Capítulo 3
JESS.La semana había transcurrido tan rápido que Jess sintió que pasó en un parpadeo. El trabajo no era fácil, pero se sentía complacida de ayudar a otros.—Doctora Williams, la necesitan en urgencias. —la voz de Camila, la recepcionista, sonó desde los altavoces en la pared. Con un fuerte suspiro se retiró de la pared donde se encontraba apoyada y frotó sus cansados ojos, llevaba treinta y seis horas sin dormir, solo uno que otro pequeño descanso de algunos minutos. Camino hasta el lavabo y se miró al espejo, círculos oscuros precedía bajo de ellos. Estaba horrible. También necesitaba comer algo, los huesos de sus hombros se estaban comenzando a notar más de lo normal.Si. En definitiva, algo le pasaba, solo que no sabía que o porqué. La extraña sensación de que algo sucedía no la dejaba tranquila.Jess terminó de lavarse la cara antes de salir del baño. Trato de sonreír lo mejor que pudo a algunas personas que se hallaban en los pasillos. Al llegar a la sala de urgencias vió el lío sangriento en el suelo, y su estómago se apretó ante la anticipación de lo que serían sus últimas horas, antes de irse a casa. Corrió de prisa entrando a la habitación de observación, tres mujeres se encontraban en trabajo de parto.«Esto tiene que ser una m*****a broma.» Pensó.—¡Doctora Williams, no se quede ahí parada! —saliendo de su estupor, sé preparó para ayudar con los partos.—¿Que tenemos, Doctor Steven? —el jefe de cirugía la miró con incredulidad, pero Jess se empeñó en señalar la pregunta obvia—. ¿Algunas de ella necesita cesárea? ¿Complicación? —maldijo por tener a un idiota novato lento, que se la daba de inteligente.—A Esta le haremos una cesárea de emergencia. El bebé viene con el cordón umbilical al rededor del cuello. —Le grita saliendo de la sala de observación con la mujer en la camilla—. ¡Tú y Andrea revisen a las otras dos mujeres! —mujeres que no paraban de gritar.Andrea y ella se miran la cara y asienten, decididas ayudar a las mujeres. Jess se dirige a la primera chica que resultó ser la esposa de su ex. ¡Mierda, Jodida broma del destino!Colocándose unos guantes de látex, se posicionó entre el medio de las piernas abiertas de la mujer, «soy una profesional, puedo con esto y más», tocándole la barriga en su bajo vientre.—Respire profundo y relájese. —le dice Jess metiendo dos de sus dedos para poder saber que tan pronto sería todo. Al tocar se dio cuánta que algo iba mal, sin querer alarmar a la madre pidió hacerle una eco grafía. Pero en su mente ya podía saber que era lo que sucedía así que se preparó.—¿Doctora Williams, pasa algo malo? —le pregunta la asustada futura mamá. Jess le sonríe para generarle confianza.Se quita sus guantes al tiempo que comienza a manipular la máquina de hacer ecos y trabaja en seguida realizándole uno.—No cariño. Está todo bien. Solo quiero saber que el bebé esté bien y en qué posición se encuentra.—¿Pero no acaba de hacerme un tacto? ¡Porque demonios me ponen con una novata! —insulta la mujer. Jess se paraliza brevemente, pero continua en seguida. No dejaría que su insulto la afectará.—Cierto. Acabo de realizar el tacto, estás lista para traer al bebé. Pero necesito saber que el bebé se encuentra bien. —decide ignorar a la mujer, ya que no quería preocuparla. Cuando hace el eco ve que era lo que ella se imaginaba. Tenía placenta previa marginal. Lo que quería decir que la placenta saldría primero y ellos tendrían que trabajar más rápido que nunca en sacar al bebé.—¿Y? —Jess suspira, porque sabía que tenía que decirle. El riesgo de que la placenta venga antes que el bebé era malo. No podía ocultar esa información.—Tienes placenta previa. Lo que quiere decir que saldrá primero ella, pudiendo causar un desprendimiento del cordón umbilical. Entonces el bebé correría peligro. —la mujer comienza a llorar—. Escúchame, Sara, necesito que te concentres y puje fuerte, ¿Me entiendes? Si me ayudas esto será rápido.—¿Segura?—Si. —dice Jess con total confianza.—Está bien.Dicho esto, Jess vuelve a ponerse otro par de guantes y se sitúa entre sus piernas.—Cuando tengas una contracción, quiero que pujes con fuerza. Recuerda, detrás de la placenta está tu bebé, así que esto será rápido. —Sara la mira con lágrimas en los ojos. Jess gesticula con sus labios un "tú puedes". Sara asiente antes de pujar.Cuarenta y cinco minutos más tarde Sara sostenía a su bebé en sus brazos, mientras estaba siendo suturada.Jess la deja con las enfermeras a cargo de ella y va ayudar Andrea que solicita su ayuda inmediata.—¡Doctora Williams! —Jess voltea—. Gracias, y disculpé por todo lo que dije.La sensación de eso dejo a Jess con un mal sabor extraño en su boca.—Descuida. Luego paso a ver cómo sigues. —la mujer asiente con una sonrisa.Camina hasta el otro lado de la habitación. Dónde está la última mujer gritando con fuerza por los dolores de parto.—¿Que ocurre Andrea? ¿Porque aún no está teniendo a su bebé?—Aún le faltan tres dilataciones y el bebé a última hora decidió que quiere sentarse un rato más. —podía notar la diversión en la voz de su amiga y colega. A Jess secretamente le pareció gracioso, pero se contuvo.—Debemos realizar una cesárea de emergencia.—¡NO! ¡No quiero nada de cesárea! ¡Quiero tener a mi bebé de forma natural y sin epidural! —grita la mujer. Jess la mira pasmada. ¡Qué m****a! Necesitaba hacer esa cesárea cuánto antes. Andrea y ella se miran.—Señora Laura. Debemos realizar la cesárea porque su bebé está en horizontal. O sea que está sentado.—¡Ya la escuché! ¡No estoy sorda, pero parece que ustedes sí! ¡No quiero cesárea! —contrataca la mujer. Jess respira hondo para no decir algo de lo que pueda arrepentirse.—Jess y, ¿Si buscamos de voltearlo otra vez? Quiero decir, recién se ha movido, quizás podamos moverlo a su forma anterior. —Jess lo pensó por unos segundos. Podrían buscar los materiales necesarios y voltear al bebé.—¡No quiero nada extraño dentro de mí! —vuelve atacar la mujer.—¡¿Señora entienda que, si no sacamos a su bebé, puede morir?! —Andrea ya estaba arta.—Lo sé.—Entonces le agradeceríamos que nos deje traba...—¡Tengo una idea! —exclama Jess, emocionada por probar un método que había leído hace algún tiempo para su examen—. Me dices que recién se volteo, ¿Cierto? —Andrea asiente—: en ese caso no debería ser tan difícil traerlo de regreso a su posición. Consigue una campana. —la excitación en su voz era palpable.—¿Campana? —pregunta Andrea con incredulidad.—Sí, doctora Smith. Campana. —esta última se le queda viendo a Jess, pero ella gesticula con un movimiento de los labios que confíe en ella.Capítulo 4JESS—Yo buscare una linterna. —ambas mujeres salieron corriendo cada una a buscar lo suyo. Jess solo esperaba que funcionara o de lo contrario tendría un grave problema. Luego de conseguir la linterna regreso con su paciente, la mujer se encontraba en posición de parto con sus piernas abiertas. —Esto es lo que haremos: va a respirar muy despacio para que no se vaya a subir más de lo que ya está, ¿De acuerdo? —la mujer asiente y hace lo que Jess le pide. Jess enciende la linterna y con una mano tantea la barriga de la mujer para saber dónde se encuentra la cabeza del bebé, una vez ubicado comienza alumbra creando un recorrido hasta la entrada de la vagina. Hizo este procedimiento un par de veces.—¡Lo tengo! —grita Andrea de regreso, la mira—. Bueno, no exactamente una campana. Pero creo que esto puede funcionar.Andrea saca su celular y reproduce el sonido fuerte de una campana.—¿Descargaste ese tono?—Sí, doctora Williams. Es que no conseguí campana. —Está bien. Dáme
Capítulo 5JESS.El celular de Jess comenzó a sonar cuando se encontraba recorriendo los pasillos del supermercado, sin mirar quién era contestó.—¡Hola, cariño! ¿Vendrás a casa hoy?—Hola, mamá. Si, de hecho, estoy en el súper' pase a comprar unas cosas antes de ir a casa. ¿Quieres palomitas de maíz? —le pregunto distraída viendo cuál agarraba.—¿Jess que sucedió está vez? —su madre la conocía muy bien, sabía que no era propio de Jess anda por la calle sin nada que hacer.—Puede o no, que haya tenido cierto enfrentamiento con el doctor Collins. —le dice al tiempo que mete en su pequeña cesta que lleva en la mano, un paquete doble de galletas Oreo, entre otras, y por supuesto su chocolate favorito.—¿Otra vez, Jessica?—En serio, está vez fue su culpa, mamá. Hizo de algo pequeño un gran alboroto. Solo porque utilicé el sonido de una campana, y eso porque no conseguí una real, y una linterna para ayudar a nacer a un bebé, que, en mi defensa, se negaba a salir. Y cuya madre se negaba a
Capítulo 6JESS... Al Jess detenerse en la cocina se encuentro con una alta rubia sentada de espaldas a ella, vestida de una extraña manera; llevaba una túnica puesta con este calor infernal.—¿Hola? —pregunta dudosa Jess. Su madre le pasa por un lado colocando las cosas en la isla de la cocina, situándose así, frente a ellas—. No creo que nos conozcamos. —le comenta Jess muy segura, ya que ella no tenía amigas, al menos no cercanos para que la visitarán.Su madre sonríe con excitación en su mirada. La mira a ambas, La mujer sentada gira para encarar a Jess, dejándola perpleja en el sitio.—¿Que forma es esa de recibir a una vieja amiga?—¡Karen! —exclama Jess, su cuerpo temblándole, eso no podía ser real—. ¿Pero cómo? Quiero decir, ¿Cómo es que estás aquí?—¿Porque primero no vienes aquí y le das un abrazo a tu hermana? —Karen se giró en su totalidad aún sin levantarse. Jess corre a su encuentro, enganchándose del cuello de cuya mujer se había vuelto más que una amiga, su hermana. L
Capítulo 7JESS.Un rato después de tanto hablar y comer galletas, Jess mira la hora en el microondas de la cocina, siete y quince. Viendo lo tarde que era decidió ponerse hacer la cena con ayuda de una Karen muy motivada y delirante por comer algo humano después de tanto tiempo. —Necesito ir al baño, últimamente estás pequeñas no hacen más que patear mi pobre vejiga. —Jess la mira.—Por supuesto. —decide llevarla ella misma al baño. Luego regresa a su labor en la cocina. Era tan surrealista qué Karen estuviera allí con ella, era verdaderamente emocionante. Aunque sabía que debía hacerle la pregunta más obvia de todas. Esta visita no podía ser por cortesía simplemente, ¿Oh sí?Con una sonrisa en sus labios continúo picando el pollo que cocinaría. Una fuerte puntada en su hombro, en aquel lugar donde Bex la mordió, la hizo detenerse apretando con fuerza los puños, maldijo por lo bajo a causa del dolor. Eso era algo que solía sucederle de vez en cuando, cómo recordándole de su exist
Capítulo 8JESSJess voltea cuando llega a su auto. —No es un él, es un ella. Su nombre es Rose, y es la mujer que tuve que ayudarla a dar a luz. —¿Ella está bien? ¿Irás a la clínica?—Ehhhh, no. Iré a buscar al doctor Collins. —Jess se sentía culpable. Culpable porque sabía que debía tomar una decisión y Karen esperaba una.—Entonces si hay un "él" en la ecuación después de todo. ¿Acaso ya estás tomada por este hombre?—¡Dios, solo escúchate, ya está hablas como ellos! —¡Solo responde! —le grita Karen. Jess sube a su auto dando marcha atrás para poder salir. —¡No, no somos nada! ¡Nunca podría tener algo con alguien que no sea él! —El asombro en el rostro de Karen la hizo sonreír. Admitir que prácticamente estaba enamorada de Bex, se sentía bien. Agitó su mano en señal de despedida y salió a toda prisa de la granja. Olvidó decirle que no se marchara aún, solo esperaba que estuviera ahí cuando volviera. ¿Cuán largo podría seguir siendo ese día?(####)Jess condujo de regreso a la c
Capítulo 9JESS.Una vez más se encontraba de regreso en la oscuridad de la carretera, solo que está vez las lágrimas eran sus únicas compañías. Miró la hora en el reproductor del auto y se impresionó de lo tarde que era, casi media noche. «Dios no permitas que se marche, no aún» Jess se seguía engañado a sí misma, se decía que no tenía una decisión tomada, pero en su interior sabía que ya la decisión estaba más que tomada.Condujo a toda prisa mirando de vez en cuando la hora y esquivando a los pocos autos que se hallaban en la carretera. —¡Maldita sea! —golpea el volante molesto. Sentía que no llegaría a tiempo para ver a Karen. A lo lejos visualizo las luces flotantes de Marfan, se alegró de verlas pues eso quería decir que pronto estaría en casa. Siguió conduciendo unos kilómetros más por la oscura vía, ya no veía a los otros autos, ahora solo estaba a ella... ella con sus pensamientos. Al poco tiempo se alegró de ver las luces de su casa a lo lejos, aceleró sintiendo la emoció
Capítulo 10JESS—Esperen aquí. Iré rápido a buscar algo para llevar. —Jess entra corriendo a casa y sube a su habitación, agarra la maleta más grande que se encuentra, agradeciendo que tenga el suficiente espacio para que parte de su ropa le quepa, en especial su ropa interior. Mete cosas al azar apurada y muy emocionada de saber que pronto vería a Bex, su gran alienígena. Al terminar su maleta, pesaba más de lo que pretendía, pero si lo pensaba bien ¿Cuándo volvería a buscar el resto? Nunca. Agarrando su bolso de acampar mete todos sus artículos de baño pues no le pasaría como la primera vez. Luego de unos buenos quince minutos ya tenía todo listo para bajar cuando pasos corriendo por el pasillo llaman su atención. —¡Jessica! ¡Ven de inmediato esto es un desastre! —su madre entra en su habitación alterada y temblando. —¿Mamá que ocurre?—Hay un joven en la entrada, casi tan grande como esos sujetos, peleando con uno de ellos. —¡Mierda, no! —sale corriendo y luego se detiene, hab
Capítulo 11JESS—¿Estás segura de querer dejar la granja? —le susurra Jess a su madre. Verónica mira al frente intentando ver en la oscuridad lo mucho que se adentraban en el bosque con cada paso que daban.—Si. ¿Y tú?—Súper lista. Y nerviosa, esto no es como unas vacaciones. Esto es para siempre, nunca más volveremos. Aun así, quiero hacerlo, siempre y cuando te tenga a mi lado, mamá. —rodea la cintura de su madre y caminan juntas. —Juntas para siempre, bebé. Nunca más nos volveremos a separar. —¿Qué sucederá con el rancho?—Se lo deje a Bob. Deje las escrituras de propiedad con una carta donde dice que le dejo todo a él, sobre la mesa y las llaves de la casa debajo de la alfombra de entrada. Él sabrá dónde buscar. Y Por supuesto nunca mencioné a dónde iba, eso no le concierne.—Me parece bien. ¿Y Daisy?—¿Que con ella? Sé que Bob la cuidará. Además, no es como que la pueda llevar conmigo. —No, supongo que no. —Así que tengo otra hija, ¿Eh? —le pregunta Verónica sonriendo.—Eso