LYNETTEDespierto a mitad de la noche con la respiración agitada y el pecho subiendo y bajando, estoy alterada, lo sé, hace ocho meses que mi vida cambió, rodeo con una mano mi vientre redondo y me recuerdo con temor, que estoy bien y que Brentt nunca nos va a encontrar, no lo voy a permitir. Me levanto viendo el cuerpo que está a mi lado, hace ocho meses que acepté casarme con Zair solo para mantener un perfil bajo y que nadie supiera que mi bebé, lleva la sangre del hombre que me ha destruido media vida, el mismo que me arrebató a mis hijos. Brentt White, un hombre que espero no ver jamás en la vida. Zair sigue intentando encontrar la manera legal para que pueda recuperar a mis hijos, él no me lo quiere decir con esas palabras, pero la realidad es que no se va a poder nunca, ya que Brentt es el Capo de la mafia italiana, y tiene muchos contactos con la ley, perdería con solo intentarlo y solo haría que se enfadara más. Me duele el hecho de que no pueda ver a Mael y a Malek, ellos
LYNETTEEsto es horrible, es la peor situación a la que me he enfrentado, la primera vez sabía que todo estaría bien, pero en esta ocasión, el ambiente hostil no me ayuda mucho, Zair maneja con los nervios a flor de piel, mientras hace un par de llamadas para que todo esté preparado. —Todo va a estar bien —me susurro. Las contracciones van en aumento, ya me sentía mal desde ayer, pero deduje que solo era por el estrés. Las imágenes que vi en el periódico no ayudan mucho, en ellas se le ve a Brentt, como un gran empresario millonario que se acababa de casar hace dos días, con una rubia despampanante, se veía tan feliz, que me sentó como una patada en el estómago. Él ya había comenzado una nueva vida, sin mí, me había olvidado tan fácil, una muestra clara de que nunca sintió amor por mí, jamás me amó, y todas esas palabras que me decía, eran solo una mentira más del Capo de la mafia italiana, todo ese tiempo estuve jugando como uno de sus peones, nunca me miró como su reina en el tab
BRENTTLa cabeza me estalla mientras termino de masturbarme, es vergonzoso que tenga que recurrir a esto después de ocho meses, la última mujer con la que estuve fue con Lynette, y el recordar cómo inundé su coño con mi semen, hace que siente la necesidad de hacerlo, pero rápido borro ese deseo y trato de sustituirlo por alguna otra mujer, con frustración me doy cuenta de que no funciona. Es como si mi polla solo quisiera a Lynette, la madre de mis hijos, cansado, me rindo, puedo tener a la mujer que me plazca, solo tengo que chasquear los dedos y listo todo arreglado, tengo lo que quiero, pero en el fondo, esa mujer ya no existe en mi mundo, la saqué de mi vida para mantenerla a salvo, y porque este no es su lugar. Hace tanto que no sé nada de ella, porque no he querido, pero sé que se encuentra bien, cada cuatro meses, uno de mis agentes la visitará de forma secreta, tiene la orden de decirme solo si está bien o mal, sin muchos detalles, es por eso que este mes, será lo mismo. Au
LYNETTEEl agua caliente siempre ha relajado mi cuerpo, es un hecho que mi vida cambió desde que conocí a Brentt White, mí ahora enemigo número uno, y el padre de mis hijos, lo odio, han pasado tres malditos años, tres años en los que me jodió el poder ver crecer a Mael y Malek, y en los que del mismo modo que él hizo conmigo, no tiene ni idea que tuvo otra hija con la mujer que echó de su vida como si no significara nada, ojo por ojo, diente por diente. La ausencia de mis hijos me ha dejado un hueco enorme en el pecho que ni siquiera mi Rina, puede cubrirlo, porque sin ellos dos, mi vida está incompleta. En todo este tiempo he trabajado duro y he entrenado, ahora, soy una agente del FBI, una de las mejores, la mujer que era antes, murió cuando nació Rina. Aquella mujer que era débil, llorona, aquella que tenía tanto miedo y se refugió en el anonimato para que la mafia italiana no la encontrara y sospechara de Rina, ya que ella es la viva imagen de su padre, ahora mi pequeña tiene t
LYNETTE—¡Lynette! Sigo caminando por los pasillos, con la carpeta en la mano, la misma que contiene toda la información que necesito sobre Elsa White. Zair me alcanza y me detengo con el ceño fruncido, porque ya sé qué es lo que me va a decir. No entiendo cómo es que sigue insistiendo en algo que tarde o temprano va a ocurrir, y eso es un hecho, así es como tiene que ser. Esta es una misión en la que no puedo dejar que los sentimientos me arrebaten la profesionalidad que he desarrollado, eso sí que no. —¿Qué es lo que me dirás? —inquiero con la poca paciencia que me queda, le quiero, sin embargo, estos últimos días se ha convertido en un dolor en el trasero muy insistente. —Quiero que estemos bien. —Sabes que no podemos. —¿Por qué no? Además, eso no es por lo que me detuve, te guste o no, soy tu superior, no creo que estés capacitada con lo mejor para enfrentar a Elsa, es la mujer del Capo, su esposa —espeta con firmeza y pareciera que disfruta de restregarme en la cara que yo
BRENTTElsa debe entender de una vez por todas, que no importa los esfuerzos que haga, nunca la veré como una mujer a la que ame o venere, jamás, incluso ahora, que se pasea desnuda en la habitación del hotel en donde nos hospedamos, y en donde en definitiva ella está más que dispuesta a que le meta la polla, el problema es que en mi mente tengo otros planes con su cuerpo, y uno de ellos, es hacer que se acueste con el líder del cartel de Colombia, el mismo que está aquí, disfrazando sus verdaderas intenciones en negocios, con la fecha de su cumpleaños. —No quiero hacerlo —desliza sus manos sobre mis hombros—. Quiero tu polla en mi cuerpo, no en el de cualquiera. Ella hace el intento por besarme en la boca, buscando mis labios, desde que estuvimos en este maldito matrimonio falso, nunca, y cito, nunca la he besado, jamás, a decir verdad, siento la necesidad luego de matarla, de eliminarla de mi vida, o de cortarle las manos cuando se atreve a tocarme, más, cuando tiene el descaro de
LYNETTESoy una inútil y una idiota, eso es lo que me considero en estos momentos, no pude dispararle al hombre me ha herido tanto, al mismo que es el padre se mis hijos, lo tuve frente a mí, un blanco fácil, cualquiera de mi equipo no lo hubiera pensado mucho tiempo, era la oportunidad perfecta para hacer mi trabajo, matar a dos pajaros de un tiro, tendríamos a Elsa y a Brentt, juntos, pero también pude haberlo matado y con ello el miedo constante que me carcome día con día al pensar en que me puede quitar a mi hija en cualquier momento. No lo hice, me perdí en sus malditos ojos verde esmeralda, los mismo que le heredó a nuestros hijos, el dolor de mi pecho no desaparece, solo me paralicé, todo por lo que trabajé estos años, todo por lo que estudié, se esfumó en segundos. Y ahora estoy aquí, queriendo matarme a mí misma, mientras limpiamos el lugar, lo que es el equivalente a revisar que no haya más personas en el edificio. Atrapamos a Elsa, eso es un gran logro del que todos habla
LYNETTEEl miedo no me paraliza, el miedo a que me hagan daño no es lo que me ha alimentado todo este tiempo para lograr llegar hasta donde estoy, sino, el miedo de que Brentt me quite a Rina como me quitó a Mael y a Malek, mis bebés. Y eso es lo que me congela por una fracción de segundo, como comprobé cuando estábamos en la camioneta, ella se da cuenta de todo y suelta una risotada mientras tira de manera dramática al suelo, el pasamontañas que me cubría el rostro. —Vamos, joder, ¿por qué no se ríen? —finge llorar de diversión—. Quien iba a decir que la grandiosa Lynette Finn, la ex esposa de mi marido, ahora está del lado de los buenos, no cabe duda que eres una traidora como se suele decir en la organización. Cierro los puños, reteniendo mis deseos por estamparle la cara contra el suelo. —Señora White —hablo por primera vez, empleando el mismo tono gélido y distante que uso cuando suelo interrogar a algún criminal de alto peligro—. Yo jamás estuve del lado de los malos, el lado