La atmósfera de la boutique más sofisticada de la ciudad se llenó con el sonido de risas y murmullos emocionados mientras Jazmín y su mejor amiga, disfrutaban de copas de champán. Habían sido convocadas por el esposo de Jazmín, quien deseaba que su amada escogiera el vestido más hermoso para la novia más hermosa del universo: ella misma.Jessica, emocionada hasta los huesos, recorría las exquisitas filas de vestidos, ofreciendo entusiastamente sugerencias y opiniones mientras la dependienta presentaba una variedad deslumbrante de opciones. Jazmín, agradecida por el apoyo y la compañía de su amiga, se dejaba llevar por la emoción del momento, dejando que la magia de la ocasión la envolviera.De repente, un vestido capturó la atención de Jazmín. Con un estilo elegante, sencillo y sofisticado, el vestido se ajustaba perfectamente a su figura, adornado con delicadas pedrerías en el pecho que destellaban con cada movimiento. Era una obra maestra de la moda nupcial, y Jazmín se sintió insta
En una celda de alta seguridad, la madre de Roberto se encontraba sola, envuelta en la oscuridad de su propia mente. Los guardias la observaban con una mezcla de desprecio y desdén mientras ella gritaba a pleno pulmón que era inocente, como si el simple acto de negar la realidad pudiera cambiar su destino. — ¡No estoy loca, no lo estoy! — vociferaba, con los ojos llenos de desesperación—. ¡Tienen que creerme! Los guardias intercambiaron miradas de incredulidad. Estaban acostumbrados a lidiar con reclusos que negaban sus crímenes, pero rara vez habían visto a alguien tan vehementemente convencido de su propia inocencia. — ¡Se lo juro, no hice nada malo! — continuaba la madre de Roberto, con una desesperación palpable en su voz. De repente, un acceso de risa histérica se apoderó de ella, sacudiendo su cuerpo con convulsiones mientras lágrimas de angustia rodaban por sus mejillas. Los guardias la miraron con una combinación de incredulidad y compasión, conscientes de que estaban trata
El sol se filtraba a través de las ventanas de la mansión, iluminando delicadamente cada rincón de la espaciosa sala de estar. Jazmín estaba sentada en uno de los cómodos sofás, absorta en sus pensamientos mientras hojeaba un libro, cuando Santiago, entró en la habitación con una expresión seria en el rostro.— Señora Jazmín, el señor Erick está aquí y desea verla — anunció Santiago con cortesía.Una sonrisa se dibujó en el rostro de la joven al escuchar la noticia. Después de mucho, lo volvería a ver.— ¡Perfecto, Santiago! Por favor, hazlo pasar — respondió Jazmín con entusiasmo, dejando a un lado el libro y levantándose del sofá.Erick ingresó a la sala con paso decidido, seguido de cerca por otro hombre que Jazmín reconoció de inmediato: el señor Emiliano, un amigo de la familia. Una oleada de emoción la invadió al verlo, y corrió hacia él para darle un cálido abrazo.— ¡Señor Emiliano! ¡Qué sorpresa tan maravillosa verlo aquí! — exclamó la joven, sintiendo un nudo en la garganta
El aire en la sala de visitas de la clínica psiquiátrica parecía cargado de una tensión palpable cuando Leandro entró, su presencia imponente llenando el espacio con una energía que no pasaba desapercibida. Observó a su sobrino, Roberto, sentado en una silla, aparentemente perdido en sus propios pensamientos. Aunque la relación entre ellos no era la mejor, Leandro sabía que era importante estar presente en momentos difíciles, especialmente cuando se trataba de familia. Se acercó a Roberto con paso firme, su expresión impasible ocultando cualquier indicio de emoción que pudiera estar experimentando en ese momento. Roberto levantó la mirada al sentir la presencia de Leandro, y una mezcla de sorpresa y desconfianza cruzó por sus ojos antes de que intentara forzar una sonrisa. — Tío — dijo Roberto, su tono ligeramente tenso mientras se ponía de pie para saludarlo —. ¿Qué te trae por aquí? Leandro se detuvo frente a su sobrino, observándolo con una mirada penetrante que no dejaba lugar a
El día de la boda finalmente había llegado, y Jazmín se encontraba en su habitación, rodeada de un aura de emoción y anticipación. Desde el momento en que abrió los ojos esa mañana, sintió un cosquilleo en el estómago, mezcla de nerviosismo y felicidad por el día que estaba por venir.Jessica, estaba a su lado, radiante de emoción y entusiasmo. Se movía de un lado a otro de la habitación, ayudando a Jazmín con los últimos detalles de su peinado y maquillaje, mientras compartían risas y recuerdos de los momentos especiales que habían vivido juntas.Solo eran ellas dos. Jessica era la única familia que le quedaba para acompañarla hasta el altar.— ¿Crees que debí ponerme un esmoquin? — bromeó su amiga.— Estás loca, ¿sabes?— Por eso me quieres, chica sensata — respondió —. Estás hermosa, radiante, bella y todo lo lindo que se pueda decir.— No te quedas atrás.— Pero hoy, tú brillarás.Jazmín se miraba en el espejo con una sonrisa nerviosa, admirando el hermoso vestido de novia que luc
La ceremonia había llegado a su fin, y ahora era momento de que los recién casados y sus invitados se dirigieran al banquete para continuar celebrando el amor y la unión de Jazmín y Leandro. La decoración del lugar era una combinación perfecta de elegancia y sencillez, reflejando el estilo refinado de la pareja.Jazmín estaba encantada con cada detalle, admirando los arreglos florales, las luces suaves y la ambientación general que creaba un ambiente cálido y acogedor. Se volvió hacia su esposo con una sonrisa radiante y le agradeció por haber organizado un evento tan hermoso.— Gracias, Leandro. Todo es simplemente perfecto — dijo Jazmín, emocionada por compartir este momento tan especial con su amado.Leandro le devolvió la sonrisa, acariciando suavemente su mejilla.— Te lo mereces, mi amor. Quiero que este día sea inolvidable para ti — le susurró, con la mirada llena de amor y admiración.Tomándola de la mano, Leandro condujo a Jazmín al centro de la pista de baile, donde tendrían
El bullicio de la fiesta de bodas se desvaneció gradualmente mientras Leandro y Jazmín se adentraban en la tranquilidad de la noche. Los últimos destellos de luz de las estrellas y el suave susurro del viento acompañaban su camino hacia el automóvil que los llevaría al aeropuerto, donde comenzaría su tan esperada luna de miel. El rostro de Jazmín brillaba con la felicidad y la emoción mientras caminaba junto a Leandro. Estaba radiante en su vestido de novia, con una sonrisa que iluminaba la oscuridad de la noche. Sin embargo, una pregunta jugueteaba en su mente y no pudo contenerse por más tiempo.— ¿Dónde está nuestro bebé? — preguntó la joven, buscando con ansiedad la respuesta en los ojos de Leandro. Leandro le devolvió la mirada con una sonrisa misteriosa, disfrutando de la emoción en los ojos de su esposa.— Todo está bajo control — respondió enigmáticamente, antes de abrir la puerta del automóvil y ayudar a Jazmín a entrar. El corto trayecto hasta el aeropuerto pasó rápido, y pr
Jazmín, Leandro y su bebé exploraban cada rincón de París con los ojos llenos de asombro y el corazón rebosante de amor. Más bien, Jazmín lo admiraba así, y Leandro la admiraba a ella. Amaba verla feliz, y ser el, el causante de dicha felicidad.La ciudad les ofrecía una infinidad de lugares por descubrir, desde los icónicos monumentos hasta las pintorescas calles adoquinadas, y cada momento juntos era una oportunidad para crear recuerdos imborrables en familia. Una tarde soleada, mientras paseaban por un encantador parque parisino, Jazmín se detuvo junto a Leandro y su hijo y se dejó caer en un banco bajo la sombra de un frondoso árbol. Observó a su esposo con cariño, admirando la forma en que jugaba con su hijo, haciéndolo reír con cada ocurrencia.— Leandro, ¿estás feliz? — preguntó Jazmín, buscando la mirada de su esposo con una mezcla de curiosidad y ternura.El magnate detuvo sus juegos por un momento y miró a Jazmín con una sonrisa radiante.— Más que feliz, belleza. Desde que