averiguar cómo estaba Jackie.EL chico se limitó a asentir.— Pensaba dar una vuelta para despejarme la cabeza ¿Me acompañas?Le ofreció, sorprendiéndola.— ¿Quieres que vaya contigo?Quiso asegurarse. Le había dado la impresión de que tampoco estaba de buen humor durante la cena, pero no sabía si era del tipo que prefería tener a alguien cerca para distraerlo o de los que necesitaban estar solos cuando algo malo sucedía.— No te hubiera preguntado si no fuera así.Probablemente fuera verdad, no creía que fuera de los que anteponían las convenciones sociales a su propia comodidad.— Pues vale.Salieron del edificio y se decidieron a explorar uno de los patios pequeños que estaba en
Al anochecer, las dos se alistaron en los diez minutos indicados y salieron al pasillo tomadas de la mano. El vampiro que dirigió al grupo a través de las escaleras y corredores era nada más y nada menos que el atractivo joven de cabello obscuro y ojos grises con el que había conversado en la biblioteca ya dos veces. Notó que su mirada se detuvo por un momento en sus dedos entrelazados y frunció el ceño en un claro gesto de reprobación. Alana le sostuvo la mirada por un momento y asintió levemente con la cabeza, como si quisiera expresar que había entendido su mensaje, pero eso no significaría que iba a hacerle caso, no en esto. Quizás Bruno lo comprendió, pues sacudió la cabeza antes de devolver su vista al frente y continuar con el recorrido sin volver a fijarse en ellas. No la soltó hasta que llegaron al patio y se formaron. Había una sola fila de cinco personas. En cuanto estuvieron formados y en orden, la muñeca malvada subió al podio. —
— Yo nunca, nunca he presionado un botón para matar a un inocente y que mi amiga se salvara de la ejecución.Mierda. Mierda. Mierda.Con eso tenía cuatro dedos abajo. Tenía que deshacerse de alguien rápido o estaba en serio peligro, un dedo más y estaba fuera.Se dio cuenta de que su apuesta más segura era atacar al chico, así que…— Yo nunca, nunca he mantenido mi orientación sexual en secreto o mentido al respecto.Ese no era un tema que se sintiera a gusto usando a su favor, pero después de todo el juego se trataba de dar golpes bajos y su situación ya era bastante precaria. Tenía que agarrarse de donde pudiera y no había mucho que pudiera decir sobre dos personas a las que conocía tan poco.Ahora, si uno de los dos tenía que bajar otro dedo, moriría.Podía escuchar el violento latir de su
Cuando llegaron al comedor había logrado contener los sollozos, pero las lágrimas eran mucho más obstinadas. Habían decorado el lugar con luces, flores, figuras de cristal y todo lo que podrías esperar en una fiesta de gala, pero nada de eso hizo mucho por arreglar su estado de animo tan fúnebre. Ya que solo habían cuatro personas, dejaron sólo una de las mesas para ocupar el espacio con una fuente gigante de chocolate y una especie de torres de copas de vino espumoso, que asumió debía ser champaña. A Jackie le hubiera encantado. — Discúlpame, pero no tengo hambre. Le susurró al oído. — Por favor, mañana es la final, tienes que comer algo. Insistió. El día que se conocieron, cuando protagonizaron un pleito en el salón de clases la primera noche, nunca imaginó que llegaría el día en el que sus ojos de caramelo la miraran con tanta compasión, aunque desde la vez en la que él y Jackeline la convencieron de comer notó que e
Después del trágico brindis, Darío y ella se dirigieron al patio de los columpios donde habían tenido una larga conversación la noche anterior. Tenía muy poco que decirles a los otros dos y lo ultimo que le apetecía en ese momento era fraternizar con ellos y bien darles sin querer un arma que pudieran usar en su contra o complicarse las cosas ella sola al tomarles algún apreció, así que por alguna clase de acuerdo implícito ambos se levantaron y empezaron a caminar al lugar que habían descubierto mientras paseaban. La luna ya empezaba a menguar y estaba menos brillante, pero en cambio el cielo estaba repleto de estrellas que pudieron apreciar gracias a la brisa helada que, si bien calaba hasta los huesos, había apartado las nubes que pudieran cubrirlas. — Tenías razón. Fui honesta con la rubia ayer y por eso tuve que matar a Jackie el día de hoy… Dijo mientras torcía las cadenas de su columpio para que empezara a a girar cuando levantara los pies, como hacía cuando estaba en el ja
Después de la noche en la que la encerró en una sala del edificio de los vampiros mientras el resto de los jugadores se escondían por sus vidas no habían vuelto a hablar en lo absoluto.Se habían visto, por supuesto, Bruno había sido el encargado de formar los grupos en algunas ocasiones, pero no sólo no le había dirigido la palabra, sino que ni siquiera se permitía mirarla más de lo estrictamente necesario.Montse se esforzaba por entender la razón que debía haber detrás de esta actitud, aunque su mejor amigo jamás se había tomado la molestia de explicársela. Probablemente habría problemas si los veían hablando o descubrían que se conocían, o al menos algo así quería imaginar, pero aún así su indiferencia después de todas las locuras que ella había hecho con la esperanza de volver a verlo dolía demasiado y cuando notó que algo estaba sucediendo entre él y la chica que había protagonizado las ultimas pruebas perdió el control.El intercambio de gestos había sido discreto, probablemen