Capítulo 4
JESS—Yo buscare una linterna. —ambas mujeres salieron corriendo cada una a buscar lo suyo.Jess solo esperaba que funcionara o de lo contrario tendría un grave problema. Luego de conseguir la linterna regreso con su paciente, la mujer se encontraba en posición de parto con sus piernas abiertas.—Esto es lo que haremos: va a respirar muy despacio para que no se vaya a subir más de lo que ya está, ¿De acuerdo? —la mujer asiente y hace lo que Jess le pide.Jess enciende la linterna y con una mano tantea la barriga de la mujer para saber dónde se encuentra la cabeza del bebé, una vez ubicado comienza alumbra creando un recorrido hasta la entrada de la vagina. Hizo este procedimiento un par de veces.—¡Lo tengo! —grita Andrea de regreso, la mira—. Bueno, no exactamente una campana. Pero creo que esto puede funcionar.Andrea saca su celular y reproduce el sonido fuerte de una campana.—¿Descargaste ese tono?—Sí, doctora Williams. Es que no conseguí campana.—Está bien. Dámelo y tú continua con esto. —Jess le pasa la linterna y agarra el celular colocándolo cerca de la vagina, reproduciendo el sonido de la campana. Toda la sala de parto estaba en silencio, a la espera de algo. Tal vez del fracaso de Jess por su tonta idea. Andrea la miraba, la mujer hacia sus respiraciones lentas y pausadas, todos los presentes la observaban.«Vamos bebé, por favor, muévete. Ven conmigo.» Jess imploraba en silencio. Y al parecer funcionó porque no paso ni quince segundos cuando el bebé se comenzó a mover, seguramente buscando el sonido o eso esperaba Jess.—¡Si, se está moviendo! —grito Andrea. Jess le sonrió.—Vamos, mamá. Es tu turno. —Jess alentó a la futura madre a pujar cuando le devolvió el celular a Andrea, posicionándose para traer al bebé al mundo.Una hora después Jess estaba exhausta. No podía más con su cuerpo, necesitaba descansar. Todos la felicitaron por su gran ingenio, y osadía ya que eso fue un riesgo. Ahora se encontraba en la sala de descanso de los doctores, tenía 30 minutos para ella así que los aprovecharía lo mejor que pudiera. Cerrando los ojos intento dormir algo, solo que no contaba que sus pensamientos regresarán a Bex. Sin Darse cuenta acaricio la marca de su hombro. Cuánto lo extrañaba, peor aún, cuánto quería poder decirle que lo amaba.—¿Cansada? —escuchó la voz de su jefe de cirugía. Maldiciendo con pesar abrió un ojo, cuánto deseaba que se fuera y la dejara en paz por lo menos un minuto. Jess solo asiente con la cabeza y vuelve a intentar dormir—. Todo el mundo anda comentando lo que hicisteis hoy, como si fuera una Hazaña. Cuando en realidad pusiste dos vidas en peligro, ¿en qué demonios estaba pensando, doctora Williams? Debiste realizar una cesárea así ella no quisiera. ¡Es nuestro deber salvar vidas no ponerlas en peligro!Jess se incorpora molesta con ganas de decirle sus cuatro cosas, pero simplemente no podía, no si quería conservar su empleo—Lo siento, doctor Collins. Nunca fue mi intención poner en peligro sus vidas...—Un "lo siento" no soluciona nada, si algo les hubiera ocurrido a los dos. —le grita él, acercándose a la cama donde Jess se encontraba. Molesta ella se levanta, quedando a escasos centímetros de él. Podía oler su perfume; un olor que le hacía recordar a la tierra húmeda que tanto amaba con un toque picante.—¡Pero no les ocurrió nada que es lo importante! ¡Intenté hacer lo mejor que pude sin alterar más a la madre, cuya mujer, se negaba en rotundo a qué le practicaran una cesárea! —se acercó más él, armándose de valor y a la m****a si la despedía, ya estaba cansada de este sujeto—. No quiero, escúcheme bien, no quiero que venga a mí a decirme que no intento salvar vidas, si no, ponerlas en peligro. Cómo si lo hiciera a propósito. Si no quisiera salvar vidas estaría trabajando de otra cosa, doctor Collins. —Jess terminó su discurso señalándolo con el dedo índice en el pecho. Su cuello le dolía por lo cerca que estaba de él y el esfuerzo que estaba realizando para poder verlo a los ojos, el sujeto debía medir 1,90 de alto. Pero no podía ser más alto que su sexy Dargox.El doctor Collins estaba rojo de la ira, Jess sabía que en cualquier momento estallaría, solo era cuestión de tiempo. Cuando Collins fue hablar para seguramente ponerla en su lugar, Jess no aguanto más la cercanía de éste, cercanía que le estaba proporcionando malestar, y lo empujo para correr directo al baño, hasta el retrete, dónde vacío todo el contenido de su estómago. Algo debió de caerle mal está mañana o tal vez se debía al hecho de que no había dormido nada, y ahora su cuerpo le estaba pasando facturas.—Doctora Williams, recoja sus cosas y vaya a casa. —las alarmas en Jess comenzaron a sonar. «mierda iban a despedirme. Joder con mi gran boca.» bajando la manilla del retrete se incorpora y va al lavado para enjuagar su boca. Una vez reunido el suficiente valor, gira para enfrentar a Collins—. No la estoy despidiendo, si eso es lo que quiere saber. Solo creo que lleva muchas horas trabajando y necesita descansar.—No, doctor, yo puedo...—No fue una petición, Jessica Williams. Es una orden. —Jess lo miro perpleja al ver la compasión en sus ojos, pero lo quita con la misma rapidez con la que llegó—. Ahora váyase a casa y descansé. La veré mañana por la noche. —y sin decir más se dió media vuelta y se fue. Jess se encontraba estupefacta, «bueno al menos no me despidieron».Ya más relajada porque sabía que no trabajaría por el resto de la tarde, se cambió de ropa, agarró su bolso y lo colgó sobre su hombro derecho. Antes de irse tenía a alguien a quien visitar. Camino fuera de la habitación de descanso y por los pasillos del hospital, subió en el elevador hasta las habitaciones buscando una en particular. Cuando la encontró se detuvo, ya no muy segura de querer entrar. Respiro un par de veces y abrió la puerta asomando la cabeza. Vio a una mujer en la cama arrullando a un pequeño bulto en sus brazos.—¿Puedo pasar? —pregunto Jess a la mujer.—¡Doctora! Claro, pase. Está durmiendo, pero seguro que no le molestará saber que usted ha venido a verlo. —ella sonríe y Jess también.—Espero que no. —se acerca a la cama y ve al lindo bebé que casi le cuesta su trabajo, pero que, aun así, si tuviera que devolver el tiempo lo volvería hacer. Él valía la pena, él y cualquier bebé que necesite una ayudita extra—. Solo vine a traerle esto, —saca un pequeño peluche que compro en la pequeña tienda en PB antes de subir a verlo—: es un pequeño osito, así como él.—Gracias doctora Williams, no debió molestarse. Emmet y yo creo que le hemos dado suficientes problemas. Pero soy madre soltera y un dolor extra implicaba que me costaría poder atenderlo en casa.—Descuida. Lo importante es que todo está bien... —Jess hace una pausa mirando al bebé y sin poder entender como había hombre que dejaban a mujeres embarazadas, si estuviera en Dargox eso... sacude su cabeza para alejar esos pensamientos—. Así que Emmet, ¿Eh?—Si. Emmet como su padre. —ella acaricia la carita del bebé—: a él le hubiera encantado conocerlo. —mira a Jess—. Mi esposo Emmet fue un Marín.Ahora con las dudas más claras Jess pudo entenderla:—Cuanto lo siento.—Él y el doctor Collins eran mejores amigos. A Emmet le gustaba bromear siempre que venían a casa, diciendo que Steven reparaba cada parte de su cuerpo. Que eran un muy buen equipo, él eliminaba a los malo y Steven lo salvaba a él. —la mujer hace una pausa para limpiar sus lágrimas. Las manos de Jess le temblaban—. Hasta que un día Emmet se encontraba demasiado lejos del centro médico, para cuando llegó su pulso era demasiado débil. Solo se mantuvo consiente para ver a su mejor amigo una última vez y darle una carta que más tarde me la haría llegar a mí.La mujer comenzó a llorar desconsoladamente, Jess no sabía qué hacer. Pero ya que estaba rompiendo muchas reglas, y de paso no estaba en su hora de trabajo, se acercó a ella y la abrazo.—Lo siento mucho. Se lo que se siente perder a alguien.—Gracias. Nunca había hablado nada de esto con nadie. Steven se culpa por la muerte de mi Emmet, por no llegar a tiempo, pero él no tuvo la culpa. Luego de su muerte, Steven se retiró de los marines y se vino a Texas. Yo lo seguí, no podía dejarlo sólo, no podía.Jess entendió muchas cosas; sobretodo, el comportamiento de Collins con ella por no practicarle una cesárea a la mujer. Ahora sentía ira, ¿Porque no la atendió él personalmente? ¿Porque no le dijo que ella era su familiar o algo así?—Siento todo esto....—Rose, me llamo Rose.—Encantada de haberte conocido, Rose. Y como te decía; lamento todo esto, se lo duro que puede llegar hacer.—El doctor Collins es una buena persona...—Sí, ya lo creo. —Rose la mira escéptica.—Te está dando problemas, ¿Cierto?Jess le sonríe. Estaba segura de que no quería continuar metiendo la pata.—Tengo que irme. Cuida de esta preciosura.—Por supuesto. Cuídese doctora Williams. —le grita la mujer, pero Jess ya iba saliendo de la habitación.¿Qué hacía un ex Marín trabajando como jefe de cirugía? ¿Acaso era eso posible? Las interrogantes no acabarían, y Jess necesitaba llegar a casa y dormir algo antes de volver a ver a Collins. Pero su mala suerte la perseguía; al llegar a recepción Collins se encontraba allí hablando con los familiares de algún paciente, ella lo mira al pasar y él a ella. Por muy triste que fuera su historia, Jess lo continuaba odiando, no era que el hombre le cayera mal por caerle mal. Lo odiaba por meterse mucho con ella y no sabía qué demonios le pasaba para hacerlo. Salió rápido del hospital y subió a su auto, antes de ir a casa pasaría por el supermercado. Tenía una baja de azúcar, necesitaba comer algo dulce.Capítulo 5JESS.El celular de Jess comenzó a sonar cuando se encontraba recorriendo los pasillos del supermercado, sin mirar quién era contestó.—¡Hola, cariño! ¿Vendrás a casa hoy?—Hola, mamá. Si, de hecho, estoy en el súper' pase a comprar unas cosas antes de ir a casa. ¿Quieres palomitas de maíz? —le pregunto distraída viendo cuál agarraba.—¿Jess que sucedió está vez? —su madre la conocía muy bien, sabía que no era propio de Jess anda por la calle sin nada que hacer.—Puede o no, que haya tenido cierto enfrentamiento con el doctor Collins. —le dice al tiempo que mete en su pequeña cesta que lleva en la mano, un paquete doble de galletas Oreo, entre otras, y por supuesto su chocolate favorito.—¿Otra vez, Jessica?—En serio, está vez fue su culpa, mamá. Hizo de algo pequeño un gran alboroto. Solo porque utilicé el sonido de una campana, y eso porque no conseguí una real, y una linterna para ayudar a nacer a un bebé, que, en mi defensa, se negaba a salir. Y cuya madre se negaba a
Capítulo 6JESS... Al Jess detenerse en la cocina se encuentro con una alta rubia sentada de espaldas a ella, vestida de una extraña manera; llevaba una túnica puesta con este calor infernal.—¿Hola? —pregunta dudosa Jess. Su madre le pasa por un lado colocando las cosas en la isla de la cocina, situándose así, frente a ellas—. No creo que nos conozcamos. —le comenta Jess muy segura, ya que ella no tenía amigas, al menos no cercanos para que la visitarán.Su madre sonríe con excitación en su mirada. La mira a ambas, La mujer sentada gira para encarar a Jess, dejándola perpleja en el sitio.—¿Que forma es esa de recibir a una vieja amiga?—¡Karen! —exclama Jess, su cuerpo temblándole, eso no podía ser real—. ¿Pero cómo? Quiero decir, ¿Cómo es que estás aquí?—¿Porque primero no vienes aquí y le das un abrazo a tu hermana? —Karen se giró en su totalidad aún sin levantarse. Jess corre a su encuentro, enganchándose del cuello de cuya mujer se había vuelto más que una amiga, su hermana. L
Capítulo 7JESS.Un rato después de tanto hablar y comer galletas, Jess mira la hora en el microondas de la cocina, siete y quince. Viendo lo tarde que era decidió ponerse hacer la cena con ayuda de una Karen muy motivada y delirante por comer algo humano después de tanto tiempo. —Necesito ir al baño, últimamente estás pequeñas no hacen más que patear mi pobre vejiga. —Jess la mira.—Por supuesto. —decide llevarla ella misma al baño. Luego regresa a su labor en la cocina. Era tan surrealista qué Karen estuviera allí con ella, era verdaderamente emocionante. Aunque sabía que debía hacerle la pregunta más obvia de todas. Esta visita no podía ser por cortesía simplemente, ¿Oh sí?Con una sonrisa en sus labios continúo picando el pollo que cocinaría. Una fuerte puntada en su hombro, en aquel lugar donde Bex la mordió, la hizo detenerse apretando con fuerza los puños, maldijo por lo bajo a causa del dolor. Eso era algo que solía sucederle de vez en cuando, cómo recordándole de su exist
Capítulo 8JESSJess voltea cuando llega a su auto. —No es un él, es un ella. Su nombre es Rose, y es la mujer que tuve que ayudarla a dar a luz. —¿Ella está bien? ¿Irás a la clínica?—Ehhhh, no. Iré a buscar al doctor Collins. —Jess se sentía culpable. Culpable porque sabía que debía tomar una decisión y Karen esperaba una.—Entonces si hay un "él" en la ecuación después de todo. ¿Acaso ya estás tomada por este hombre?—¡Dios, solo escúchate, ya está hablas como ellos! —¡Solo responde! —le grita Karen. Jess sube a su auto dando marcha atrás para poder salir. —¡No, no somos nada! ¡Nunca podría tener algo con alguien que no sea él! —El asombro en el rostro de Karen la hizo sonreír. Admitir que prácticamente estaba enamorada de Bex, se sentía bien. Agitó su mano en señal de despedida y salió a toda prisa de la granja. Olvidó decirle que no se marchara aún, solo esperaba que estuviera ahí cuando volviera. ¿Cuán largo podría seguir siendo ese día?(####)Jess condujo de regreso a la c
Capítulo 9JESS.Una vez más se encontraba de regreso en la oscuridad de la carretera, solo que está vez las lágrimas eran sus únicas compañías. Miró la hora en el reproductor del auto y se impresionó de lo tarde que era, casi media noche. «Dios no permitas que se marche, no aún» Jess se seguía engañado a sí misma, se decía que no tenía una decisión tomada, pero en su interior sabía que ya la decisión estaba más que tomada.Condujo a toda prisa mirando de vez en cuando la hora y esquivando a los pocos autos que se hallaban en la carretera. —¡Maldita sea! —golpea el volante molesto. Sentía que no llegaría a tiempo para ver a Karen. A lo lejos visualizo las luces flotantes de Marfan, se alegró de verlas pues eso quería decir que pronto estaría en casa. Siguió conduciendo unos kilómetros más por la oscura vía, ya no veía a los otros autos, ahora solo estaba a ella... ella con sus pensamientos. Al poco tiempo se alegró de ver las luces de su casa a lo lejos, aceleró sintiendo la emoció
Capítulo 10JESS—Esperen aquí. Iré rápido a buscar algo para llevar. —Jess entra corriendo a casa y sube a su habitación, agarra la maleta más grande que se encuentra, agradeciendo que tenga el suficiente espacio para que parte de su ropa le quepa, en especial su ropa interior. Mete cosas al azar apurada y muy emocionada de saber que pronto vería a Bex, su gran alienígena. Al terminar su maleta, pesaba más de lo que pretendía, pero si lo pensaba bien ¿Cuándo volvería a buscar el resto? Nunca. Agarrando su bolso de acampar mete todos sus artículos de baño pues no le pasaría como la primera vez. Luego de unos buenos quince minutos ya tenía todo listo para bajar cuando pasos corriendo por el pasillo llaman su atención. —¡Jessica! ¡Ven de inmediato esto es un desastre! —su madre entra en su habitación alterada y temblando. —¿Mamá que ocurre?—Hay un joven en la entrada, casi tan grande como esos sujetos, peleando con uno de ellos. —¡Mierda, no! —sale corriendo y luego se detiene, hab
Capítulo 11JESS—¿Estás segura de querer dejar la granja? —le susurra Jess a su madre. Verónica mira al frente intentando ver en la oscuridad lo mucho que se adentraban en el bosque con cada paso que daban.—Si. ¿Y tú?—Súper lista. Y nerviosa, esto no es como unas vacaciones. Esto es para siempre, nunca más volveremos. Aun así, quiero hacerlo, siempre y cuando te tenga a mi lado, mamá. —rodea la cintura de su madre y caminan juntas. —Juntas para siempre, bebé. Nunca más nos volveremos a separar. —¿Qué sucederá con el rancho?—Se lo deje a Bob. Deje las escrituras de propiedad con una carta donde dice que le dejo todo a él, sobre la mesa y las llaves de la casa debajo de la alfombra de entrada. Él sabrá dónde buscar. Y Por supuesto nunca mencioné a dónde iba, eso no le concierne.—Me parece bien. ¿Y Daisy?—¿Que con ella? Sé que Bob la cuidará. Además, no es como que la pueda llevar conmigo. —No, supongo que no. —Así que tengo otra hija, ¿Eh? —le pregunta Verónica sonriendo.—Eso
Capítulo 12JESS—Vamos. —le dice Gexton, instándolas a correr detrás de los demás para poder seguirles el paso. Los gritos de Karen resuenan por los pasillos de la nave. —Son ideas mías, ¿O está nave es más pequeña que aquella en la que estuve la última vez?—Este no es un barco solo es un transportador. Suelen ser más pequeñas. Debemos llegar lo antes posible al barco. —¿A dónde vamos entonces? —pregunta Verónica al ver pasar a los demás por una puerta metálica.—Al centro de mando. Tenemos que tomar asientos antes de que pasemos la atmósfera o la turbulencia no será agradable. —les explica Gexton. Jess tuvo un claro recuerdo del dolor en sus piernas la vez que bajo a la superficie en Dargox. Agarrando la mano de su madre corrió más de prisa por el pasillo hasta llegar a la sala de mando.—Aquí, humanas. —Vassi las acomoda en sus asientos abrochando sus cinturones de seguridad.—¿Karen estará bien? —le pregunta Jess a Vassi. —Si. Drak la sostendrá. No sé preocupen. —él mismo toma