NARRADOR OMNISCIENTELa noche era más fría en Italia de lo que imaginaba, Ulyses, el actual líder de la mafia turca, pese a sus orígenes americanos, había logrado más que el resto del mundo había hecho por él, los gritos del hombre que estaba detrás, parecía música para sus oídos, se encontraba en uno de los sótanos de la estancia dentro de su mansión, en Italia, una fortaleza bien cuidada y escondida, que le traía grandes recuerdos, ya que en esta mansión, había procreado al que iba a ser su legado. —¿No te parece que es una gran noche para morir? —Le preguntó al tipo. —¡Yo no hice nada! —gritó aquel hombre. —Lo sé, lo sé, tú no tienes la culpa de lo que tu Capo hizo, sin embargo, este es el mundo de la mafia, ¿cómo es que alguien tan cobarde como tú, es capaz de estar dentro de las filas de la mafia italiana? —Yo soy leal al Capo, pero no quiero morir —sollozo el cobarde. Si había algo que odiaba Ulyses, era encontrarse cara a cara delante de un hombre que casi mea los pantal
LYNETTELa alarma de mi despertador suena, abro los ojos de golpe, con el pecho subiendo y bajando, por mis mejillas se derraman las lágrimas, la misma pesadilla en donde Brentt me quita a mis ojos, solo que esta vez, veo al padre de mis hijos como lo que es, un monstruo, una bestia hambrienta de sangre. —Todo estará bien —me repito como todos los días al despertar. Han pasado dos meses desde que me desterró de Italia y me arrebató a mis hijos de la peor manera, Zair y el FBI no han sabido nada, aunque sé que están haciendo su mayor esfuerzo, giro mi cabeza, al lado, sobre la cómoda, detallo la foto que mandé imprimir, donde se ven mis dos bebés sonriendo, no me olvido de ellos, nunca lo haré. Mael y Malek son mi mundo, espero poder en el futuro tenerlos de nuevo entre mis brazos. Me incorporo, en todo este tiempo he estado entrenando como loca, no he parado, me va bien en la academia y me pagan por ello, gracias a Zair, así que hago mi mayor esfuerzo. Si esto me puede ayudar en u
LYNETTEIntento ser valiente, al principio pensé que las cosas serían sencillas, pero ahora, que me encuentro frente a una indefensa prueba de embarazo, me considero una cobarde, la última vez que estuve embarazada, llevaba un control con la empresa en donde presté mi vientre, pero ahora las cosas eran distintas, no solo estaba en riesgo mi seguridad, sino, la de este bebé si es que existe, en especial porque el padre sería de nuevo, Brentt, el hombre que más odio. Y si me quitó a mis hijos, si llegase a enterarse de esto… —No saques conjeturas sin saber —me digo a mí misma.Puede que no esté embarazada y solo se trate de una falsa alarma, sí, eso debe ser. Respiro hondo, me hago la prueba de embarazo y pongo la alarma de mi móvil, para esperar, la dejo sobre el lavabo, camino de un lado a otro, pensando en todo lo que me ha pasado, no puedo estar embarazada, no quiero, no es un buen momento, y a más, de que no quiero tener un grillete más en el cuello que me ate a Brentt. Respiro
BRENTTSUCESO ANTES DE QUE SE CASARAN POR LA LEY CRIMINALNo puedo contenerme, siento que la sangre me hierve de tal manera, que el aire explota en mis pulmones, creo que estoy perdiendo la cabeza por esta mujer. —Me duele —gime debajo de mi cuerpo. Tengo una maldita ansiedad enferma por hacer que le duela cada uno de mis embistes, por ello, la penetro hasta el fondo, Lynette jadea como zorra, se muerde el labio inferior y me clava las uñas en la espalda. Llevamos más de cinco horas encerrados, no he parado de hacerle el amor, de hacerla mía. He marcado su cuerpo tantas veces, como me es posible, que siento que ella está comenzando a desvanecerse. —Móntame —le pido. Ella suelta un quejido de dolor cuando salgo de ella, me recuesto y se coloca enseguida a horcajadas de mí, es tan suave, tan mojada y malditamente estrecha, conforme va bajando, ella hace una mueca de dolor y placer. —Baja —digo con impaciencia. Pero ella se toma su tiempo a propósito, es decir, poco a poco baja ha
BRENTTEl sonido de la música es demasiado estridente para mi gusto, hace semanas que no estoy de humor, es como si me hubieran arrancado todo el sentido de mi existencia, como si ya nada tuviera color, solo cuando estoy con mis hijos, ellos son mi única fuerza en estos momentos, es por ello que sigo adelante y no apago mis sentimientos o emociones, si lo hiciera, me convertiría en un monstruo. —Por aquí —me indica la mujer con poca ropa. Las luces neón que parpadean, le dan un aire más peligroso al lugar, en especial porque son de color rojo y azul. Me muevo con destreza entre los corredores, nadie se atreve a cruzarse en mi camino siquiera, mucho menos mirarme, así es como deben ser las cosas, nada. La mujer me guía hasta uno de los palcos que están dentro de la zona privada del club nocturno, muchas putas intentan coquetear conmigo, las detallo, algunas son hermosas, incluso mantienen un cuerpo firme y delicioso, mi polla estaría encantado de bañarse con sus jugos, el problema e
BRENTTLynette no sale de mi cabeza, en todo el trayecto que llevo, ella es en lo único que pienso, es como estar hundido en un mar profundo, a punto de ahogarme, una parte enferma de mí, la necesita, y otra, la odia, sabe que es solo una jodida traidora, es por ella que Ariella murió, pero al mismo tiempo mi ex esposa era una traidora para la mafia italiana. Desde que era pequeño, crecí creyendo en historias en donde mi sangre, mi familia, los bisabuelos eran americanos, luego la sangre se fue purificando hasta llegar a ser los dueños de la mafia italiana. Es por ello que nuestro apellido no encaja pero la reputación sí, y eso es lo único que cuenta. Espero paciente hasta llegar a mi destino, donde está la fábrica en la que se encuentra el cuerpo inerte de Yara, Boris debe estar demasiado intrigado, el asunto es que según las palabras de Ares, no se ha aparecido, toda la organización cree que debe estar viviendo su duelo en silencio, apartado del mundo, yo, por el contrario, pienso
LYNETTEDespierto a mitad de la noche con la respiración agitada y el pecho subiendo y bajando, estoy alterada, lo sé, hace ocho meses que mi vida cambió, rodeo con una mano mi vientre redondo y me recuerdo con temor, que estoy bien y que Brentt nunca nos va a encontrar, no lo voy a permitir. Me levanto viendo el cuerpo que está a mi lado, hace ocho meses que acepté casarme con Zair solo para mantener un perfil bajo y que nadie supiera que mi bebé, lleva la sangre del hombre que me ha destruido media vida, el mismo que me arrebató a mis hijos. Brentt White, un hombre que espero no ver jamás en la vida. Zair sigue intentando encontrar la manera legal para que pueda recuperar a mis hijos, él no me lo quiere decir con esas palabras, pero la realidad es que no se va a poder nunca, ya que Brentt es el Capo de la mafia italiana, y tiene muchos contactos con la ley, perdería con solo intentarlo y solo haría que se enfadara más. Me duele el hecho de que no pueda ver a Mael y a Malek, ellos
LYNETTEEsto es horrible, es la peor situación a la que me he enfrentado, la primera vez sabía que todo estaría bien, pero en esta ocasión, el ambiente hostil no me ayuda mucho, Zair maneja con los nervios a flor de piel, mientras hace un par de llamadas para que todo esté preparado. —Todo va a estar bien —me susurro. Las contracciones van en aumento, ya me sentía mal desde ayer, pero deduje que solo era por el estrés. Las imágenes que vi en el periódico no ayudan mucho, en ellas se le ve a Brentt, como un gran empresario millonario que se acababa de casar hace dos días, con una rubia despampanante, se veía tan feliz, que me sentó como una patada en el estómago. Él ya había comenzado una nueva vida, sin mí, me había olvidado tan fácil, una muestra clara de que nunca sintió amor por mí, jamás me amó, y todas esas palabras que me decía, eran solo una mentira más del Capo de la mafia italiana, todo ese tiempo estuve jugando como uno de sus peones, nunca me miró como su reina en el tab