LYNETTE—Brentt —jadeo.Sus manos recorren cada espacio se mi piel, he perdido la noción del tiempo, no sé cuánto llevamos encerrados en la habitación, ha pasado una semana desde que me propuso ir en serio y he aceptado, ¿por qué negar esto? Ya no tiene caso que sigamos luchando por algo que tarde que temprano va a ocurrir, así que es mejor dejar las cosas claras en estos momentos. —Mía —repite.Cada día nos llevamos mejor, descubrí que si ambos lo intentamos, nos podemos sincronizar desde un punto en el que él puede deducir qué pienso, y yo voy conociendo sus gustos. Ha estado follándome como si no hubiera un mañana. Y ahora, en estos momentos, me mantiene en una posición de cuatro. Mis nalgas están calientes de tantas palmadas que me ha dado, por mis muslos se deslizan mis jugos mezclados con los suyos, entra y sale de mí, su profundidad es tal, que incluso aunque quisiera parar, ya no podría. Me tiene rendida a sus pies, lo sabe. Mañana es el día de nuestra boda por la ley crimi
BRENTTHORAS ANTES—¿Estás seguro del paso que vas a dar? —me pregunta Boris. Levanto la mirada, esta semana ha estado actuando extraño, es como si estuviera cuestionando todas mis acciones, cuando él solo es el maldito consejero, sigo sin poder confiar al cien en él, porque una parte de mí, sabe que de esa manera mantiene informado de todo a mi padre, quien al parecer, se está divirtiendo estando dentro de la orden. —¿A qué te refieres? —enarco una ceja con incredulidad. —Sabes de lo que hablo —se cruza de brazos. Una posición que suele usar cuando está pensando en algo, cuando algo le preocupa. —Ni siquiera con Ariella te casaste por la ley criminal —replica—. Esto no es un juego, es importante, debes pensar en todas las cosas que llevas en contra. —¿Cómo cuáles? —dejo caer mi espalda sobre el respaldo de mi silla. —Como el hecho de que la organización siga desconfiando de ella y la vea como una posible traidora a futuro. —Ella jamás me traicionará, y con eso basta. —Eres e
LYNETTENo comprendo qué es lo que pasa, por un segundo que parece ser una eternidad, me encerré en mis propios pensamientos, el pasado regresó y me dio miedo, esta vez es una clase de miedo distinta a la que había estado soportando, es como si mis demonios hubieran despertado y estén amenazando mi vida de nuevo. No, no me puede estar pasando esto, he luchado mucho para seguir con mi vida, para ser una persona distinta a la que era antes, lo estaba haciendo bien, hasta ahora, descubrieron mi secreto y ahora tengo que dar una explicación. —Lynette.La voz ronca de Brentt me devuelve a la realidad, la mía, sus ojos me cuestionan, no hace falta que diga algo, no hacen falta palabras para hacerme saber que esto es lo que está pasando, que esto… —Brentt… yo… —¡Asesina! —exclama Yara. —¿Qué? —pregunto confundida. —¡No te hagas la mosca muerta, ya sabemos que fuiste tú quien mató a Ariella! —grita Yara a todo pulmón. No sé de qué habla, yo no he matado a Ariella, yo ni siquiera la con
BRENTTHace años… Gotas de sudor recorren todo mi cuerpo, siento el imperioso deseo de terminar con esto, es placentero, al menos para mí, entro y salgo del cuerpo de Ariella, la mujer que amo, mi esposa, mi maldita esposa. Ella abre las piernas para recibir todo lo que tengo para ella, no obstante, hay algo que notó, y es que en su rostro no parece haber algún rastro de satisfacción. —Te amo —le susurro. Hace años que no cogíamos, no teníamos tiempo, y ahora, que prácticamente no tuvo más opción, parece que follo con una muñeca sin vida. Siento su rechazo. Ella piensa que no me doy cuenta, pero lo hago, cuando termino de eyacular dentro de ella, solo cierra las piernas, intento darle un beso en los labios, lo recibe con una sonrisa fingida. Pero no hay más, solo eso, un simple beso en los labios, casto y puro, no hay pasión, no hay amor, no hay nada, ¿por qué me aferro tanto? Porque la amo, esa es la realidad. —¿Todo bien? —le pregunto. Hago a un lado el cabello que se le pegó
LYNETTEMe levanté temprano, la puerta seguía abierta, lo que significa que sigo siendo una prisionera, después de llorar anoche y de pensar las cosas, me doy cuenta de que nada ha cambiado, la mala suerte me sigue a donde sea, incluso ahora, Brentt se niega a hablar conmigo, no me miró cuando todo sucedió. Era como si solo estuviera frente a los fantasmas de su pasado, mismos que lo atormentan. Por lo que me doy una ducha de agua caliente con la esperanza de que todo vuelva a la normalidad. La noticia de que aquella muerte en aquel accidente era de Ariella, hace que me sienta mucho peor. Observo mi reflejo, no me gusta lo que veo, frente a mí, hay una mujer cobarde, llena de miedos y de inseguridades. Mis ojos están inyectados en sangre, mis pupilas dilatadas, de pronto, siento las náuseas de nuevo, no he estado comiendo bien, e incluso me siento fatigada. Luego de vomitar durante lo que me parecen más de veinte minutos, salgo del baño, en cuanto lo hago, golpeo la puerta para que
NARRADOR OMNISCIENTELynette se sintió traicionada por Brentt cuando le pidió el divorcio, su corazón se marchitó, ni siquiera le dio la oportunidad de hablar bien, de explicarle las cosas, de cómo se sentía, solo la desechó tan rápido, mientras la subían por la fuerza al avión, sin permitirle despedirse de sus hijos, se dio cuenta de una cosa, y es que nunca iba a volver a ver a sus hijos. —¡Por favor, no! —exclamó.Sin embargo, nadie la escuchó, nadie la oyó, hizo todo lo que estaba en sus manos para evitarlo, estuvo a punto de rogarle de rodillas a Brentt que no le hiciera esto. Es decir, si deseaba echarla de su casa, estaba bien, de su vida, bien, pero no de sus hijos, cuando ellos eran la única luz que aportaba vida a su existencia. Pero él estaba tan dolido por lo de Ariella, que solo quiso que toda la pesadilla acabara. —Por favor… Nadie la escuchó, y si lo hacían, no le prestaban la atención debida, además, había que seguir con las instrucciones de su Capo, cuando la subi
LYNETTELa cabeza me duele, es como si me hubieran golpeado, poco a poco abro los ojos hasta darme cuenta de mi realidad, no se trató de un sueño, Brentt fue a verme minutos antes, me hizo devolverle el anillo, luego me inyectó algo que me hizo perder el conocimiento de manera rápida. Todo era real, él me alejó de mis hijos, me encuentro dentro del mismo avión, trato de quitarme el cinturón al sentir náuseas. —El baño está al fondo —me dice un italiano armado. —Gracias —respondo de mala gana. Corro y enseguida vomito, hace días que me siento así, no comprendo, puede que tenga algo en mi sistema, tal vez una enfermedad. Para cuando salgo, el mismo tipo ya me está esperando en la puerta, como todo un guardián, sé que en cuanto aterricemos en los Estados Unidos, esto acabará, Italia para mí. A estas alturas, ni siquiera me importa Brentt, o el hecho de que tenga el corazón más que roto, sino, que me hubiera quitado a mis hijos de la peor manera, ni siquiera permitió que me despidiera
NARRADOR OMNISCIENTELa noche era más fría en Italia de lo que imaginaba, Ulyses, el actual líder de la mafia turca, pese a sus orígenes americanos, había logrado más que el resto del mundo había hecho por él, los gritos del hombre que estaba detrás, parecía música para sus oídos, se encontraba en uno de los sótanos de la estancia dentro de su mansión, en Italia, una fortaleza bien cuidada y escondida, que le traía grandes recuerdos, ya que en esta mansión, había procreado al que iba a ser su legado. —¿No te parece que es una gran noche para morir? —Le preguntó al tipo. —¡Yo no hice nada! —gritó aquel hombre. —Lo sé, lo sé, tú no tienes la culpa de lo que tu Capo hizo, sin embargo, este es el mundo de la mafia, ¿cómo es que alguien tan cobarde como tú, es capaz de estar dentro de las filas de la mafia italiana? —Yo soy leal al Capo, pero no quiero morir —sollozo el cobarde. Si había algo que odiaba Ulyses, era encontrarse cara a cara delante de un hombre que casi mea los pantal