Giovani y Andrea estuvieron varios minutos mirándose, apuntandose los dos con sus armas a sus cuerpos, mientras se escuchaba fuera de la casa disparos sin parar— Suelta el arma o ¿ lo que quieres saber es quién caerá primero al suelo por un disparo? — le dijo Giovani a Andrea— Prefiero morir antes de rendirme — contestó ella— Está bien como quieras, suelo complacer a las damas en sus gustos, sean cuales sean — respondió Giovani, escuchando un clic, de su arma.cuando la preparo para disparar— No te atreverías, los hombres como tu sois todos unos cobardes y no disparais a las mujeres — le dijo Andrea, provocando a Giovani, según mi parecer.Giovani, disparó su arma dando la bala cerca de la cabeza de Andrea, dando ella un pequeño salto— Andrea te aconsejo que dejes muy despacio tu arma en el suelo y apártate de ella — le dijo él– Arianna cariño, cuando deje el arma recógela tú y no dejes de apuntar — me dijo GiovaniAndrea se fue agachando hasta que al final dejó su arma en el suel
Al día siguiente cuando me levante Giovani ya no estaba en la cama, me levanté rápidamente de la cama entrando en el cuarto de baño ya que las náuseas que tenia no me dejaban tranquila, cuando ya me calme, me quite el pijama y entre en la ducha, abri los grifos dejando que los chorros de agua golpearan mi cuerpo, cuando termine tape mi cuerpo con una toalla volviendo al dormitorio, me vestí marchando seguidamente del dormitorio hacia la cocina, viendo a Giovani sentado en la silla de la cocina hablando con sus hombres, callándose de pronto en cuanto entre en la cocina. Me acerque hasta donde estaba el sentado, acaricie su suave pelo con mis dedos acercando mis labios a los suyosMe acerque hasta el frigorífico sacando la botella de zumo para ponerme en un vaso, fijándome en como me estaba mirando Giovani.— No me mires así, me ha apetecido un poco de zumo — le dije sonriendoUna vez que termine de tomarme el zumo, Giovani se levantó de la silla fijandome en que sus hombres se marchaba
Me quedé mirando al viejo Rossi en un lado del dormitorio, al darse cuenta de que no pensaba moverme de donde yo estaba, su sicario me cogio fuerte mi brazo con su mano haciendo que acompañará a su patrón, Nos acercamos hasta la entrada y salimos de la casa en plena noche, haciendo un frío de mil demonios, acercandonos hasta una especie de cueva que estaba tapada con arbustos muy grandes, abriendo una puerta otro de los hombres de Rossi, cuando entramos no pude ver nada ya que todo estaba muy oscuro. Pero cuando encendieron la luz y vi lo que no me esperaba dentro de esa cueva, las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas, viendo a mis dos amigas colgando con cadenas del techo,,recordando cuando a mi también me tuvieron de aquella manera. Me quedé mirando al viejo, jurándome yo misma, que serian mis manos las que terminarían con la vida de ese viejo.— Ahora ¿ahora dejarás que te folle, como a mi me de la gana? por su puesto que no quiero hacerle daño a mi heredero, será por otra ag
Nos sentamos en la mesa, Rossi yo a comer al mediodía teniendo como siempre a sus sicarios vigilando detrás de mí, aunque ya no me ponía nerviosa como al principio que me estuvieran vigilando, Cuando terminamos de comer y nos sentamos en el sofá para tomar café, entró en la casa, otro de los hombres de Rossi con dos hombres muy bien vestidos llevando cada uno en sus manos unos maletines que dejaron encima de la mesa. Rossi enseguida se levantó del sofá saludando a estos hombres con la mano. Cuando abrieron los maletines, me quedé con la boca abierta por lo que contenían, ya que nunca en mi vida había visto tanta cocaína pura junta en un maletín y mucho menos tanto dinero junto, como tenía uno de aquellos maletines. Estuve escuchando como Rossi negociaba con aquellos hombres, ofreciéndoles su mejor Whisky, sentandose los tres en las sillas, mirándome uno de los hombres, pero fijandome que su mirada no era muy clara, ya que se le notaba que algo duro se estaba poniendo debajo de sus ca
No se escuchó ningún ruido, haciéndome suponer que por no asustar al viejo Rossi para que huyera o me hiciera daño, los hombres de Giovani habían usado armas blancas contra los sicarios de Rossi que había vigilando la casa para salvar a mis amigas, pero de pronto dentro de la casa, empecé a escuchar, disparos, gritos, muebles moviéndose y sobre todo, golpes fuertes en la puerta del dormitorio donde yo estaba escondida, escuchando como el viejo gritaba con desesperación mientras golpeaba la puerta, mi nombre para que le abriera la puerta, pero me estuve quieta hasta que escuche a Giovani llamarme. Entonces abri la puerta, viendo como uno de los hombres de Giovani tenía al viejo cogido del cuello. Me acerque hasta Rossi, viendo como le caian las lagrimas por sus mejillas, suplicandome que le perdonara la vida, pero cogi uno de los cuchillos que tenían en sus manos uno de los hombres de Giovani, clavandoselo dos veces en su viejo cuerpo viendo como se arrastraba por el suelo. Me acerqué
Acaba de aterrizar el avión en Marbella, vengo desde los Estados Unidos donde he estado varios años estudiando en la mejor universidad, ya que seguramente tendré que hacerme cargo de la empresa de mi padre Renato Salvatore, pues pronto se jubilara y soy la mayor de las dos hermanas ya que mis padres no tienen hijos varones, y me corresponde por derecho aunque no me agrada mucho, seguir con la dinastía de los más peligrosos narcotraficantes de Sicilia. Desde los estados unidos, he subido a un avión para ir a Marbella en vez de irme a mi casa de Sicilia, porque en esta bella ciudad, es donde se va a celebrar el aniversario de mi hermana pequeña Carlota que cumple dieciséis años, ya que ese fue su deseo y aunque mi familia proviene de Capos de la droga muy importantes, para mis padres sus dos hijas prevalecen por encima de sus negocios o eso pensaba hasta ahora.— ¿Ha tenido un buen viaje, señorita Salvatore? — me pregunto el chofer de mi padre cuando me acerque hasta la limusina— Si I
Una vez que ya estaba vestida, me peine y me pinte la cara un poco, me marché de la suite hacia la zona de los ascensores, cuando llegue al hall del hotel, tropecé con un hombre rodeándome el mi cintura con su brazo evitando que me cayera al suelo, cuando ya estaba de pie a su lado, me quede con la boca abierta viendo esa sonrisa ladina en sus carnosos labios, fijandome también en unos preciosos ojos azules como el cielo y las grandes pestañas que tenia, viendo como me miraba sorprendido riendo— ¿Estás bien? — me pregunto, pero su acento no parecía italiano sino más bien americano— Si gracias por no dejar que me caiga al suelo — le dije tartamudeando,El hombre se apartó un poco de mi mientras se lamía los labios y sus ojos bajaban hacia mis pechos, subiendo seguidamente a mi cara. Lo mire sonriendo pero mi mente se quedo completamente en blanco ante tal acción inesperada por mi parte—- ¿Me dejas invitarte a una copa? — me pregunto— ¿No crees que es muy pronto para tomar una copa?
Giuseppe se acercó a mi, dandole mi mano mi padre mientras veía en sus ojos tristeza y rabia, pero ya no había razón para echarse atrás, ya que mi destino estaba marcado con ese hombre desde que nací. Giuseppe se acercó a mí rodeando mi cintura con su brazo, agarrandome la nuca para atraerme hacia él, apretando su boca con la mía mientras su lengua se pasea con desesperación por mi boca buscando mi lengua.bajando sus manos hasta mis nalgas, apretandolas como si ya le perteneciera.— Bellisima y deliciosa — me dijo Giuseppe cuando apartó su cuerpo de mi unos centímetros— Y tu eres un caradura ¿lo sabías? — le susurre al oído— Eso me gusta, salvaje como una gata, pero sabre dominarte — me dijo antes de marcharse de mi lado para felicitar a mi hermana— Felicidades a los dos, se muy bien que mi hijo te hará muy feliz — me dijo una mujer que se acercó a donde estábamos mis padres y yo hablando, suponiendo que era la madre de Giuseppe, aunque nadie nos había presentado— Muchas gracias s