Adair abrazaba el pequeño cuerpo desde atrás; aún dentro de él. La lámpara se había quedado sin gas desde hacía mucho tiempo, dejándolos a oscuras. Caeli dormía tranquilamente, roncando con suspiros bajos. Adair escuchaba el sonido de la noche; mientras intentaba descansar. Pero sus ojos se negaban a cerrarse.
Una sensación de culpa le surgió ligeramente. Se sintió mal por don Nicolás. Era un traidor que había roto la confianza ganada con mentiras; sin embargo, la recompensa que obtuvo fue igual de gratificante. De tal manera su culpa disminuía con sólo pensar en el nombre de Caeli. Dejó de pensar en las cosas que lo agobiaban. Se inclinó y depositó un beso casto sobre el hombro desnudo del chico en sus brazos.
De pronto, el cuerpo de Caeli tembló y abrió los ojos. Adair se pegó más a él, apoyando la barbilla sobre su hombro - ¿tuviste una pesadilla? - susurró
Los esperó hasta que llegó a su lado. Luego, caminaron juntos, hombro con hombro. Subieron las gradas y cruzaron el pasillo hasta el taller oscuro. Caeli, abrió con su llave. Aseguraron la puerta antes de partir hacia al pueblo. Caminaron por la calle concurrida; pero no se detuvieron en ningún puesto. En cambio, Adair sólo preguntó de paso - ¿quieres que te compre algo? - Caeli negó con la cabeza - Bien, entonces, sigamos.Confuso, Caeli habló a un lado - ¿no vas a comprar?.Ladeando la cabeza en su dirección, respondió - No necesito nada.-¿no dijiste que venías a comprar? - Caeli reclamó.Con una sonrisa lo miró. Parados en la entrada de la aldea, con un vasto campo frente a ellos - Nunca dije eso - vio hacía el pueblo, asegurándose que nadie le prestar
El agua gélida lo impulsaba en la superficie del lago. Ni siquiera se acordaba de los moretones en su cuerpo hasta que se vio el brazo morado. Como no le interesaba, lo dejó flotando junto con él. Su espalda estaba entumecida por el cansancio; pero el dolor en sus costillas se había ido. Un cuerpo flotaba a su lado, dando vueltas en círculos sin toparse, completamente desnudo. Los ojos del chico estaban cerrados, respirando pacíficamente el aire puro. De pronto, su estómago rugió. El sonido fue tan fuerte que llegó a los oídos de Adair.Como Adair no tenía la costumbre de comer a menudo, se le había olvidado que Caeli lo necesitaba. Era pasado el mediodía, ya había pasado la hora de almuerzo - ¿tienes hambre? - dijo mientras bajaba los pies a las rocas debajo.Sin abrir los ojos, Caeli contestó - un poco.-E
De pronto, Nicolás se levantó. La silla chirrió al ser empujada. El ambiente se tensó cuando el viejo se volteó a dar la cara - Escúchame niño. No soy un anciano que necesita ayuda todo el tiempo - sus cejas estaban fruncidas - y no tengo porque obedecerte, sino que es al contrario - regañó. Adair estaba estático- Padre, tú sabes muy bien que no te encuentras bien. ¿Te has puesto a pensar en qué pasará si te lesionas más? - padre e hijo estaban discutiendo; mientras Adair se encontraba en medio de la guerra sintiendo que las bombas iban dirigidas a él. Realmente no podía creer que Caeli tuviera el valor de hacerle frente a ese hombre.Don Nicolás estaba frustrado - ¿cómo me lesionaré si es una pieza pequeña la que cargo? - levantó un dedo y señaló a Caeli; sin embargo, fue Adair quien se pagó al borde de la puerta cómo si él estuviera en la mira. Produciendo
Las hojas en el patio corrieron con el viento. Dispersas en el suelo de manera desordenada; mientras la mente de Adair movía sus engranajes, comprendiendo su propia vida - ¿eso quiere decir…? - no terminó de hablar.-Yo sabía que tu padre estaba enamorado de alguien más - la señora jaló la silla de la cabecera - aunque a ninguno nos dieron la oportunidad de elegir; aún así, yo estaba feliz - se acomodó en la silla. Poniendo sus manos en la mesa una sobre la otra - Pero a él se le notaba el desprecio al ser obligado.Adair añadió por lo bajo - ¿por eso, él es infeliz? - no le agregó importancia a sus palabras. No sabía porqué; pero cada vez que estaba en esa casa era como si su vida fuera absorbida. Dejándolo vacío de toda emoción.Su madre bajó la vista a sus manos unidas: mientras respondía - Así es - luego
Su madre se topó con él, apresurada - Adair - se agitó - tu padre…- inhaló, mostrando una expresión indecisa - yo me encargaré de él ahora. No dejaré que vuelva a molestarte - Adair asintió, luego se despidió del rostro triste de la señora; sin embargo, ella volvió a hablar - Será un secreto nuestro lo que me has contado hoy.Adair mostró una sonrisa leve - No hace falta. No me interesa ocultarlo de él - Se calló. A su mente llegaron los sucesos de que pasaría si el chisme corría. Puede que don Nicolás se enterara; del cual sí le importaba su opinión - Está bien. No le digas - se retractó - Cuídate de él. Si pasa algo, no dudes en buscarme. Me puedes encontrar en el taller del herrero - las lágrimas volvieron a correr por el rostro de la señora cuando el joven se giró y emprendió el viaje de regreso.Muchas cosas inundaron su mente. El cansancio del día cayó s
Mientras la tela chorreaba, los dos jóvenes conectaron sus miradas. Entendiendo mutuamente sus pensamientos. El agua, que caía de la prenda, comenzó a disminuir hasta ser sólo una línea fina. Fue Caeli quién rompió el silencio - la verdad, no me molesta - luego añadió - si tú quieres hablar de él, te escucharé.El corazón de Adair se inundó de una sensación cálida - yo no quería que tú te sintieras excluido por hablar de él - se acercó, evitando mojar a Caeli - porque yo te quiero a ti - susurró a un paso de distancia.Los ojos de Caeli se ampliaron; en tanto un rubor intenso empezó a subir desde su cuello hasta su rostro. Los labios de Adair se estiraron en una sonrisa. Llevó la prenda a la estructura de madera, fingiendo no haber sido él quien provocó esa reacción en el chico. La puso sobre la vara para luego estirar los lados; de tal manera que cubriera tod
Las manos traviesas de Caeli tocaron su abdomen. Un escalofrío recorrió su espalda; mientras sentí una mano meterse entre su ropa interior. La mano lo acarició. Sujetó su miembro con calma para moverlo lentamente. Adair sintió las chispas que encendían su fuego interno, poniéndolo ansioso. Separó el beso, tomando la cadera de Caeli para luego arrastrarse hacía atrás junto con el chico. Sus piernas quedaron cómodamente estiradas en la cama. Se recostó, dejando que el chico sacara su pene de la ropa interior.En tanto sus manos se movían arriba y abajo en los muslos del chico, Caeli lo tomó y colocó la punta de su miembro en su entrada. Frente a Adair, el chico estiró la espalda hacía atrás, cerrando los ojos; mientras su parte dura y caliente se introducía lentamente en él. Caeli bajó las caderas hasta topar sus glúteos en Adair. Cerrando toda distancia en ellos. Las manos de Adair se apretaron, percibiendo la se
A la mañana siguiente, Adair se despertó primero. La cabeza de Caeli descansaba en su pecho, movido por suaves respiraciones. Una manta los cubría a los dos; pero Adair podía sentir el cuerpo desnudo de Caeli pegado al suyo. Aunque él mismo, aún llevaba la ropa interior medio puesta. La oscuridad que atravesaba la ventana era el aviso de que todavía era muy temprano; sin embargo, Adair sentía que ya había dormido lo suficiente.El cuerpo, que había quedado cansado la noche anterior, fue reconstruido y revitalizado, despertando con más fuerza. Los moretones en sus brazos parecían curarse a pasos agigantados. Como si Caeli fuera la medicina perfecta que curaba cualquier mal; incluso sus emociones rotas. Quizás, la felicidad que sentía al estar a su lado era parte culpable de la mejora de sus heridas, atacando el mal desde dentro. Llegado hasta ese punto, no se podía imaginar estar lejos de ese chico. El sólo hecho