BRENTTUNAS HORAS ANTESTenso el cuerpo, siento que mis deseos asesinos van en aumento, haber puesto mi vida en peligro, o la de Lynette, hacen que la sangre me hierva. No solo está el hecho de que nada de esto tiene sentido, hay bajas, lo lamentable de la situación, es que todos ellos pertenecían a la gente más leal que podía tener. Y ahora me encuentro caminando en dirección del despacho, donde entro in pedir permiso, nadie me detiene, mi padre está sentado cerca de la chimenea, en cuanto sus ojos me miran, sonríe. No la clase de sonrisa con afecto que los padre suelen darte, sino, la clase que te hace temblar las piernas. —Brentt, hijo, ¿cómo te encuentras? —Cómo si no supieras lo que me espera, lo que ha pasado. Actúa tan bien, que apenas y me doy cuenta de que Lynette y yo somos los dos únicos que desconfiamos de todo, hoy casi la pierdo, eso no volverá a pasar. —No sé de qué hablas. —¿Hasta cuándo vas a seguir con la farsa? —me cruzo de brazos. Él debe de entender que co
BRENTTESCENA EXTRA ANTES DE LOS HECHOSSiento que las venas me van a estallar. Hay rabia en mi sistema al ver dormida a Lynette, siento que el aire se estabiliza a su alrededor, no debería estar acosando su sueño, pero no puedo ignorar el hecho de que se ve hermosa durmiendo, como un ángel, trago grueso, al notar que mi polla se endurece. Todo está a oscuras, a excepción de la lámpara que está sobre la mesilla de noche, a un costado de la cama, su luz tenue solo hace más luminosos sus rasgos finos de muñeca. Trae puesto un camisón de seda escotado, las líneas que resaltan sus pechos, hacen que sin poderlo evitar, saque mi polla y comience a masturbarme. Pensando en cómo serían las cosas si ella hubiera crecido bajo las leyes de la organización, si hubiera sido mujer de la mafia y no la dulce inocente que estuvo haciendo todo lo posible por salvarle la vida a su madre. Prestando su vientre para dar vida por dinero, y no por amor. ¿Qué pasaría si ella estuviera felizmente casada con
LYNETTEESCENA ANTES DE LOS HECHOSEl cansancio me quema las entrañas, si hago algo más, mis extremidades van a explotar, lo presiento. Saco las enormes bolsas negras y las arrojo hacia uno de los contenedores de basura, que se encuentran ubicados a un costado de la cafetería en la que trabajo. El frío comienza a hacerse más presente por la época. Navidad, no es algo que me emocione, debido a la escasa suerte que abunda en mi vida, mi madre se encuentra demasiado enferma con su asunto del corazón, como para estar pensando en celebrar algo. Al otro lado de la acera veo que está un pequeño niño vendiendo golosinas. Rebusco entre mis bolsillos con la intención de encontrar un par de monedas, reviso a mi alrededor, solo tardaré dos minutos en ir y venir, segura de que el bastardo de mi jefe no se tiene porque enterar, cruzo corriendo la avenida y llego hasta el pequeño, al parecer son bombones navideños. Le compro algunos y regreso, escondo la evidencia en mis bolsillos y entro, el cal
LYNETTE—Brentt —jadeo.Sus manos recorren cada espacio se mi piel, he perdido la noción del tiempo, no sé cuánto llevamos encerrados en la habitación, ha pasado una semana desde que me propuso ir en serio y he aceptado, ¿por qué negar esto? Ya no tiene caso que sigamos luchando por algo que tarde que temprano va a ocurrir, así que es mejor dejar las cosas claras en estos momentos. —Mía —repite.Cada día nos llevamos mejor, descubrí que si ambos lo intentamos, nos podemos sincronizar desde un punto en el que él puede deducir qué pienso, y yo voy conociendo sus gustos. Ha estado follándome como si no hubiera un mañana. Y ahora, en estos momentos, me mantiene en una posición de cuatro. Mis nalgas están calientes de tantas palmadas que me ha dado, por mis muslos se deslizan mis jugos mezclados con los suyos, entra y sale de mí, su profundidad es tal, que incluso aunque quisiera parar, ya no podría. Me tiene rendida a sus pies, lo sabe. Mañana es el día de nuestra boda por la ley crimi
BRENTTHORAS ANTES—¿Estás seguro del paso que vas a dar? —me pregunta Boris. Levanto la mirada, esta semana ha estado actuando extraño, es como si estuviera cuestionando todas mis acciones, cuando él solo es el maldito consejero, sigo sin poder confiar al cien en él, porque una parte de mí, sabe que de esa manera mantiene informado de todo a mi padre, quien al parecer, se está divirtiendo estando dentro de la orden. —¿A qué te refieres? —enarco una ceja con incredulidad. —Sabes de lo que hablo —se cruza de brazos. Una posición que suele usar cuando está pensando en algo, cuando algo le preocupa. —Ni siquiera con Ariella te casaste por la ley criminal —replica—. Esto no es un juego, es importante, debes pensar en todas las cosas que llevas en contra. —¿Cómo cuáles? —dejo caer mi espalda sobre el respaldo de mi silla. —Como el hecho de que la organización siga desconfiando de ella y la vea como una posible traidora a futuro. —Ella jamás me traicionará, y con eso basta. —Eres e
LYNETTENo comprendo qué es lo que pasa, por un segundo que parece ser una eternidad, me encerré en mis propios pensamientos, el pasado regresó y me dio miedo, esta vez es una clase de miedo distinta a la que había estado soportando, es como si mis demonios hubieran despertado y estén amenazando mi vida de nuevo. No, no me puede estar pasando esto, he luchado mucho para seguir con mi vida, para ser una persona distinta a la que era antes, lo estaba haciendo bien, hasta ahora, descubrieron mi secreto y ahora tengo que dar una explicación. —Lynette.La voz ronca de Brentt me devuelve a la realidad, la mía, sus ojos me cuestionan, no hace falta que diga algo, no hacen falta palabras para hacerme saber que esto es lo que está pasando, que esto… —Brentt… yo… —¡Asesina! —exclama Yara. —¿Qué? —pregunto confundida. —¡No te hagas la mosca muerta, ya sabemos que fuiste tú quien mató a Ariella! —grita Yara a todo pulmón. No sé de qué habla, yo no he matado a Ariella, yo ni siquiera la con
BRENTTHace años… Gotas de sudor recorren todo mi cuerpo, siento el imperioso deseo de terminar con esto, es placentero, al menos para mí, entro y salgo del cuerpo de Ariella, la mujer que amo, mi esposa, mi maldita esposa. Ella abre las piernas para recibir todo lo que tengo para ella, no obstante, hay algo que notó, y es que en su rostro no parece haber algún rastro de satisfacción. —Te amo —le susurro. Hace años que no cogíamos, no teníamos tiempo, y ahora, que prácticamente no tuvo más opción, parece que follo con una muñeca sin vida. Siento su rechazo. Ella piensa que no me doy cuenta, pero lo hago, cuando termino de eyacular dentro de ella, solo cierra las piernas, intento darle un beso en los labios, lo recibe con una sonrisa fingida. Pero no hay más, solo eso, un simple beso en los labios, casto y puro, no hay pasión, no hay amor, no hay nada, ¿por qué me aferro tanto? Porque la amo, esa es la realidad. —¿Todo bien? —le pregunto. Hago a un lado el cabello que se le pegó
LYNETTEMe levanté temprano, la puerta seguía abierta, lo que significa que sigo siendo una prisionera, después de llorar anoche y de pensar las cosas, me doy cuenta de que nada ha cambiado, la mala suerte me sigue a donde sea, incluso ahora, Brentt se niega a hablar conmigo, no me miró cuando todo sucedió. Era como si solo estuviera frente a los fantasmas de su pasado, mismos que lo atormentan. Por lo que me doy una ducha de agua caliente con la esperanza de que todo vuelva a la normalidad. La noticia de que aquella muerte en aquel accidente era de Ariella, hace que me sienta mucho peor. Observo mi reflejo, no me gusta lo que veo, frente a mí, hay una mujer cobarde, llena de miedos y de inseguridades. Mis ojos están inyectados en sangre, mis pupilas dilatadas, de pronto, siento las náuseas de nuevo, no he estado comiendo bien, e incluso me siento fatigada. Luego de vomitar durante lo que me parecen más de veinte minutos, salgo del baño, en cuanto lo hago, golpeo la puerta para que