No olviden interactuar y compartir con sus amigos.
La casa de los tíos de Jazmín se alzaba imponente frente a ella, evocando recuerdos dolorosos y emociones encontradas. Había vivido allí durante mucho tiempo, soportando maltratos emocionales y, en ocasiones, físicos. Ahora, se encontraba frente a esa misma puerta, sintiendo un nudo en el estómago y el corazón latiéndole con fuerza en el pecho. Con un suspiro profundo, Jazmín tocó la puerta, sintiendo la madera bajo sus dedos temblorosos. Unos momentos de espera se hicieron eternos antes de que la puerta se abriera lentamente, revelando la figura de su tía en el umbral. La expresión perpleja de su tía se congeló por un instante antes de que una sonrisa artificial se extendiera por su rostro. — ¡Jazmín! ¡Qué sorpresa verte aquí! — exclamó su tía, abriendo los brazos para abrazarla. Leandro arqueó las cejas, por la forma tan falsa de saludar a su esposa, aunque no debería sorprenderse, pues ya había visto de todo en ese cruel mundo. Jazmín se sintió como si estuviera petrificada en e
La tensión en la habitación era palpable mientras Jazmín procesaba las revelaciones impactantes de su tía. La mujer se mantenía en silencio, con los ojos llenos de lágrimas, esperando la reacción de su sobrina. Una carcajada amarga brotó de los labios de la joven, y negó. — Será difícil perdonarte — dijo Jazmín finalmente, su voz cargada de emoción —. Lo que hiciste... lo que tu esposo hizo... fue imperdonable. Las palabras de Jazmín resonaron en la habitación, envueltas en un aura de dolor y resentimiento. La tía de Jazmín bajó la mirada, incapaz de enfrentar la mirada acusadora de su sobrina. — Lo sé — susurró, con la voz ahogada por el remordimiento —. Lo siento... lo siento mucho. — ¿Lo sientes? ¿O solo lo haces, porque estás a punto de vivir en la calle? — Yo…, estamos mal económicamente. Jazmín inhaló profundamente, tratando de contener la tormenta de emociones que la invadía. — Y eso no es todo — continuó Jazmín, su voz resonando con firmeza —. Sé que la empresa que algu
Los dís iban pasando, y pronto la noticia de que las empresas que fueron alguna vez de sus padres, había desaparecido. Pudo haberles comprado, y ser dueña, pero ya debía dejarlo atrás. La vida se estaba encargando de sus tíos a su manera.Por otra parte, en las redes circulaba la foto de su prima Camila y su esposo. Se veían muy felices al otro lado del mundo, lejos de estos lugares. Jazmín se sentía feliz por ella, pues había encontrado el amor, y aquello había ablandado su alma, aunque no haya tendido su mano a sus padres.Quizás era lo mejor.Su celular vibra en sus manos, y entonces se percata que es su mejor amiga.— Mi hada madrina ha aparecido — bromea.— Quiero avisarte, que pronto estaré por ahí; pero… quiero pedirte un grandísimo favor — dijo Jessica —. Quiero quedarme en un hotel.Jazmín frunció el ceño, y de inmediato supo por qué.— ¿No quieres estar cerca de Santiago?— Exactamente. Quiero hacerle el trabajo más fácil — Soltó un sonoro suspiro —. Se enamoró.— ¿Y tú no?
La atmósfera de la boutique más sofisticada de la ciudad se llenó con el sonido de risas y murmullos emocionados mientras Jazmín y su mejor amiga, disfrutaban de copas de champán. Habían sido convocadas por el esposo de Jazmín, quien deseaba que su amada escogiera el vestido más hermoso para la novia más hermosa del universo: ella misma.Jessica, emocionada hasta los huesos, recorría las exquisitas filas de vestidos, ofreciendo entusiastamente sugerencias y opiniones mientras la dependienta presentaba una variedad deslumbrante de opciones. Jazmín, agradecida por el apoyo y la compañía de su amiga, se dejaba llevar por la emoción del momento, dejando que la magia de la ocasión la envolviera.De repente, un vestido capturó la atención de Jazmín. Con un estilo elegante, sencillo y sofisticado, el vestido se ajustaba perfectamente a su figura, adornado con delicadas pedrerías en el pecho que destellaban con cada movimiento. Era una obra maestra de la moda nupcial, y Jazmín se sintió insta
En una celda de alta seguridad, la madre de Roberto se encontraba sola, envuelta en la oscuridad de su propia mente. Los guardias la observaban con una mezcla de desprecio y desdén mientras ella gritaba a pleno pulmón que era inocente, como si el simple acto de negar la realidad pudiera cambiar su destino. — ¡No estoy loca, no lo estoy! — vociferaba, con los ojos llenos de desesperación—. ¡Tienen que creerme! Los guardias intercambiaron miradas de incredulidad. Estaban acostumbrados a lidiar con reclusos que negaban sus crímenes, pero rara vez habían visto a alguien tan vehementemente convencido de su propia inocencia. — ¡Se lo juro, no hice nada malo! — continuaba la madre de Roberto, con una desesperación palpable en su voz. De repente, un acceso de risa histérica se apoderó de ella, sacudiendo su cuerpo con convulsiones mientras lágrimas de angustia rodaban por sus mejillas. Los guardias la miraron con una combinación de incredulidad y compasión, conscientes de que estaban trata
El sol se filtraba a través de las ventanas de la mansión, iluminando delicadamente cada rincón de la espaciosa sala de estar. Jazmín estaba sentada en uno de los cómodos sofás, absorta en sus pensamientos mientras hojeaba un libro, cuando Santiago, entró en la habitación con una expresión seria en el rostro.— Señora Jazmín, el señor Erick está aquí y desea verla — anunció Santiago con cortesía.Una sonrisa se dibujó en el rostro de la joven al escuchar la noticia. Después de mucho, lo volvería a ver.— ¡Perfecto, Santiago! Por favor, hazlo pasar — respondió Jazmín con entusiasmo, dejando a un lado el libro y levantándose del sofá.Erick ingresó a la sala con paso decidido, seguido de cerca por otro hombre que Jazmín reconoció de inmediato: el señor Emiliano, un amigo de la familia. Una oleada de emoción la invadió al verlo, y corrió hacia él para darle un cálido abrazo.— ¡Señor Emiliano! ¡Qué sorpresa tan maravillosa verlo aquí! — exclamó la joven, sintiendo un nudo en la garganta
El aire en la sala de visitas de la clínica psiquiátrica parecía cargado de una tensión palpable cuando Leandro entró, su presencia imponente llenando el espacio con una energía que no pasaba desapercibida. Observó a su sobrino, Roberto, sentado en una silla, aparentemente perdido en sus propios pensamientos. Aunque la relación entre ellos no era la mejor, Leandro sabía que era importante estar presente en momentos difíciles, especialmente cuando se trataba de familia. Se acercó a Roberto con paso firme, su expresión impasible ocultando cualquier indicio de emoción que pudiera estar experimentando en ese momento. Roberto levantó la mirada al sentir la presencia de Leandro, y una mezcla de sorpresa y desconfianza cruzó por sus ojos antes de que intentara forzar una sonrisa. — Tío — dijo Roberto, su tono ligeramente tenso mientras se ponía de pie para saludarlo —. ¿Qué te trae por aquí? Leandro se detuvo frente a su sobrino, observándolo con una mirada penetrante que no dejaba lugar a
El día de la boda finalmente había llegado, y Jazmín se encontraba en su habitación, rodeada de un aura de emoción y anticipación. Desde el momento en que abrió los ojos esa mañana, sintió un cosquilleo en el estómago, mezcla de nerviosismo y felicidad por el día que estaba por venir.Jessica, estaba a su lado, radiante de emoción y entusiasmo. Se movía de un lado a otro de la habitación, ayudando a Jazmín con los últimos detalles de su peinado y maquillaje, mientras compartían risas y recuerdos de los momentos especiales que habían vivido juntas.Solo eran ellas dos. Jessica era la única familia que le quedaba para acompañarla hasta el altar.— ¿Crees que debí ponerme un esmoquin? — bromeó su amiga.— Estás loca, ¿sabes?— Por eso me quieres, chica sensata — respondió —. Estás hermosa, radiante, bella y todo lo lindo que se pueda decir.— No te quedas atrás.— Pero hoy, tú brillarás.Jazmín se miraba en el espejo con una sonrisa nerviosa, admirando el hermoso vestido de novia que luc