Capitulo 46.1

Amelia sentia que lo que staba a punto de hacer era una verdadera locura pero desde que supo que ellos realizarian este viaje supo que tal vez llegaria esto a ocurrir. Ella se quedó de pie en el umbral de la puerta sonriendo insegura. Llevaba un camisón ligero, una pequeña pieza muy sexy en seda verde que le colgaba de los hombros por unos tirantes increíblemente finos y que le llegaba hasta la mitad de los muslos. El pelo, suelto y rizado, le caía por la cara y los hombros como una cortina de fuego.

-Vaya! -exclamó.

Ella sonrió y cruzó la habitación hacia él con un, movimiento seguro de caderas.

-¿Te gusta? -preguntó deslizando los brazos por su pecho.

Puso las manos sobre su cintura pero la suavidad de la seda lo animó a deslizarlas hasta sus caderas. -

-Es una mezclar de amor y odio. Me gusta, pero ahora no. Ahora preferiría que no llevarás nada.

-Está bien -dijo cruzando la habitación y tumbándose en la cama-. Pero tú primero.

Se quitó la camisa de los hombros pero había olvidado
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