Santi
Espero una pelea larga y pareja, pero de larga no tiene nada y de pareja, menos.
Cuando Grillo sube al ring, envuelto en ese silencio y con esa calma, de verdad de asusto. Pensé que estaría más listo, o mejor dicho, más emocionado o… no sé. Pero definitivamente esa actitud no es la que debería tener un peleador, parece que está a punto de dormirse.
Su oponente, por el contrario, ya está hasta sudando. Pensé que había pocos hombres en el mundo con la complexión de Grillo, ¡y creo que los usan a todos para esto!
El ruso es una m
LucianaMe estoy riendo. Por primera vez en mucho tiempo me estoy riendo en serio. Sin pensar en Alonso, en Santiago o en nadie más que mí misma. La comida es deliciosa, el vino también y César es un amor de hombre. Esgracioso, es afable, y es extremadamente gentil, me encanta su compañía, aunque no soy ciega ante el hecho de que es bastante ligero de cascos.No es que me moleste porque no me interesa tener una relación con él, pero para pasar el rato puede ser bastante divertido. Me descalzo los zapatos porque el día ha sido largo y ya es de madrugada.—¿Entonces? —pregunta César con picardía mien
GrilloEstoy a punto de explotar de la risa con esas últimas palabras de Santi. Solecito patalea sobre mi hombro como burra de feria pero no la suelto. Si se cree que esta vez va a librarse de mí haciendo un berrinche está muy equivocada.La pongo en el asiento del copiloto y la beso. Se
Luciana—¿Estás lista?... ¡Mamá! —doy un respingo cuando me llega la voz urgente de Santi. Estoy demasiado distraída desde el día en que Grillo se quedó conmigo, o mejor dicho, me hizo un secuestro expres y terminamos durmiendo juntos por primera vez en quince años.Es lo más extraño que he hecho en mucho tiempo. Dormí como una niña y por una vez no sentí esta inquietud como de que algo me falta. Soy la mujer más terca de la tierra, pero aunque me trague mis palabras delante de Grillo, al menos ante mí misma debo reconocer que es una persona muy importante para mí.Las cosas cuan
GrilloNo sé ni a qué velocidad conduzco, pero sí sé que estoy a punto de que me correteen todos los patrulleros de Mónaco y dada la situación, no me molestaría que me siguieran todos hasta la casa de T
Luciana. Me detengo frente a la maravillosa estructura de la bodega y mientras esto para Santi es un motivo de asombro, recuerdo que para mí solía ser algo completamente natural. Un viñedo era algo simple, incluso comú
GrilloLuciana c
LucianaSon las nueve de la noche y es el segundo día que llevamos en Francia. No he sabido de Grillo desde anoche y tengo este nudo en la garganta que no me ha dejado comer, ni hablar, ni dormir. Santiago ha estado ocupado con César en la cata de vinos, y no me ha preguntado por su padre, supongo que porque cree que me voy a enojar.Por suerte o por desgracia, hoy no repitieron el modus operandi de ayer, y cuando Santi entra en nuestra habitación me ve dando vueltas de un lado a otro del balcón como si fuera una loba desterrada.—¿Mamá estás bien?
GrilloSiento un calor extraño en los párpados, como una luz de esas tan potentes que no importa que tengas los ojos cerrados, igual te molesta. Deben ser las antorchas del infierno porque el cielo definitivamente no me lo he ganado.Abro poco a poco los ojos, pero no logro enfocar la vista. Me lleva unos minutos reconocer que estoy en una habitación de hospital, y debe ser uno bueno porque todo se ve bastante bonito por aquí.Me miro las manos, tengo dos vías conectadas un poco más arriba de las muñecas, y un monitor a mi derecha hace el ruidito más insoportable del mundo. Tengo una mara&