Abdil Mi otra mitad y yo salimos del hospital, estamos tranquilos porque ellos no dejarán sola a María, incluso la atarán a la cama de ser necesario, o solo porque Amin quieta mantenerla quieta un rato. — Bueno hermano mío, es hora de trabajar de niñeras de perros — no soy admirador de los animales, algo que no comparto con el sujeto a mi lado. Siempre asegure que los perros o gatos son como los bebés, si, esa clase de comparación hago ¿Por qué no? Ambos cagan, orinan, comen y lloran... No son muy diferentes a los adultos. — No quiero, pero era eso o encerrarla en el baño para que no vaya por su amado pancho — hasta el nombre me parece poco pensando, no solo son nuestros apodos. — Yo sí, tengo ganas de ver su hogar, husmear un poco y descubrir más de ella ¿Eres lento? Por eso iré contigo, algo bueno tenemos que sacar de esto — me río de mi hermano mientras nos acomodamos en el auto. — Ya veo porque tú eres el cerebro del dúo. Hay que investigar cómo lo haría una chica, mejor que
María Isabel Odio estar recostada en una cama sin hacer nada, me siento una completa inútil incapaz de hacer algo, por eso mismo cada que no voy a trabajar limpio de arriba abajo mi departamento, por poco y limpio hasta el del vecino para no quedarme recostada por muchas horas. Amo dormir, pero si paso mucho tiempo en cama comienzo a pensar idioteces, cosas como por ejemplo, mi ex. Si, pierdo el tiempo pensando en Antonio un ser que verdaderamente no vale la pena ni el esfuerzo. — ¿Algo más que necesiten de la tienda? — Burak es el más servicial de todos ellos, ahora mismo anda en plan de mandadero. — Unos condones — dice Baruk a modo de chiste, para ser mi jefe se comporta como un niño. — ¿Qué tamaño? Oh sí, extra pequeño — se burla su primo, con esa misma sonrisa sale de la habitación sin darle tiempo a Baruk a reaccionar. — Ya quisiera tener mi miembro — dice apretando los dientes viéndome — ¿Qué? — me pregunta brusco él homo sapiens. — Dos cosas, la primera es que le bajes a
Amin Desde que ví esa jodida fotografía no ha pasado un día en el que no juegue con mi pene, en la ducha o en la cama me masturbo hasta que mi semen pierde color. ¿Pueden culparme? Claro que no, María es una mujer sexy, con piernas largas y estilizadas, su busto es pequeño, pero así nos encantan a nosotros. Pude ver su culo, y con su comportamiento me está dando la oportunidad de marcarlo con mis manos. Nunca conocí a una mujer con un carácter igual, podría decirse que explota tan fácil como un barril lleno de pólvora, es gracioso verla enojada, no sabe controlar esa rosada lengua que seguramente tiene conocimiento de cómo chupar adecuadamente una verga. Desde que la ví en persona noté que no es fácil de tratar, sabe defenderse a través de las palabras, puede que sea porque vive de leer y corregir obras. Las mujeres de mi pasado eran sumisas, criadas para seguir órdenes, por más ridículas y humillantes que sean, todo por el poder y prestigio que nuestro poder podría darles si sabe
María IsabelMañana es la jodida operación ¡Si! Operación, el maldito de Antonio desvió el tabique de mi nariz y por eso mismo no dejaba de sangrar. Ya tengo al mejor médico que hay aquí para atenderme mañana, los Abad se encargaron de todo.— Si hay algo que pueda hacer por ustedes para pagarles las molestias…— Baruk me detiene, esa m*****a costumbre de no dejarme terminar.— Cásate conmigo — ese fue un momento de debilidad, el querer ser agradecida con seres que sólo pretenden una cosa.Boda, algo que no pienso hacer ni en un millón de años.— Lo que sea menos eso — digo tajante mientras hago una cruz con mi mano.— Eres muy exagerada ¿Lo sabías? María, el matrimonio es firmar un papel y convivir con Baruk — minimiza Amin con tono enfadado.— Cásate tú entonces si es que tan fácil es. El matrimonio no es un juego, no para alguien como yo. Además, no es solo convivir con Baruk, también debo hacerlo con cuatro hombres más — no he dormido en toda la jodida noche pensando en una solución
Burak Estoy cansado, dos días completos en el hospital esperando a que operen a María, según los resultados todo está más que bien, tiene una salud perfecta. Amin aprovechó la cantidad de estudios para hacer otro, quiere saber si ella está libre de alguna enfermedad sexual, cosa que por suerte es así. Estamos contentos, ella nos dió la oportunidad de tenerla, tenemos que bajarle hasta la misma luna si eso hace que nos elija, nunca hemos sido tan determinados con respecto a algo, pero María logra ese efecto en nosotros. Esa mujer tiene que ser nuestra esposa, es ideal para enfrentar a los miembros de la familia que dudan de nuestras elecciones, ella les cerrará el culo, si no es con palabra será a patadas, no me importa. — Tengo miedo — admite María, nunca la sometieron a una intervención, y eso la tiene nerviosa desde temprano. Ya está preparada para la cirugía, tiene puesto el gorro y la ropa específica para entrar a la sala. — Estarás bien, no nos iremos de aquí hasta que salga
María Isabel Veo como papi baja sus maletas de la habitación que comparte con mami, ella corre tras él y le pide que no se vaya, que nosotras lo necesitamos, llora desde anoche, cuando papi vino a casa con otra mujer y con unos papeles que lastimaron a mami. — ¡Tenemos una hija! Ella te necesita, no la dejes como a mi, por favor— sostiene las manos de papi, pero de un tirón la deja acostada en el suelo. — Esa mocosa no me importa, fue un error, como el haberme casado contigo ¡Por su culpa soy infeliz! Me obligaron a casarme — mami llora más fuerte. — ¡Ella no tiene la culpa de nada! Fue nuestra culpa por no cuidarnos ¡No debes dejarla! Hazme lo que quieras, pero no dejes a María, ella debe tener a su padre — apreto a mi muñeca Sofía contra mi pecho, papi está gritando mucho y cada vez se acerca más a mami. — Mi única culpa fue conocerte ¡Era tu trabajo no embarazarte! Nos casamos por ella, pero ahora no vale más, ya mi padre murió y por él viví contigo por años — papi me mira cuan
Anás La operación salió tal cual se esperaba, no hubo problema y por eso mismo estamos rumbo a la casa que tenemos aquí, es bueno salir de ese hospital, odio todo lo que tenga que ver con eso, me deprime. María está adolorida, el efecto de la anestesia pasó muy pronto, por eso tenemos a una niña que llora cada cinco minutos porque le duele. — Preciosa, iremos a la farmacia por tus medicamentos — le digo cuando está a punto de llorar por tercera vez en el día. — Bien, necesito morfina para calmar el dolor — Amin la regaña con la mirada. — No voy a dejar que te inyecten algo tan fuerte, puede tener un efecto inesperado — nos detenemos en la farmacia, María al verlo saca su billetera del bolso y le entrega un billete a Amin — ¿Qué es eso? — Mmmm ¿Dinero? Es para los medicamentos — me encanta que sea así, que siempre busque ser independiente de nosotros. — María, no hace falta, nosotros vamos a pagarlo, quedate quieta y no digas nada — es como decirle al mar que deje de fluir. — Lo
María Isabel Duele como el infierno, el asiento justo dió en mi nariz cuando Amin se detuvo, ahora está frente a mi, con el rostro preocupado y sosteniendo el pañuelo para evitar más pérdida de sangre. Hace años que no sentía tanto dolor, puedo ser una niña cuando me lastimo. — Lo siento, te juro que lo ví, ese idiota saltó de la nada — no voy a culparlo, el pobre se trasladó a los asientos traseros en cuanto vió que estaba herida — Llamen al médico, lo esperamos en casa en 10 minutos, no más — dió la orden, yo no podía hablar del dolor, no sé cómo no grité más fuerte. — ¡Voy a matarlo! Hablaré con el abogado, le diré que le saque hasta las ganas de respirar — estoy de acuerdo, eso le dolerá más que cualquier cosa — María ¿Ves lo bueno que es que te quedes en nuestra casa? Ese hijo de puta no te dejará en paz.— Hay que contratar guardias, no podemos dejarla sola, no sabemos de qué sea capaz — Burak de inmediato toma su celular y pide refuerzos. Ni que fuera un terrorista, Antonio